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La visita de Bolsonaro a Macri entre las sombras de Cristina

En un contexto político particular, el presidente de Brasil visita Argentina
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07 de junio de 2019 a las 05:01

Nadie puede desconocer el rol que juegan Brasil y Argentina en el desarrollo de la región. Se trata de una relación estratégica basada en una amplia agenda de cooperación que va mucho más allá de los intensos intercambios comerciales. De hecho, desde la década del ochenta, las dos principales potencias de América del Sur, terminaron de ponerle un sello a su relación bilateral, la que comenzó con la firma de una serie de tratados bilaterales en diferentes áreas y culminó con la aprobación del Tratado de Asunción que constituyó el Mercosur.

De cualquier forma, los primeros pasos de la relación entre Bolsonaro y Macri no fueron en la línea de lo esperado, ya que, durante la campaña electoral, el ahora presidente de Brasil le otorgó escasa importancia a Argentina y al Mercosur, lo que por cierto preocupó especialmente al gobierno argentino que comenzó a reclamar mayor atención de parte de su socio principal. La situación no cambió sustancialmente en los primeros meses de la presidencia de Bolsonaro, ya que el presidente se acercó más a Chile, anunciando que su primera visita al exterior sería a dicho país, lo que rompió con una tradición histórica de la política exterior brasileña. Esta decisión no pasó desapercibida para Argentina y derivó en que Macri no participó de la ceremonia de asunción del presidente de Brasil en enero de 2019. Además, el propio Ministro de Hacienda de Brasil, Paulo Guedes, llegó a plantear expresamente que la prioridad de Brasil era el mundo, no Argentina ni el Mercosur.

Las tensas relaciones bilaterales comenzaron a encauzarse a partir de la visita de Macri a Brasil, el 15 de enero de este año, donde los dos mandatarios se mostraron más cercanos y repasaron sus intereses comunes en asuntos como el Mercosur, el crimen organizado, la cooperación industrial, defensa, los proyectos de energía y las posiciones en política exterior, entre otros temas. En cuanto al Mercosur, si bien Bolsonaro y su equipo de gobierno volvieron a sostener que el bloque debería implementar algunos cambios, como por ejemplo la baja de su arancel externo común, las posiciones del gobierno norteño sobre el futuro del bloque fueron un poco más cautas, incluso apoyando la continuidad de las negociaciones con la Unión Europea, hoy próximas a cerrarse de acuerdo a la opinión de las autoridades.

Independientemente del mencionado acercamiento, los temas de fondo de la relación bilateral siguieron sin resolverse en los primeros meses del año, especialmente porque la popularidad inicial de Bolsonaro no fue la esperada, con algunas dificultades para emprender las reformas estructurales prometidas, pero también por el acelerado debilitamiento económico de las dos economías. A esta situación, se le debe agregar la complicada situación política que atraviesa Argentina, con un panorama electoral agitado e incierto, debido a la vuelta de la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner al ruedo político.

Los fantasmas de una posible vuelta del kirchnerismo al poder, marcaron la agenda previa de la visita de Bolsonaro a Argentina, la que contó con una misión de avanzada a cargo del hijo del presidente de Brasil y con varias declaraciones de Bolsonaro respecto a las implicancias del posible retorno de CFK al poder. 

Tras la visita presidencial, además de avances en la cargada agenda bilateral y de posibles nuevas estrategias respecto a la crisis en Venezuela, se espera una mayor claridad de Brasil en relación al futuro del Mercosur, justo unos días antes de la realización de la Cumbre del bloque a realizarse en Santa Fe y en donde Brasil asumirá la presidencia por un período de seis meses. Parece claro que el bloque va hacia una revisión del arancel externo común, un enfoque más bilateral en las posibles nuevas negociaciones externas, un menor nivel de burocracia institucional y el fomento de un espacio de comercio con una lógica más pragmática, flexible y sectorial a la hora de implementar políticas nacionales. Por cierto, propuestas que en casi todos los casos podrían favorecer a Uruguay.

La relación de Brasil con Argentina y el futuro del Mercosur, no es ajeno a los efectos de la guerra comercial desatada por Trump, a las coincidencias del presidente de Brasil con la política exterior estadounidense o a su interés en profundizar la relación comercial con la primera potencia mundial, pero tampoco lo es al escenario político argentino. En ese sentido, Bolsonaro busca contar con un seguro que le permita actuar libremente en caso de ser necesario, política que también está siendo seguida por muchas otras economías a nivel internacional.

En definitiva, parece ser que las sombras de Cristina, potenciaron una relación que necesitaba de un nuevo impulso, especialmente a la hora de definir cuál será la agenda regional entre dos socios estratégicos en temas tan centrales como el Mercosur. La reacción es entendible y justificada si se tiene en cuenta las posiciones de la expresidenta argentina en política exterior, las que no solo afectaron la inserción de Argentina en el mundo, sino también la relación con sus vecinos más próximos, olvidando los canales de cooperación e implementando una estrategia de confrontación basada en una lógica de absurda competencia. 

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