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Larrañaga, votar, un churrasco y regresar

El líder de Alianza Nacional se refirió al diferendo con el gobierno por la cadena y dijo que "es una reacción antidemocrática"
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30 de junio de 2019 a las 17:27

Por Pedro Dutour

“Siempre hemos luchado y siempre es posible clavar una pica en Flandes”. Jorge Larrañaga, con su habitual impronta campechana, sacaba a relucir ante la prensa una expresión antigua surgida en los tiempos de la guerra de Flandes en los siglos XVI y XVII y utilizada para indicar que se aborda algo muy complicado y cuesta arriba. 

Con esa realidad de remarla desde atrás y de intentar remontar una interna difícil en el Partido Nacional, según las encuestas, el precandidato y líder de Alianza Nacional acudió ayer a votar al liceo N° 5 de Paysandú, donde ha sufragado en las últimas elecciones. Y, al igual que esas veces, se presentó cerca del mediodía. 

A las 11.04, cruzó la calle Silván Fernández de la capital sanducera para ingresar al centro educativo, pero antes saludó una decena de personas, entre ellas sus dos sobrinas Carolina y Victoria, con las que quiso llegar abrazado hasta donde estaban apostados los periodistas a la espera de la nota de rigor. También esperaba un puñado de militantes nacionalistas. Y largó con notorio orgullo: “¿Quién tiene a las sobrinas más lindas?”. 

“Hemos tenido una larga lucha en nuestra vida y nos hemos desplegado con honor, dignidad, esfuerzo y sacrificio. Acá estamos en esta Heroica que tanto quiero, en mi pago, con mi gente y con mis sentimientos”, indicó también a los medios el exintendente de Paysandú. 

Bajo el cielo encapotado y una mañana bastante fría y húmeda, con una leve brisa que invitaba más entrar al recinto que quedarse en la vereda, Larrañaga respondió al asunto que lo tiene en el medio de la tormenta desde el sábado: la famosa cadena sobre el plebiscito de la reforma en seguridad y las idas y vueltas sobre si el presidente Tabaré Vázquez firmó o no una carta, y sobre la verdadera postura al respecto de Presidencia. 

“Cómo no va a firmar, ahora lo desconoce. Dice que otorga la cadena para el día siguiente al 30 de junio y, si aún no me afectó el aire de la madrugada, eso es el 1° de julio. Recibimos la carta y firmada por el presidente”, aseveró y remarcó que es “inadmisible” que se los presione de esa manera.  

“No hay que utilizar el poder de la forma que se lo utiliza. Esto es una reacción antidemocrática. Ahora (Vázquez) se desdijo, cambió de posición y están manejando otra fecha”, continuó siguiendo el hilo de los últimos acontecimientos. 

“La semana que viene no vamos a usar (la cadena) de la forma que se pretende. Esto no es faltarle el respeto a mí, a mí no me importa nada, yo voy a pasar; importan las más de 400 mil personas, las que firmaron y las que no firmaron. La cadena no le pertenece al señor presidente”, concluyó. 

Con más saludos en el camino al ingreso –incluido cronistas, camarógrafos y fotógrafos-, y antes que un simpatizante le regalara una boina con los colores del Partido Nacional, Larrañaga pudo por fin acercarse al circuito correspondiente para votar, el 9, en medio de más besos y abrazos con personas que se encontraban dentro del liceo 5 sanducero. 

Tras pasar por el cuarto secreto, como buen conocedor de estos menesteres posó para las cámaras antes de introducir el sobre con su voto en la urna. Primero mirando para un lado, luego para el otro, cuando se permitió bromear con un periodista de Salto que le pidió que estuviera más tiempo con el sobre en mano. “Ese es de Salto, tenía que ser”, dijo para risas de todos los presentes. Y con la frase “se fue la barca”, cayó el voto de Larrañaga en la urna. 

El precandidato nacionalista siguió estrechando manos –dio más notas, entre ellos a un estudiante de periodismo de la Udelar- y recién volvió a la calle casi media hora después de ingresar. En la vereda, más entrevistas, y recibió el saludo de una señora con un “Jorge ¿cómo andás?”, y la respuesta del político: “Vos estás desabrigada”. Enseguida un señor se le pegó a él y conversaron entre susurros unos minutos. 

Larrañaga, que estaba desde el sábado por la noche en Paysandú, siempre fue seguido de cerca por sus sobrinas, hijas de una hermana, hasta que a las 11.42 se subió a un auto Nissan Versa rojo y se marchó con la idea de “comer algún churrasco” antes de emprender el regreso a Montevideo. En la capital seguirá el escrutinio desde el hotel Columbia. Con la esperanza de meter la pica en Flandes que pudiera revertir un partido muy complicado. 
 

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