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Las bandas armadas se adueñaron del país más pobre y postergado de América
Cuatro días de verdaderas batallas campales entre bandas rivales de delincuentes han dejado como resultado docenas de muertos en Port-au-Prince, uno de los brotes más sanguinarios en la ola de violencia creciente que vive la capital de Haití.
De acuerdo con un informe brindado por Jean Hislain Frederick, vicealcalde de Cité Soleil, un distrito de Port-au-Prince, los enfrentamientos comenzaron el viernes entre dos bandas rivales en los que al menos 50 personas fueron asesinadas y otras tantas resultaron heridas.
La organización Médicos sin Fronteras afirma que miles de personas están atrapadas en Cite Soleil en medio de la violencia sin agua, comida ni atención médica y llamó a otras organizaciones humanitarias a colaborar en la ayuda de los habitantes.
El doctor Mumuza Muhindo, encargado de la misión de Médicos sin Fronteras en Haití, dijo que en un barrio llamado Brooklyn encontraron cuerpos en la calle en estado de descomposición o quemándose que podrían haber sido miembros de alguna de las bandas rivales o simplemente gente que estaba huyendo de los enfrentamientos. Según Muhindo, es casi imposible estimar cuánta gente ha muerto.
Las bandas enfrentadas son conocidas como G9 y G-Pep. La primera es una alianza de grupos también conocida como G9 family y aliados, dirigida por Jimmy Cherizier, un exoficial de policía, apodado “Barbecue”.
Cherizier está ligado a otras masacres en el pasado y se cree que su banda estaba aliada con el partido del asesinado presidente Jovenel Moise.
La banda rival, G-Pep, surgió y creció en Cite Soleil, en alianza con otros grupos armados de los alrededores de la capital haitiana.
La violencia se desparrama en un país castigado por una inflación del 26%, escasez de comida y combustibles y un empeoramiento de la inseguridad en las calles.
El Programa mundial para la alimentación (WFO) alertó el martes sobre el hambre que se extiende en Haití por medio del director de la agencia en el país, Jean-Martin Bauer, en una conferencia con corresponsales de la ONU en la que expresó que 1.3 millones de haitianos del Noroeste y sectores del Sur del país están a un paso de la hambruna.
El personal de WFP debe recurrir a ferrys y aviones para transportar comida y ayuda humanitaria porque las bandas de criminales bloquean rutas y atacan los camiones.
El impacto principal de las dificultades de abastecimiento de alimentos se da en la capital haitiana donde se calcula que afecta a más de un millón de personas. Los bloqueos de rutas han separado a la capital de otros puntos del país, como la península sudeste del país donde 3.8 millones están aisladas de Port-au-Prince.
La violencia en Haití, que ha recrudecido desde el asesinato, el año pasado, del presidente Jovenel Moise, ha afectado gravemente los derechos humanos básicos de la población, docenas de escuelas y centros médicos. Los comercios y los mercados permanecen cerrados y la gente lucha por conseguir productos básicos como agua, comida y medicinas, según lo expresado a mediados de mayo por la alta comisionada de la ONU para los derechos humanos, Michelle Bachelet.
Mientras la violencia y el hambre acechan, la situación política en el país sigue en un impasse ocasionado por las demoras en llamar a elecciones presidenciales y legislativas por parte del primer ministro Ariel Henry que se hizo cargo de la presidencia luego del asesinato de Moise.
(Con material de agencias)
