Peñarol se prepara para la revancha del jueves contra Nacional al que recibirá a la hora 21:30 en el Campeón del Siglo por los octavos de final de la Copa Sudamericana tras haber ganado 2 a 1 en el partido de ida, en el Gran Parque Central.
¿Qué tiene que hacer Peñarol para abrochar la serie? ¿Tiene aspectos del juego por mejorar pese a haber sido neto dominador en el partido de ida? ¿O la serie ya está cerrada porque Nacional está obligado a ganar por dos goles?
Teniendo en cuenta el antecedente cercano del clásico de la novena fecha del Torneo Apertura, en el que Nacional ganó 2 a 0, y en lo mal que planteó y ejecutó el partido el tricolor en la ida perdiendo solo por un gol, queda claramente demostrado que la serie no está cerrada.
Nacional necesita ganar 2-1 para forzar los penales, vencer por dos o más goles para clasificar o ganar por un gol marcando al menos tres goles (3-2, 4-3...) para terminar como vencedor de la serie.
En función de ello y los antecedentes inmediatos, estos son los cinco ajustes que debe hacer Peñarol para el partido.
Jugando mucho mejor, Peñarol ganó solo 2 a 1 en la ida. Jugando a nada, Nacional le generó tres chances claras de gol y le anotó en el tiempo agregado mediante un cabezazo de Gonzalo Bergessio.
El equipo de Mauricio Larriera tiene que ser inteligente para no tomar un gol rápido, porque eso le dejará a Nacional mucho tiempo para trabajar por el segundo tanto y lo liberará de presiones.
Pero también tiene que manejar los tiempos del partido. En el clásico del Apertura tomó dos goles en la recta final del juego. En el Intermedio 2019, perdió 3 a 0: hay antecedentes frescos que indican que la ventaja no es determinante.
¿Debe Peñarol cambiar la postura con la que jugó el primer clásico? No. Nacional lo hizo y le salió muy caro.
El equipo de Mauricio Larriera tiene una identidad de juego definida y saca lo mejor de sí cuando propone, va al frente, amplía el frente de ataque y es profundo por banda con las asociaciones que genera por afuera con la subida de los laterales y la presencia de los extremos.
A ellos se les suma todo lo que generan con pelota en la zona interior Walter Gargano y Pablo Ceppelini y como sale a jugar de espaldas Agustín Álvarez Martínez.
Si Peñarol renuncia a su juego para cuidar la ventaja puede meterse solo en problemas y hacer crecer a Nacional, tal como lo hizo el tricolor en el partido de ida.
La sanidad trabaja en la recuperación de Joaquín Piquerez, por un esguince de tobillo. Pero se estima que llegará sin problemas. Así, el equipo volverá a jugar con Kevin Dawson; Giovanni González, Fabricio Formiliano, Gary Kagelmacher, Piquerez; Jesús Trindade; Agustín Canobbio, Pablo Ceppelini, Walter Gargano, Facundo Torres; Agustín Álvarez Martínez.
Es indispensable que Peñarol siga mejorando en faz defensiva. Ya lo hizo en el partido anterior radiando por completo del juego a Brian Ocampo.
Sin embargo, le generaron tres situaciones claras de gol. La primera, a los 38 minutos del primer tiempo por una jugada que clarificó Gabriel Neves con un gran caño, lo que le permitió soltar a Camilo Cándido por única vez por izquierda. Este tiró un centro, Bergessio pivoteó y asistió a Joaquín Trasante y este, llegando de frente, remató contra un palo. Kevin Dawson salvó porque el remate no fue lo suficientemente potente. Fue, por lejos, la mejor jugada de Nacional en el partido.
En el arranque del complemente, Felipe Carballo asistió a Bergessio y este pudo girar en el área y rematar de media vuelta, superando la marca de Fabricio Formiliano. En tiempo agregado, Giovanni González no despejó una pelota por derecha, Felipe Carballo sacó un buen centro y Bergessio cabeceó prácticamente de espaldas al arco para vencer a Dawson ganándole por arriba a Gary Kagelmacher.
Es decir que, con poco juego colectivo, Nacional le generó problemas a una de las mejores versiones de Peñarol en la era Larriera (la otra fue el 4-0 a Corinthians en la fase de grupos de la Sudamericana, en el Campeón del Siglo).
También hubo fallos puntuales en el clásico del Apertura: Juan Acosta perdió en el mano a mano con Ocampo y nadie le cuidó las espaldas; Carlos Rodríguez falló contra Cándido en el segundo.
Eso sí, el equipo mejoró mucho en la pelota quieta. Los cinco córners que le tiraron los defendió bien y en ataque generó tres chances de gol claras por esa vía.
El resultado final del clásico de ida no reflejó el trámite del partido por dos razones.
En primer lugar, porque a partir de una posesión de pelota marcadamente superior a su rival, este Peñarol no siempre logra generar chances de gol claras y cuando las genera no es eficaz en una proporción acorde a las situaciones generadas.
Es algo que le costó en el Apertura perder una buena cantidad de puntos. Es algo que en el clásico del Apertura le costó el partido.
En la ida lo logró con Ocampo y lo volvió a hacer con Neves (como en el Apertura) pero esa vez quedó en el debe con Bergessio.
Esto quiere decir que jugando bien, mal o regular, este Nacional tiene individualidades capaces de generar daño y desequilibrio.
Pablo Ceppelini jugó dos clásicos de una aplicación táctica tremenda para limitar la iniciación de juego de Nacional. Kagelmacher anuló a Bergessio por completo en el Apertura. Con Ocampo, se hizo un trabajo colectivo muy bueno en 180 minutos (Apertura e ida Sudamericana), pero un descuido le costó un gol.
Concentración máxima durante 90 minutos será así una de las claves determinantes para que Peñarol se meta en cuartos de final de la Copa Sudamericana.
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