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Las encuestadoras incorporan cambios para minimizar errores en 2019
"Esta ha sido la derrota profesional más dura de toda mi carrera”. La frase, pronunciada por el politólogo y director de la consultora Cifra, el fallecido Luis Eduardo González, tres días después de las elecciones nacionales de 2014, resume la actuación de la mayoría de las encuestadoras en la última contienda electoral. En esos días, el director de Equipos, el sociólogo Ignacio Zuasnabar dijo que los errores cometidos (una subestimación de los votos del Frente Amplio y una sobreestimación de los votos colorados) los llevaban a “hacer una reflexión profunda” sobre sus métodos, revisar los procesos de trabajo “para evitar que estas cosas continúen profundizándose en el futuro”.
A medida que se acercan las elecciones, las encuestadoras pasan a cumplir un rol cada vez más central. Los canales de televisión abierta utilizan sus servicios y las estimaciones electorales se difunden en forma exclusiva en los noticieros centrales. Además, los datos de intención de voto son utilizados por los politólogos para realizar sus análisis previos y los políticos pagan informes detallados que son una de las guías en la campaña electoral.
¿Qué cambios metodológicos han implementado? ¿Cuál es la observación que realizan del electorado uruguayo? ¿Qué tanto ha cambiado en los últimos cinco años? El Observador consultó a los principales referentes de las encuestadoras para conocer cómo se preparan para la próxima campaña electoral.
El director de la consultora Factum, Eduardo Bottinelli, dijo que cada ciclo electoral lleva una preparación y que el trabajo “no se detiene por más que la relevancia aparezca cada cinco años”. El sociólogo señaló que en los últimos años hubo “muchos cambios tecnológicos y de comportamiento”, lo cual implica “desafíos”. Como ejemplo, puso el hecho de que “casi ninguna” encuestadora repita la forma en la que hace los relevamientos, cuando hace veinte años era “obvio” que las encuestas eran cara a cara.
De acuerdo a las consultas realizadas por El Observador, la mayoría utiliza encuestas telefónicas (pueden ser fijos o celulares) y está comenzando a hacer relevamientos online, aunque todos coinciden en que estos últimos subrepresentan a algunos sectores de la población y sobrerrepresentan a otros. Solo una encuestadora mantiene las entrevistas cara a cara.
En el caso de Factum, el tamaño muestral es de poco más de 1.000 casos, de los cuales la mitad son por telefonía fija y la mitad por celular. “Las primeras pruebas con esta metodología mixta fueron en 2014, sobre el final de las elecciones y nos permitió detectar el crecimiento sobre el final del Frente Amplio. Esta fórmula es la que vamos a usar, salvo que surja algo muy extraño o rápido. Es la que nos permite la mejor cobertura geográfica, generacional y de género de la población”.
Cifra también utilizará esta metodología para las próximas elecciones. Su directora, la socióloga Mariana Pomiés, dijo que combinan las herramientas en función de los públicos y destacó que los jóvenes utilizan más los celulares, mientras que a los mayores se los ubica en el teléfono fijo.
En tanto, la consultora Opción no utiliza las llamadas a teléfonos fijos y su marco muestral se compone únicamente de celulares. “Ninguna técnica es perfecta, el asunto puede ser debatible y es el momento de más diversidad metodológica. Tuvimos una muy buena proximidad con los resultados finales de las elecciones pasadas y consideramos que las circunstancias siguen siendo tales para continuar con este método. No se trata de ser ortodoxos porque sí, el objetivo es representar al electorado uruguayo de la forma más fidedigna”, manifestó su director, el sociólogo Rafael Porzecanski.
Por su parte, Equipos es la única que continúa utilizando las encuestas cara a cara. Zuasnabar explicó que tienen un “sistema regulado” que se realiza cada dos meses, a lo que se suman encuestas telefónicas “cada un mes” y online. Para evitar repetir errores, Equipos duplicó su muestra pasando de 700 casos a 1.400, principalmente para indagar en profundidad sobre la situación interna de los partidos políticos, donde existe una mayor volatilidad del electorado. “La gente puede cambiar de preferencia de candidato dentro de un partido”, dijo.
En el caso de Opción, la encuesta trimestral de intención de voto es de unos 800 casos y “es muy posible” que la incrementen para el año que viene. La encuestadora también incrementa su muestra cuando indaga sobre la interna de cada partido. Porzecanski explicó que “la interna colorada tiene interés público, pero es una submuestra chica de votantes. Si querés tener un buen análisis vas a necesitar más casos”.
Baja volatilidad e imposibilidad de que surja un Bolsonaro
Pese a las estimaciones previas, en las elecciones de 2014 hubo la menor volatilidad “extra partido”. Es decir que la mayoría de los votantes repitieron su voto, debido a la “fortaleza del sistema de partidos”, en palabras de Zuasnabar. “Uruguay no es Brasil, las identificaciones partidarias son más fuertes y la fidelidad del voto es mayor. Inclusive hoy, donde el contexto parece cambiante, el 70% votaría lo mismo que las elecciones pasadas”, dijo Porzecanski, mientras que el director de Equipos dijo que sería “impensable” que un partido “caiga o crezca 30 puntos en una campaña electoral”. “No hay posibilidad de que surja un Bolsonaro, la gente está menos contenta con la política pero tenemos un sistema de partidos fuerte”, agregó.
Bottinelli se mostró de acuerdo con sus colegas, pero dijo que la dificultad para las encuestadoras radica en que la volatilidad es “más rápida”. “Casi todas las encuestas en Uruguay muestran estabilidad, pero lo que hay son pequeños cambios y sobre el final, que pueden incidir fuertemente” en los resultados de la elección. En la misma línea opinó Pomiés, quien dijo que “la intención de voto en grupos pequeños puede cambiar una elección” cuando es reñida. “Eso implica ser muy cuidadoso con la interpretación de los resultados y a veces se le pide la bola mágica a las encuestadoras”, señaló.
La socióloga dijo que hasta ahora los uruguayos se han ido a dormir sabiendo quién es el ganador de las elecciones, pero que no sabe si esto volverá a ocurrir en 2019, donde se anuncia una segunda vuelta “más pareja”. “Hasta ahora las segundas vueltas han sido con un margen suficiente”, resumió.
Para contrarrestar estos cambios, las empresas trabajan sobre las técnicas de recolección de datos aunque reconocen que es una “fotografía” del momento. “Hay cosas que las encuestas no van a recoger. Ninguna que se pueda publicar va a registrar los últimos movimientos”, sentenció Bottinelli.
El “sesgo” en internet
La propagación de internet en todo el país es señalada como una virtud por los analistas aunque ninguna de las encuestadoras utilizará los datos que allí recoge para medir la intención de voto. Bottinelli destacó que permite recolectar información más rápido, pero “esconde incertidumbres” ya que es de “auto-selección”. Cifra utiliza los datos como un “contralor” porque reconoce que tienen un “sesgo muy grande”. “Tengo grupos muy subrepresentados y sobrerepresentados, por ejemplo los menos educados y los mayores responden menos a encuestas por internet”, señaló Pomiés.
Zuasnabar reconoció que “un desafío distinto” en 2019 será la “difusión pública de los resultados” y se mostró alerta por la “filtración de información” como “encuestas parciales” encargadas por los políticos, las cuales podrían generar un “daño en el público”.
Por último, el director de Equipos destacó la incorporación de estudios cualitativos “con mirada antropológica”, los cuales les están dando “muy buenos resultados en materia de investigación con un enfoque original” y que serán utilizados “muy fuertemente el año que viene”.
