Las fuerzas de seguridad iraníes dispararon contra los manifestantes y mataron a decenas de personas la semana pasada en Zahedán, una ciudad de la provincia de Sistán Baluchistán, en el sudeste de Irán, en momentos en que el país está sacudido por una ola de protestasdesde la muerte de MahsaAmini, la joven de 22 años de origen kurdo que falleció tres días después de su detención por violar el estricto código de vestimenta de la República Islámica que obliga a las mujeres a llevar el velo.
Los medios de comunicación cercanos al poder iraní describieron los enfrentamientos de Zahedá, que comenzaron el 30 de septiembre después de la oración del viernes, como un "incidente terrorista" dirigido contra una comisaría de la policía, lo que según la versión oficial produjo muerte de cinco miembros de la Guardia Revolucionaria, el ejército ideológico de la teocracia que gobiernael país.
Por su parte, las onegés que siguen desde el país y del exterior la ola de protestas calificaron el hecho como el “viernes sangriento de Zahedán" al denunciar que las fuerzas de seguridad "reprimieron con sangre" la manifestación que estalló después de las oraciones, al tiempo que difundieron imágenes de heridos de bala, situación que adjudicaron a la política de discriminación y represión que lleva adelante Teherán en la región.
Los enfrentamientostuvieron lugar en Zahedán, la principal ciudad de la provincia de Sistán Baluchistán, en el sudeste y cercanaa las fronteras con Afganistán y Pakistán, una de las regiones más pobres y hogar de la minoría baluchi, que en su mayoría adhiere al islam sunita y no al chiísmo dominante en Irán.
Lasonegésdenuncian desde hace mucho tiempo que la región es víctima de discriminación por parte del poder religioso chiíta, con un número desproporcionado de baluchis muertos en enfrentamientos con las fuerzas del orden cada año, o condenados y ejecutados por los tribunales militares. Según Amnistía Internacional, en 2021 al menos 19% de todos los condenados a muerte eran miembros de la minoría étnica baluchi, que representa 5% de la población iraní.
Los enfrentamientos se produjeron en un creciente clima de tensión por la ola de protestas que se registran en todo el país tras la detención y muerte de MahsaAmini, cuando se encontraba bajo custodia de la Gasht-e-Ershad, las "patrullas de orientación", más conocidas como "policía de la moral
Según la ONG Iran Human Rights, las manifestaciones de Zahedán se desencadenaron por las acusaciones contra un jefe de policía de la ciudad portuaria de Chabahar, también en la provincia de Sistán Baluchistán,que violó a una adolescente de 15 años perteneciente a la minoría sunita. La acusación fue hecha pública por el responsable de la oración del viernes en la ciudad de Rask, al sur de Zahedán, provocando protestas que luego se extendieron a la principal ciudad de la región.
Según explicó a la agencia de noticias AFP Abdolá Aref, director de la ONG BaluchActivistsCampaign, tras la denuncia pública los manifestantes se dirigieron a la comisaría para pedir justicia, gritar consignas contra el líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei, y lanzar piedras. Situación ante la cual las fuerzas de seguridad respondieron abriendo fuego.
“Muchas personas fueron abatidas por francotiradores, incluidas personas que no habían participado en las manifestaciones", detalló Aref, quien señaló que la brutal represión avivó las protestas, que se extendieron por toda la ciudad y contra otras comisarías.
De acuerdo con Amnesy International, al menos 66 personas fueron abatidas, entre ellas niños, y cientos resultaron heridas, al tiempo que otras 16 personas perdieron la vida en incidentes separados. Los informes aseguran, además, que muchos de los heridos no recibieron ayuda médica, debido a la escasez de sangre, vendas y otros suministros, al tiempo que “muchos otros no fueron al hospital local por temor a ser detenidas”, afirmó Aref.
Según la ONG BaluchActivistsCampaign, la situación en Zahedán regresó a la calma, aunque es posible que se produzcan nuevas manifestaciones después de la oración de este viernes en un contexto en el que numerosas integrantes de la minoría baluchi fueron detenidos durante las operaciones de represión posteriores a las protestas, aunque se desconoce el número exacto.
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