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Las nuevas formas de resistencia palestina en Cisjordania

Al calor del vacío político originado en la pérdida de popularidad de la Autoridad Palestina, nuevas facciones de combatientes jóvenes se organizan para enfrentar a las fuerzas israelíes.
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15 de septiembre de 2022 a las 16:38

Las incursiones israelíes en las localidades de Jenin y Nablus, en Cisjordania, han ido en aumento desde el año pasado en el marco de una campaña llamada “Frenar la ola” (Brake the Wave), destinada a contener la acción de grupos armados palestinos pertenecientes a la Jihad islámica Palestina (PIJ), las brigadas al-Quds y las brigadas Mártires al-Aqsa de Fatah.

La campaña busca, mediante arrestos masivos y eliminaciones físicas en las dos ciudades norteñas de la ribera Oeste, cortar de raíz con el crecimiento cada vez mejor organizado de la resistencia palestina surgida a partir de los enfrentamientos de mayo de 2021 en el Este ocupado de Jerusalem que se continuaron con los ataques israelíes en Gaza.

La campaña israelí comenzó poco después de una ola de ataques palestinos que causaron 19 muertos en Israel entre marzo y mayo de este año y tuvo su pico máximo en el asalto de tres días a la franja de Gaza en el que resultaron muertos 49 palestinos, 17 niños entre ellos.

En Jenin opera un grupo llamado Brigadas de Jenin que está llevando a cabo acciones puntuales como tiroteos contra puestos de control y enfrentamientos durante las incursiones y allanamientos.

El grupo, que es apoyado por la Jihad palestina y cuenta también con miembros de Hamas, Fatag y el Frente popular para la liberación de Palestina (FPLP) surgió en setiembre de 2021 para proteger a seis palestinos que se habían evadido de una cárcel israelí.

En mayo de este año en Nablus, al norte de Cisjordania se formó otro grupo que se autodenominó Brigada Nablus y en junio se formó la brigada Tubas.

El líder de la resistencia en Nablus era un joven de 19 años llamado Ibrahim al Nabulsi, de la Brigada Mártires de al-Aqsa, que fue muerto por fuerza israelíes en agosto, pero se ha transformado en una figura emblemática para la nueva generación de jóvenes militantes palestinos que actúan sin la órdenes ni lineamientos de los grupos armados tradicionales y cuyo accionar preocupa al ejército israelí, por lo que su objetivo es suprimir su crecimiento cuanto antes.

Para el analista Istmat Mansour, el peligro que representa para Israel la presencia de estos grupos no radica tanto en su actual capacidad operativa, que es muy limitada, sino en la perspectiva de su extensión, ya que los choques armados y acciones de hostigamiento que protagonizan empezaron en Jenin, se propagaron a Nablus y hoy ya se verifican choques armados en Ramallah. Todo esto ocurre sin que la autoridad palestina tenga ningún control sobre la situación.

Según Mansur, la táctica israelí para enfrentar a estos grupos es “minar la capacidad de resistencia, mantenerlos a la defensiva y eliminar el mayor número posible de sus miembros en operaciones quirúrgicas, utilizando pequeños grupos actuando en forma encubierta”.

Uno de los principales catalizadores del fenómeno de crecimiento de estos grupos resistentes en Cisjordania es la caída vertical de la popularidad de Al Fatah, que encabeza el gobierno de la Autoridad Palestina y colabora con Israel en la persecución de los militantes no alineados con su política.

Conscientes de esa falta de popularidad y autoridad, Israel ha intentado colaborar en su restauración mediante cierto apoyo económico y el alivio de algunas restricciones con el objetivo de quitarle apoyo a su competidor Hamas, pero esas iniciativas no han tenido resultado.

La Autoridad Palestina ha condenado los ataques contra Israel y colabora con sus autoridades en temas de seguridad, lo que ha llevado a muchos de quienes formaban parte de Fatah en Jenin y Nablus a una “rebelión” en el seno de esa organización para iniciar su propio camino de resistencia.

Jamal Hweil, un líder de Fatah, ex combatiente de su brazo armado que vive en un campo de refugiados en Jenin le dijo a Al Jazeera que la falta de una orientación política dirigida a poner fin a la ocupación israelí ha llevado a muchos jóvenes a “tomar el asunto en sus propias manos”. 

“El presidente Abbas no quiere que sea disparada ni una bala contra la ocupación, pero ¿qué nos ofrece la ocupación”? se pregunta Hweil, y afirma que la juventud comienza a dar pasos para “defender a nuestro pueblo y nuestra tierra en Jenin, no atacar sino defender”.

Para Hweil y otros dirigentes y miembros de los nuevos grupos de resistencia palestinos, lo principal es la unidad nacional que existe en los campos de refugiados entre los distintos partidos y agrupaciones políticas más allá, incluso, de los aspectos militares.

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