La semifinal entre Argentina y Croacia dejó un par de jugadas polémicas que tuvo que definir el árbitro italiano Daniele Orsato.
En realidad, todo el primer gol de Argentina estuvo enmarcado en un par de incidencias que dejaron dudas.
Todo empezó en el área de Argentina cuando Ivan Perisic recibió solo por izquierda en una acción donde Croacia fijó juego por derecha y generó espacio en el flanco opuesto. Ahí apareció el extremo Perisic que invadió en diagonal y remató al arco.
La trayectoria de la pelota dio la impresión de que rebotó en un jugador argentino porque el balón cayó llovido sobre el techo del arco de Emiliano Martínez.
Perisic protestó encendidamente pero Orsato se mostró muy firme en su sentencia.
La única repetición que mostró la TV, raro porque nunca dejó en claro el por qué de las insistentes protestas de Perisic, fue de un plano lateral y nunca dejó en claro si el balón tocó o no al defensor argentino que intentó bloquear el remate.
En la reposición, inmediatamente, llegó el penal de Dominik Livakovic sobre Julián Álvarez.
¿Fue bien cobrado? Sí, fue bien cobrado.
Si bien Álvarez define la jugada y no intenta eludir al golero ni ir a buscar la pelota tras su toque, el golero se lo lleva puesto y nunca juega la pelota. Lo topa, lo lleva puesto y por más que un defensor llegó a despejar el balón el contacto ameritaba cobrar la infracción.
Esto forma parte de las orientaciones que desde hace años los jueces reciben de parte de las estructuras arbitrales de FIFA donde claramente se buscaron atrapar más conductas punibles en las áreas como las manos y la mayoría de los contactos de los defensores.
De hecho, los italianos Massimiliano Irrati y Paolo Valeri, quien atendieron el juego en el VAR ni siquiera le hicieron revisar la jugada a Orsato quien mostró dos tarjetas amarillas.
Una fue por protestar, a Mateo Kovacic.
La otra fue al golero. ¿Estuvo bien mostrada? También. Si bien Livakovic cortó una situación manifiesta de gol desde 2016 ya no aplica para estas incidencias la regla del triple castigo (falta, penal y expulsión) sino que el castigo disciplinario se atempera un grado: si hay situación manifiesta de gol (en jugadas en el área, no afuera de la misma) la sanción se baja de roja a amarilla. Si hay ataque prometedor (no era el caso de esta jugada) en vez de amarilla el jugador queda sin sanción de tarjeta.
En el segundo tiempo Orsato condujo bien el juego y mostró amarillas bien sacadas a jugadores argentinos (Cristian Romero y Nicolás Otamendi) por faltas de atrás.
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