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Leé o volvé a mirar el discurso completo de Luis Lacalle Pou acá

Tras jurar, el presidente de la República dio su discurso ante la Asamblea General en el Parlamento
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01 de marzo de 2020 a las 18:38

Señora presidente de la Asamblea General, Beatriz Argimon, señor expresidente de la República y senador, Julio María Sanguinetti, señor expresidente y senador, José Mujica, señor expresidente y querido padre, Luis Alberto Lacalle Herrera.

Señora presidente de la Suprema Corte de Justicia, jefes de estados de países amigos, a los cuales agradezco que nos estén aquí acompañando. Delegaciones oficiales de todos los países presentes, legisladores, autoridades del poder judicial, militares y religiosos.

Querida familia, madre, hermanos. Loli, Luis, Violeta y Manuel, fuentes de amor y sostén permanente.

Amigos y amigas uruguayos, todos, en cualquier ciudad, en cualquier pueblo y en el medio de la campaña.

Por séptima vez consecutiva el Uruguay se presta a vivir un cambio de mando entre dos presidentes electos por el pueblo.

Los ocho presidente de la vuelta a la democracia han cumplido su mandato. Tres partidos políticos distintos se han sucedido en el ejercicio del Poder Ejecutivo y, a lo largo de estos últimos 35 años, la constitución ha tenido plena vigencia.

Hemos sido reconocidos como una de las democracias más plenas del mundo. Somos herederos de una larga historia y tenemos la responsabilidad de cuidarla y continuarla.

Uruguay, nuestro país, nosotros, somos una gran nación construida por mucha gente, de muchas ideologías, aun antes de ser Estado. Somos conscientes de esto. Y por eso sentimos una enorme responsabilidad sobre nuestros hombros.

En democracia, a los gobernantes, los elige, los exige y los cambia la gente.

Por esta razón, la base última y fundamental es una ciudadanía responsable que ejerce sus derechos y asume sus obligaciones.

A la democracia uruguaya la construyen quienes votan cada cinco años eligiendo de manera libre y soberana a quienes van a representarlos. Lo construyen los militantes políticos y sociales que dejan tiempo de su vida para la causa común. Lo construyen los profesionales de la comunicación que suministran información y alimentan el debate público. La construyen los docentes que ayudan a las nuevas generaciones a ejercer ciudadanía y perseguir sus proyectos personales. La construyen también los intelectuales y los agentes culturales que nos ayudan entender el sentido profundo de nuestras decisiones. La construyen quienes trabajan , quienes emprenden, quienes producen, quienes comercian. Porque ellos son los que aseguran la base material necesaria para poder cumplir nuestro sueños de libertad, justicia y oportunidades. La construyen los funcionarios públicos, en cada rincón del país, que ayudan a sostener esa gran estructura que es el Estado que debe estar al servicio de la gente. La construyen los policías en mantener el orden y los militares que cumplen sus funciones en estricto respeto al poder civil.

Hay que tener siempre presente que somos inquilinos del poder, transitorios, debemos recordar que somos los empleados de los ciudadanos y estamos para servirlos. La política y el gobierno son al fin y al cabo eso, servicio. El gobierno que hoy empieza pretende con sus empleadores tener una relación permanente de comunicación constante para generar confianza.

Hoy estamos ante un momento de cambio político. Es la primera vez en la historia que un gobierno será ejercido por una coalición de cinco partidos políticos. Obviamente, como todo lo nuevo, genera incertidumbres y se hace camino al andar.

Son los ciudadanos los que empiezan los cambios, y ese comienzo se manifiesta en una voluntad popular y la deposita sobre los hombres de los políticos.

Esta vez la ciudadanía nos dio un mensaje claro y contundente; dijo "es necesario un cambio", pero un cambio acompañado de acuerdos. Es hora entonces, de cumplir con la voluntad popular. Se terminan hoy los tiempos de los discursos.

Por supuesto que el diálogo será constante con los partidos políticos que no forman parte de nuestro gobierno y con todas las organizaciones civiles. Pero enseguida del diálogo, la acción. Si la gente eligió un cambio es para la acción y la transformación de la cual nos vamos a hacer cargo.

Hace mucho tiempo que quien habla sostiene y cree representar al resto de los miembros de gobierno: no tenemos complejos refundacionales. No se trata en la transmisión de mando tierra arrasada. Hicimos campaña de una manera y lo vamos a practicar en el gobierno.

Nos negamos a que esta etapa sea cambiar una mitad por la otra. La unión es lo que nos piden los uruguayos. Por eso estamos aquí, para continuar lo que se hizo bien. Para corregir lo que se hizo mal y sobre todo para hacer lo que no se supo o no se quiso hacer en estos años. Sumado a eso, en este cambio de época en el cual la transformación constante nos obliga al desafío y a acompañarla o incluso tratar de adelantarse.

El gobierno que hoy comienza carga con un compromiso electoral, un compromiso que es un contrato con los orientales. Es un contrato basado en un diagnóstico de la realidad nacional. Es un conjunto de medidas concretas que ofrecimos a la ciudadanía.

En ese entorno, lamentablemente la situación económica se ha deteriorado, la inversión ha bajado y más de 50.000 uruguayos han perdido el empleo. Este es un problema de la sociedad, por supuesto, pero también es una tragedia individual para muchos uruguayos. La cifra de desempleo es la más alta en los últimos años. Debemos actuar sobre los costos de producir, de comerciar, de industrializar y prestar servicios. Debemos realizar urgentemente una recuperación de la competitividad nacional.

Tenemos un compromiso ineludible con mejorar la calidad y los precios de los servicios públicos, de ordenar adecuadamente los recursos humanos del Estado, de generar un apoyo directo a las micro, pequeñas y medianas empresas y de generar apertura de mercado en mejores condiciones para nuestros bienes. Al mismo tiempo, tenemos que mejorar la situación fiscal. Esta luce muy deteriorada.

El déficit fiscal de nuestro país es el más alto de los últimos 30 años. Todos sabemos aquí que el ciudadano ya ha hecho el esfuerzo. Un esfuerzo grande para sostener el gasto público y el aparato estatal. Este gobierno tiene el compromiso de manejarse de manera austera. Cuidaremos cada peso de los contribuyentes.

Por esta razón, señoras y señores, desde el inicio del período impulsaremos una verdadera regla fiscal. Además crearemos una agencia de evaluación y monitoreo de políticas públicas que ayudará al seguimiento de proceso en tiempo real, para optimizar y corregir eventualmente los mismos.

Por otra parte, es inminente una reforma de la seguridad social. El gobierno saliente definió su urgencia, pero no la acción. Nos comprometemos, a la brevedad, de convocar a todos los partidos políticos, toda la sociedad civil, a los técnicos idóneos de la materia, para hacer del sistema de la seguridad social un sistema sostenible.

Nuestro país atraviesa una crisis de seguridad humana. No tenemos duda que estamos ante una emergencia. El presupuesto en seguridad pública se ha multiplicado por cuatro desde el año 2005, pero a pesar del enorme gasto el deterioro es cada día mayor. Por esto es que mañana mismo, como lo dijimos durante la campaña, con el ministro del interior en la Torre Ejecutiva a las nueve de la mañana, convocamos a todas las jerarquías policiales del país para darle instrucciones claras respecto a la estrategia y a la táctica que vamos a llevar adelante para cuidar a la enorme mayoría de los uruguayos que se sienten desprotegidos.

El gobierno pretende introducir cambios en materia penal y en las herramientas al alcance de la policía. Apoyo legal y apoyo moral a los uniformados de azul. Vamos a cuidar a los que nos cuidan.

No estamos dispuestos a ceder territorio a la delincuencia, al narcotráfico y vamos a perseguir al abigeato que asola a gran parte del interior de nuestro país. Vamos a recuperar el control de cada rincón de nuestra patria y también de las cárceles.

Por supuesto que en el centro y en el fondo están allí las causas de la exclusión social. Hace muchos años que enfrento una batalla con Hobbes porque no doy el brazo a torcer. El hombre no es el lobo del hombre. El hombre es un ser que vive en paz y debe cuidar a sus semejantes.

Lo que sí es cierto, es que atravesamos en muchos lugares de nuestro país, un proceso de anomia en el cual la ausencia o conflicto de normas, de alguna manera distorsiona las relaciones pacíficas.

Estos años han sido también un periodo de retroceso en nuestra enseñanza. Pese a las grandes cantidades de dinero invertido, nuestro país pasó de estar a la vanguardia de América Latina a estar entre los más retrasados en el porcentaje de jóvenes que terminan la educación media.

A esto se suma que no hemos podido mejorar la calidad de aprendizaje de aquellos que siguen asistiendo a clase. La falta de buenos resultados en la educación se convierte rápidamente en una fractura social. Quienes no acceden a una educación de calidad no obtendrán oportunidades de trabajos de calidad en el futuro próximo.

Por eso, como lo dijimos en campaña, como lo manifestamos en el borrador de la Ley de Urgente Consideración, vamos a proponer un cambio en la gobernanza de la educación para hacerla más ágil y efectiva. Vamos a impulsar cambios en el funcionamiento cotidiano para así fortalecer auténticas comunidades colectivas. Para eso hay que trabajar en involucramiento de docentes, alumnos, familias y comunidad local.

Es ineludible el compromiso de que cada alumno consiga superar debilidades preexistentes para poder generar un horizonte de oportunidades.

Debe haber un cambio en la currícula y al mismo tiempo innovar en materia de métodos y modalidades de supervisión. Todo esto, por supuesto, se va a llevar adelante en el más estricto respeto de la autonomía de los entes de enseñanza.

Relacionado con el tema educativo, Uruguay tiene un enorme desafío en lo que refiere a la Innovación. Tanto el Estado como el sector privado han hecho un camino interesante. Estamos necesitando un salto cuantitativo y cualitativo en este tema.

La tecnología de la información y la comunicación están presentes en cualquier actividad de nuestras vidas. Aun en las más básicas, como el sector agropecuario, donde el valor agregado muchas veces tiene un componente innovador.

Tenemos un sueño que no está lejos de convertirse en realidad: convertir a nuestro país en un centro internacional de formación y de inversión en las TIC. En este sentido debemos modificar la currícula educativa con la introducción fundamental de habilidades y conocimientos en ciencia, tecnología y matemática. Al mismo tiempo impulsar aún más las carreras terciarias vinculadas a la ciencia, a la investigación y a la tecnología.

Sabemos que hay una posibilidad inminente de que universidades del mundo vengan a complementar el sistema educativo en esta materia. Tecnología, información y comunicación. Pueden significar un fuerte apoyo para la necesaria descentralización económica y demográfica de nuestro país.

Uruguay padece un desequilibrio poblacional entre las zonas metropolitanas y el resto del país. Agravándose este mismo en algunos lugares. Claramente esta migración tiene un contenido económico, un componente educativo y uno sanitario. Sumado al confort necesario de esta nueva época.

Nuestro gobierno va a potenciar todos los instrumentos que tenga al alcance para estimular la radicación de inversiones en el interior del país. Al mismo tiempo, tenemos un compromiso de fortalecer la red educativa, contando con las formas tradicionales como también con la herramienta de la educación a distancia.

El centralismo está dado también por el sistema de transporte y de logística de nuestro país. Estamos convencidos que un sistema nacional de puertos que tenga en cuenta las fortalezas y necesidades va a ayudar a este desarrollo de las distintas regiones. Estamos comprometidos con hacer viable la hidrovía del Río Uruguay, que va a generar un fuerte alivio en el costo del traslado de bienes. No descartamos tampoco el puerto en el este del país utilizando ríos y lagunas, así como tampoco queremos desaprovechar el puerto de La Paloma en Rocha.

Con el debido análisis del tránsito futuro de mercaderías y también apostando al estímulo de algunas zonas del país, tenemos el compromiso de fortalecer algunos ejes viales; por el eje de la ruta 6.

Nuestro gobierno tiene asumido un compromiso claro con cerca de 190.000 uruguayos, que a pesar de la bonanza económica de estos años, hoy viven en asentamientos. Sabemos que esto no se resuelve en cinco años pero es fundamental mejorar y acelerar las soluciones habitacionales para estas familias.

La vivienda popular va a tener prioridad en nuestra gestión, recurriendo a todos los mecanismos legales y a las técnicas de construcción que tengamos a nuestro alcance. El gobierno asume hoy un compromiso ético con las generaciones actuales y con las futuras.

No podemos seguir mirando para el costado mientras nuestro medioambiente continúa deteriorándose. Vamos a jerarquizar el tema creando un ministerio específico. Vamos a acelerar la puesta en práctica de procesos amigables con el ecosistema.

Premiaremos a los que ayudan a mitigar la acción humana y seremos severos con aquellos que contaminan el ambiente. Urge tener un diagnóstico acabado de la calidad de nuestras aguas y de actuar en consecuencia.

No quiero pasar el día sin referirme a las relaciones exteriores. Este mundo en el cual el dinamismo moderno, en el cual la política media entre la oferta y la demanda nos obliga a actuar, rápido y claro.

Hay que fortalecer la región: el Mercosur. Y al mismo tiempo lograr flexibilizar el bloque para que cada socio pueda avanzar en procesos bilaterales con otros países.

Debemos terminar los procesos e internalizar el tratado firmado por Uruguay y el Mercosur con la Unión Europea. Los procesos iniciados deben terminarse, sino generan descreimiento.

No debe importar el signo político de cada uno los miembros del Mercosur. Para afianzar nuestros intereses en común debemos dejar de lado las diferencias ideológicas. Si dejamos estas cuestiones ideológicas que nos pueden diferenciar, el bloque se va a fortalecer en el concierto internacional.

Señoras y señores, hoy asume un gobierno, un presidente, que se compromete a respetar el derecho de todos. El derecho de quienes tienen simpatía por nuestro gobierno y el de aquellos que hubieran preferido que gobernaran otros.

Los derechos de quienes viven de su trabajo, y los derechos de quienes generan esos puestos de trabajo. Los derechos de hombres y mujeres de distintas creencias y orientaciones sexuales. Los derechos quienes están presos. Los derechos de aquellos que se ven amenazados por el delito y los de aquellos que combaten el crimen.

Los derechos de aquellos que no se animan a dejar su casa sola. Los derechos de aquellos que se unen para reclamar en organizaciones de trabajadores o empresarios y los derechos de aquellos que lamentablemente no tienen voz.

Los derechos de aquellos que tienen estrechez en la vejez y los de aquellos que ahorran para no sufrirla. Los derechos de los que padecen una discapacidad y de su familia para poder atenderlos.

A un país, a nuestro país, lo hace grande su gente: le corresponde al gobierno generar herramientas, oportunidades, ser justo y asegurar la convivencia pacífica.

Dentro de cinco años podrán evaluar los uruguayos nuestro desempeño. Estamos convencidos de que si al final del período son más libres, habremos hecho bien las cosas. De lo contrario, habremos fallado en lo esencial.

Permítanme entonces invitarlos a trabajar por la libertad en todas sus formas. La voluntad de poder vivir en paz, de poder elegir un trabajo digno, de poder darle un techo a la familia. La libertad de poder perseguir los sueños personales porque se cuenta con las herramientas para hacerlo.

La libertad de expresar las ideas de cada uno sin temor a ser hostigado por quienes piensan distinto. La libertad de crear, de innovar, de emprender y de tender a la excelencia. La libertad de criticar al gobierno cuando se lo merezca. La libertad de buscar la felicidad de cada uno de nosotros, por los caminos que cada uno elija recorrer. Esta es la tarea del gobierno que hoy empieza. Conducir esa tarea es la función del presidente de la República.

Nos hemos preparado para este desafío. Lo asumimos con conciencia y también con mucha confianza.

Llegó la hora de hacernos cargo.

Llegó la hora de hacerme cargo.

¡Viva la patria!

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