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10 de diciembre 2022 - 5:04hs

Martín Litwak es experto en estructuración y preservación de patrimonio. También es presidente de The 1841 Foundation que este año presentó la primera edición del Índice de Infiernos Fiscales. En ese informe, Uruguay fue el segundo mejor posicionado de la región. Para la calificación se toma en cuenta la presión fiscal del país y la calidad institucional.

Litwak resalta la postura tributaria del país para atraer residentes fiscales, aunque cree que debería mejorar aspectos burocráticos. Sostiene que Uruguay todavía mantiene características que lo acercan a un paraíso fiscal y, es más, no lo observa como un aspecto negativo. “Uruguay debería bajar impuestos y tratar de ver qué hacen otros paraísos fiscales”, afirmó. A continuación, un resumen de la entrevista que realizó con El Observador

¿Cuál sería la definición de infierno fiscal?
Esencialmente es un país, una jurisdicción, que combina dos cosas. Por un lado, una alta presión fiscal, una alta voracidad fiscal, un acoso al pagador de impuestos. Eso combinado con un Estado que no tiene una gran calidad institucional. Hay países con impuestos altos que funcionan bien. No soy quién para decirle a Dinamarca o a Alemania que baje sus impuestos. De hecho, nosotros en la fundación no promovemos impuestos bajos, proponemos  competencia fiscal y que cada país tenga el derecho y la libertad de fijar el impuesto que tenga ganas. Lo que hace un infierno fiscal son esas dos cosas al mismo tiempo.  Por un lado, impuestos muy altos y por otro no hay seguridad jurídica, física. Eso genera que la gente no solamente sufra al pagar impuestos, sino que tenga que replicar un montón de roles del Estado a través de prestadores privados. Si te pones más profundo hay cuatro tipos de países. Unos con impuestos bajos y que funcionan bien, que son los paraísos fiscales. Otros con impuestos altos que funcionan bien, como muchos europeos. Países con impuestos bajos que funcionan mal, que se los llama Estados fallidos. En ese grupo hay muchos africanos; no pagás pero no tenés nada. Y después está la peor categoría: donde pagás por bueno pero no recibís nada. Eso son los infiernos tributarios.   

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Uruguay quedó segundo en el índice entre los países de la región. ¿Qué se puede destacar del país?
Uruguay tiene dos cosas muy positivas cuando se compara con la región, e inclusive a nivel global. Una primera cuestión es que todavía tiene un sistema de impuestos mayormente territoriales. Es decir, por activos en el exterior o actividad en el exterior pagás bastante poco. Eso lo hace muy competitivo tributariamente y hace que mucha gente venga a vivir acá. A eso se le suma una calidad institucional que para Latinoamérica es destacada. Junto con Uruguay están Panamá y  Costa Rica como países con este grado de seguridad jurídica. Con políticas de Estado. Con cambios de gobierno que casi no son detectados en la diaria del individuo. Uruguay cumple con sus deudas, no confisca el dinero a sus ahorristas. Pensá en Argentina. Una cosa es el default frente al tercero, en los créditos. La gente a veces no se acuerda que Argentina se quedó cinco veces con los ahorros de la gente. Eso hace que el derecho a la propiedad sea superdébil, cosa que acá sería inimaginable. 

Inés Guimaraens Martín Litwak

¿Cuáles aspectos podría mejorar, cuáles serían los puntos débiles del país?
 No es tanto el régimen jurídico, que es bastante bueno. Es más en la burocracia. Está buenísimo que haya un régimen para atraer residentes fiscales. ¿Pero por qué no facilitás el trámite?  Uruguay tiene una burocracia que, en algunos aspectos, es innecesaria. Pero lo digo de vuelta, está en una situación muy superior al resto de la región. 

¿Como experto en estructuración de patrimonio, qué le recomienda a un cliente? ¿Qué tipo de país? ¿Uno con impuestos altos, como decía, que funciona bien u otro más laxo tributariamente?
Cuando hablo con un cliente lo primero que le pregunto qué es lo que quiere proteger. Un cliente en Argentina está muy preocupado por la inseguridad jurídica. Uno en Estados Unidos por temas sucesorios y un cliente en México está preocupado por el tema de seguridad que hay con los narcotraficantes. Una persona que tiene una vida con determinada característica puede estar preocupada por un tema de peleas familiares. Entonces, dependiendo de lo que se quiere proteger hay diferentes herramientas. Van desde un simple testamento, si la intención es dejar las cosas ordenadas, hasta modelos internacionales. Hay que elegir: me voy a Uruguay, a España, a Estados Unidos o a Bahamas. El asesoramiento pasa por tratar de brindar tranquilidad. Hay gente que arma una sociedad y se queda donde está. Otros, una fundación. Algunos se mudan a otro país. En el tema de planificación, año a año, hay que revisar lo que uno tiene, ver si cambia alguna ley. Si se busca  privacidad estar atento a algún nuevo intercambio de información. Si hay temas sucesorios ver si cambió alguna normativa. Es como cuando te comprás un auto. Si tengo uno, no puedo no llevarlo a mantenimiento. Una vez cada tanto hay que revisarlo. Hoy la mudanza internacional es algo mucho más común que antes. Hace 50 años, una familia nacía en Brasil  y moría en Brasil. Hoy es muy difícil que haya una familia de cierto nivel adquisitivo que no tenga miembros desparramados por el mundo y activos desparramados por el mundo.

¿La edad hace que varíe el perfil del inversor o de la persona que quiere cuidar su patrimonio?
Hay más diferencias respecto a la estrategia de inversión. Hay veces que el joven es más arriesgado con las inversiones que hace. Cuando uno es más viejo, y le va quedando menos tiempo, tiende a ser más cuidadoso con el riesgo, más conservador. Pero son como reglas muy generales. Te diría que cambia mucho más por  geografía. Por ejemplo, las familias árabes son mucho más arriesgadas en sus inversiones que las latinoamericanas. Con patrimonios que suben y bajan alocadamente. Hay temas culturales en eso, pero las herramientas puntualmente son las mismas. Tienen que ver con los objetivos de planificación. De vuelta: yo quiero seguridad jurídica. Bueno, mudémonos de país. Y después  ahí empezás  a invertir como querés. La inversión no suele afectar la cáscara. Vos tenés herramientas generales que se usan y después otras que te da el país al que vas. En el caso de Uruguay es la vacación fiscal, que todos conocemos. Es una herramienta de planificación mucho más fuerte que cualquier estructura que yo pueda armar.

Inés Guimaraens Martín Litwak

¿Recomienda a Uruguay como un país seguro para proteger patrimonios?
Sí, sin duda. Viví 10 años acá. Está esto que decía antes de la burocracia. Se puede mejorar y además es un paraíso desde muchos puntos de vista, sobre todo para extranjeros. Hay algo que siempre digo, inclusive se lo dije a la gente del gobierno actual. Después de años de crecimiento de población de cierto nivel socioeconómico, que generó que el mercado uruguayo creciera, creo que es momento de bajar impuestos para los residentes fiscales uruguayos. Porque hasta ahora los beneficios son todos para los que vienen nuevos y está buenísimo. Pero creo que llegó un punto donde debería tener una reforma tributaria que baje un poco la carga fiscal para los que viven acá desde siempre y tributan acá.

¿El perfil del inversor uruguayo es diferente al resto?
Cualquier generalización es falsa,  pero los clientes uruguayos son más conservadores desde todo punto de vista. De la inversión y de las estructuras que se animan a hacer. Y es lógico, porque no están tan agredidos por el Estado, están poco agredidos. Un cliente de Argentina o Venezuela, que está muy agredido, se arriesga más porque no tiene mucho para perder.  

¿Esa postura más conservadora la nota tanto a nivel personal como general?
Me acuerdo cuando Nicolás Sarkozy (expresidente francés) dijo que Uruguay era un paraíso fiscal en 2011. Escribí una columna que decía: Gracias, señor presidente. Yo decía que sí, que efectivamente Uruguay era un paraíso fiscal. Y que no tenía nada malo que lo fuera. Yo critico en Uruguay lo mismo que en Panamá: si vos no aceptás lo que sos, te lo marcan desde afuera.  Entonces creo que Uruguay debería haber aceptado ese rol y dicho: el problema no somos nosotros, son los sistemas tributarios. El problema son los países que expulsan gente y que después viene a Uruguay.  Uruguay pudo decir: nosotros sí  damos un lugar paradisíaco para vivir desde todo punto de vista, desde la seguridad de los servicios, de la estabilidad y de lo impositivo. ¿Qué tiene de malo eso? No tiene nada de malo; podría haber sido una marca. Acá se rasgan las vestiduras. A los que están en contra los entiendo. Pero los que están a favor lo dicen en privado y en público también ser rasgan las vestiduras. Creo que Uruguay debería bajar impuestos y tratar de ver qué hacen otros paraísos fiscales. Un sistema bancario un poco más competitivo, un mercado de capitales un poco más fuerte. Hay mucho para hacer en una región donde el país se mantuvo estable, o mejoró, y el resto se hundió. Mi sensación fue siempre que siendo un poco más activo, no digo bochinchero, pero un poco más activo, habría un flujo mucho mayor de gente viniendo a vivir acá. Mucha más inversión extranjera. Uruguay tiene que creer un poco en Uruguay. Hay países con menos tamaño mucho más exitosos. Fijate Hong Kong, Taiwán. Uruguay podría perfectamente haberse transformado en la Singapur de América Latina.

¿Sigue pensando que Uruguay es un paraíso fiscal?
Hay medidas que se tomaron que van en contra de eso, pero todavía tiene algunas características de paraíso fiscal. Seguridad jurídica, respeto por la propiedad privada. Donde más se alejó fue en la protección de la privacidad. Hoy Uruguay es un país más transparente que otros. Y no era necesario. 

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