Economía y Empresas > TERCERA EDAD
Los abuelos se van de safari
Empresas suman proyectos enfocados al público mayor ante el crecimiento de la demanda y las exigencias de los más ancianos
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16 de septiembre de 2015 a las 05:00
Que Uruguay es un país de viejos no es novedad. Según los últimos datos del índice global de envejecimiento –Global Age Watch 2015– el 19% tiene más de 60 años y esa cifra viene en aumento; se calcula que para el 2050 ascienda a 27,5% del total de la población, a medida que avanza la medicina y crece la expectativa de vida de esa población "adulta mayor".
Mientras que en el mundo las personas viven en promedio hasta los 77 años, en Uruguay lo hacen hasta los 82. Que lleguen a esa edad con buena salud, sumado a factores económicos y sociales, como por ejemplo que el 92% de las personas reciban una pensión económica, convierten al país en uno de los mejores para envejecer en el mundo (puesto 27 de 96) y el segundo de América Latina, después de Chile.
Vivir más cantidad de años y en mejores condiciones hace que ese público que antes era pasivo y veía a la vejez como una etapa para descansar, salga al ruedo con más vitalidad que nunca, con mayores necesidades y demandando más cantidad de productos y servicios.
"Esta generación ha empezado a reinventar sus vidas: encuentran nuevos lugares donde viajar, nuevas maneras de pasar su tiempo de ocio, nuevas modas, nuevos modelos de ahorro y cualquier otra actividad que les permita preservar la vitalidad mientras envejecen", señala la norteamericana Mary Furlong, en su libro El nuevo mercado de la tercera edad.
Para Furlong, la entrada a la tercera edad crea para las empresas oportunidades de negocios centradas en la familia, la salud, la vivienda, las finanzas y las actividades diarias, más allá de lo material. "La acumulación de las posesiones materiales será mucho menos importante que la búsqueda de experiencias que satisfagan la mente, el cuerpo y el espíritu", especifica la autora.
Los adultos mayores están siendo mirados con otros ojos por las empresas y marcas; una mirada más amplia que no se limita únicamente al mundo de la salud y el negocio de los servicios de acompañantes, aunque este último haya tenido un auge importante en los últimos años.
"Aquello de llamarle 'pasivo' al jubilado, quedó atrás. Quieren hacer cosas, no quedarse en la casa mirando por la ventana. Uruguay está evolucionando en este sentido", apuntó Spiller.
Una opinión coincidente tiene Paula Pinto, directora de La Maison, un edificio que cuenta con 44 apartamentos asistidos que se alquilan específicamente a este público. "En el tema de la gastronomía, por ejemplo, es todo un desafío. Además de ser balanceada y saludable, tiene que ser una experiencia gourmet", apunta, en tanto agrega que los adultos cada vez tienen mayor educación, muchos son universitarios, conocen y exigen.
Además de la independencia, hoy las personas mayores buscan seguridad a la hora de elegir dónde vivir.
Nuevos emprendimientos, como por ejemplo Arkadia, un edificio que se está construyendo en Carrasco, con 18 apartamentos adaptados para adultos mayores, buscan satisfacer esa necesidad, entre otras como la de socialización.
"En esta edad hay un tema básico que es la soledad. Damos la posibilidad de tener un área donde socializar, estar con sus pares, sentirse activo. Tendremos un gimnasio y una piscina con entrenadores y realizaremos actividades encaradas para ellos", contó Magdalena Posadas, directora de Arkadia.
También enfocado a soluciones de vivienda, seguridad y recreación, se inauguró hace unas semanas Humana, el residencial del servicio de acompañantes Acompaña, que demandó una inversión de más de US$ 500 mil. En este caso, lo diferencian los dormitorios para una, dos o tres personas con camas adaptadas con tecnología, como por ejemplo botón de pánico. Los precios por mes varían entre $60 mil y $ 80 mil al mes.
Según explicaron en Jetmar, se busca que los hoteles estén cerca de los centros históricos y se brinda radio guías para que las personas puedan escuchar y no se pierdan detalle del paseo.
La agencia Batista viajes, por su parte, recibe cada vez más público mayor en sus viajes acompañados.
"Gente de 80 y pico viaja conmigo a Oriente, a África, se hace un safari y se sube a un globo aerostático. Nuestros viajes le dedican mucho tiempo a los lugares. En vez de quedarnos dos días en París, nos quedamos una semana; entonces lo hacen más descansados", señaló el dueño de la agencia, Gonzalo Moreira, que ofrece viajes de lujo por los cinco continentes a un precio promedio de US$ 10 mil.
"Es un proceso, y tiene que incluir un cambio en la mirada de quienes diseñan productos y servicios. En algunos sectores todavía existen preconceptos que limitan", señaló.
Para Massonier no hay que olvidar que quienes hacen ese diseño son integrantes de generaciones más jóvenes.
Más allá de esto, la investigadora apunta a que algunas empresas han dado un paso al frente haciendo estudios específicos con mayores, invitándolos a sumarse a los equipos de cocreación con el fon de entender sus necesidades. "Son todavía actitudes pioneras, pero sin duda hacia allí va la tendencia", subrayó.
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Mientras que en el mundo las personas viven en promedio hasta los 77 años, en Uruguay lo hacen hasta los 82. Que lleguen a esa edad con buena salud, sumado a factores económicos y sociales, como por ejemplo que el 92% de las personas reciban una pensión económica, convierten al país en uno de los mejores para envejecer en el mundo (puesto 27 de 96) y el segundo de América Latina, después de Chile.
Vivir más cantidad de años y en mejores condiciones hace que ese público que antes era pasivo y veía a la vejez como una etapa para descansar, salga al ruedo con más vitalidad que nunca, con mayores necesidades y demandando más cantidad de productos y servicios.
"Esta generación ha empezado a reinventar sus vidas: encuentran nuevos lugares donde viajar, nuevas maneras de pasar su tiempo de ocio, nuevas modas, nuevos modelos de ahorro y cualquier otra actividad que les permita preservar la vitalidad mientras envejecen", señala la norteamericana Mary Furlong, en su libro El nuevo mercado de la tercera edad.
Para Furlong, la entrada a la tercera edad crea para las empresas oportunidades de negocios centradas en la familia, la salud, la vivienda, las finanzas y las actividades diarias, más allá de lo material. "La acumulación de las posesiones materiales será mucho menos importante que la búsqueda de experiencias que satisfagan la mente, el cuerpo y el espíritu", especifica la autora.
Los adultos mayores están siendo mirados con otros ojos por las empresas y marcas; una mirada más amplia que no se limita únicamente al mundo de la salud y el negocio de los servicios de acompañantes, aunque este último haya tenido un auge importante en los últimos años.
Más exigentes
A medida que se dan cuenta que todavía les queda mucho por hacer, se anotan en cursos, viajan, quieren ser más independientes y se convierten de a poco en consumidores más exigentes. El director del Residencial LAR, Carlos Spiller, contó a Café y Negocios que sus residentes piden cada vez más actividades de recreación."Aquello de llamarle 'pasivo' al jubilado, quedó atrás. Quieren hacer cosas, no quedarse en la casa mirando por la ventana. Uruguay está evolucionando en este sentido", apuntó Spiller.
Una opinión coincidente tiene Paula Pinto, directora de La Maison, un edificio que cuenta con 44 apartamentos asistidos que se alquilan específicamente a este público. "En el tema de la gastronomía, por ejemplo, es todo un desafío. Además de ser balanceada y saludable, tiene que ser una experiencia gourmet", apunta, en tanto agrega que los adultos cada vez tienen mayor educación, muchos son universitarios, conocen y exigen.
Además de la independencia, hoy las personas mayores buscan seguridad a la hora de elegir dónde vivir.
Nuevos emprendimientos, como por ejemplo Arkadia, un edificio que se está construyendo en Carrasco, con 18 apartamentos adaptados para adultos mayores, buscan satisfacer esa necesidad, entre otras como la de socialización.
"En esta edad hay un tema básico que es la soledad. Damos la posibilidad de tener un área donde socializar, estar con sus pares, sentirse activo. Tendremos un gimnasio y una piscina con entrenadores y realizaremos actividades encaradas para ellos", contó Magdalena Posadas, directora de Arkadia.
También enfocado a soluciones de vivienda, seguridad y recreación, se inauguró hace unas semanas Humana, el residencial del servicio de acompañantes Acompaña, que demandó una inversión de más de US$ 500 mil. En este caso, lo diferencian los dormitorios para una, dos o tres personas con camas adaptadas con tecnología, como por ejemplo botón de pánico. Los precios por mes varían entre $60 mil y $ 80 mil al mes.
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Hacer un safari con 80 años
Buscando saciar la avidez de conocer el mundo que tiene gran parte de estos consumidores, es que agencias de viajes están armando paquetes y grupos acompañados enfocados a la tercera edad. La agencia Jetmar ofrece viajes en grupo con trato personalizado. Uno de los más pedidos es a Europa, con un costo de US$ 6.875 con todo incluido.Según explicaron en Jetmar, se busca que los hoteles estén cerca de los centros históricos y se brinda radio guías para que las personas puedan escuchar y no se pierdan detalle del paseo.
La agencia Batista viajes, por su parte, recibe cada vez más público mayor en sus viajes acompañados.
"Gente de 80 y pico viaja conmigo a Oriente, a África, se hace un safari y se sube a un globo aerostático. Nuestros viajes le dedican mucho tiempo a los lugares. En vez de quedarnos dos días en París, nos quedamos una semana; entonces lo hacen más descansados", señaló el dueño de la agencia, Gonzalo Moreira, que ofrece viajes de lujo por los cinco continentes a un precio promedio de US$ 10 mil.
Falta más
Las empresas no están acompañando la demanda del nuevo consumidor en la medida necesaria, según la licenciada en psicología, consultora de empresas, investigación de mercado y opinión pública, Verónica Massonnier."Es un proceso, y tiene que incluir un cambio en la mirada de quienes diseñan productos y servicios. En algunos sectores todavía existen preconceptos que limitan", señaló.
Para Massonier no hay que olvidar que quienes hacen ese diseño son integrantes de generaciones más jóvenes.
Más allá de esto, la investigadora apunta a que algunas empresas han dado un paso al frente haciendo estudios específicos con mayores, invitándolos a sumarse a los equipos de cocreación con el fon de entender sus necesidades. "Son todavía actitudes pioneras, pero sin duda hacia allí va la tendencia", subrayó.
