Los discursos del Día de los Trabajadores

Hace pocos días se cumplió un nuevo acto por el 1° de Mayo; lamentablemente fue la misma desilusión de siempre: se repitieron las frases como “explotación del hombre por el hombre” y “la lucha de clases”.

Siempre me sorprende cómo los dirigentes sindicales reclaman lo que no les conviene a los trabajadores que supuestamente representan.

Veamos: ¿qué le conviene a un vendedor de papas? Que aparezcan muchos compradores de papas para que su precio suba y se vendan rápido, ¿verdad? ¡Bien!

¿Qué le conviene a un vendedor de trabajo, llamado comúnmente trabajador u obrero? Que vengan muchos compradores de trabajo para que el precio del trabajo suba (aumente el salario real), haya gran demanda y así él y sus familiares consigan todos trabajo rápido y puedan cambiar fácil de trabajo si algo no les gusta en el actual. ¡Bien!

Los que compran trabajo son llamados en general empresarios y los hay nativos y extranjeros que pueden venir a comprar trabajo aquí si eso les resulta conveniente. Los empresarios nativos también pueden no comprar trabajo (cerrar la empresa), comprar menos (achicar escala o robotizar) o mudar la empresa y comprar trabajo en otro país o incluso comprar bienes en el exterior e importarlos, comprando así indirectamente trabajo en el exterior. ¡Bien!

Pero cuando la dirigencia sindical habla de explotación o lucha de clases, ¿qué está haciendo? Sobre todo sabiendo que atrás de esas palabras vienen acciones sindicales de ataque a las empresas, como todos conocemos. Lo que hacen los dirigentes sindicales a caballo de esa vieja ideología marxista, fracasada en el mundo entero, es reducir el número de trabajos demandados, perjudicando claramente a los trabajadores. Porque si a uno lo atacan, siempre se defiende... ¿cómo se defiende un empresario frente a esa agresividad sindical, verbal primero y con acciones después?

Primero, no concede los beneficios que podría porque si igual lo van a atacar, mejor tener el lío por todo, antes de dar nada.

Segundo, no  contrata más empleados y busca automatizar todo lo posible su empresa.

Tercero, busca comprar trabajo de gente que quiere de buena fe trabajar y no atacar con ideologías trasnochadas (y así contrata inmigrantes que cuidan su trabajo y ayudan en vez de atacar a su empresa).

Cuarto, planifica mudar su empresa a otros lugares del país donde la gente todavía respeta y cuida a quien da (compra) trabajo o directamente mudar la empresa a otro país.

¿Y quién pierde cuando el empresario en defensa propia actúa así? El empresario no, porque por algo es empresario: busca soluciones a los problemas y sabe cómo resolver el problema de la acción sindical agresiva.

Quienes pierden son los trabajadores, actuales y futuros, porque verán la demanda de trabajo disminuida en vez de fortalecida, será más difícil conseguir trabajo, esos puestos quedaran más lejos de sus casas y deberán gastar dos horas para ir y dos horas para volver que nadie les paga y les cuesta boletos, a sus hijos y esposas les resultará muy difícil conseguir trabajo y se perderán empleos de calidad mientras que solo van quedando empleos de menor interés y nula esperanza de progreso.

Para comprender que las cosas suceden así, a un trabajador le basta mirar hacia dónde se van sus colegas cansados de querer trabajar bien y no poder progresar... ¿van hacia los países que aplican esas ideologías de la lucha de clases? La verdad que no, ¡ni hablar!

Van hacia países donde el trabajador no agrede a su empresa, sino que la ayuda a progresar por su propio bien y el de su familia y descendencia.

Aquí la dirigencia sindical solo sabe agredir a los empresarios y pedirle al gobierno que gaste más y más y más, como si la plata la pusieran extraterrestres y sobrara siempre.

Todos los 1° de Mayo lo mismo.

Espero que nuestros trabajadores, que son educados e inteligentes, reflexionen y empiecen a cambiar el rumbo de sus dirigencias, por su propio bien y el de todo el Uruguay.

Leé también

La seguridad social