Fútbol Internacional > EL PROCESO GERMANO
Los logros de Alemania se sembraron hace 20 años
Alemania vuelve a estar nuevamente en la cima del fútbol mundial tras ganar este domingo la Copa de la Confederaciones de Rusia, el único trofeo que faltaba en sus vitrinas y que obtuvo tras derrotar a Chile por 1-0.
Esta vez los germanos se dieron el lujo de ser campeones con una selección "B", sin las principales estrellas que conquistaron el Mundial de Brasil 2014.
Pero más allá de las diferencias entre ambos planteles, todos los futbolistas tienen algo en común: formaron parte del plan que ideó Dietrich Weise, quien fuera entrenador en los años de 1970, y que en 1998 marcó el cambio de rumbo de la Federación Alemana de Fútbol.
Según indica La Nación, en una nota de Juan Pablo Varsky, en ese momento las autoridades del balompié teutón entendían que pasaban por un momento crítico en sus formativos. Pero para Wiese, eso no era así y les indicó que tenían materia prima pero que debían hacer una búsqueda más exhaustiva, ya que, entendía, solo se fijaban en cracks y dejaban en el camino a muy buenos proyectos de futbolistas.
Con esa idea comenzó a desarrollar su plan.
Lo primero fue formar 115 centros regionales, para los que se necesitaba una inversión de 1.250.000 euros. Desde la Federación le dijeron que no tenían ese dinero, pero tras la floja participación en Francia 1998, cambiaron de idea y, pensando en ser anfitriones en 2006, hicieron la inversión.
En total se crearon 121 centros regionales. En ellos, se les dio dos horas de entrenamientos a unos 4.000 jugadores de entre 13 y 17 años una vez por semana. Además, otros 10.000 niños sub 12 concurrieron a esas clases.
La idea era que todos los pequeños futbolistas estuvieran a 25 kilómetros de uno de los complejos.
Los resultados no fueron inmediatos. En la Euro 2000 Alemania volvió a quedar en el debe y en vez de cortar el plan, se lo intensificó. La Federación determinó que los 18 equipos de la Bundesliga debían tener sí o sí su propio centro de capacitación de juveniles, algo que extendió luego a la Segunda división.
Ese requisito fue obligatorio y los clubes que no contaban con su complejo no podían participar a nivel profesional.
Esa medida hizo que las instituciones de ambas categorías desembolsaran 114 millones de euros en los dos primeros años para la formación de futbolistas.
Además, la Federación puso otros 14 millones de euros, priorizó la capacitación de jugadores de 11 y 12 años y llegó a tener 366 centros. En total, unos 600.000 juveniles entraron en el plan y 1.300 entrenadores, instruidos anualmente, estaban dispuestos a observarlos, puntualizó La Nación.
En el año 2000 también se aprobó una ley de ciudadanía para quienes llevaban ocho años en el país, que permitió que muchos jóvenes de padres inmigrantes pudieran sumarse al plan de futbolistas.
En la actualidad los centros de rendimientos son sometidos a controles de calidad en los que se tienen en cuenta 250 parámetros, entre ellos la infraestructura, el personal y sus resultados. De los siete clubes con la máxima calificación en 2007, en 2014 pasaron a ser 15 sobre 18.
En cuanto a inversión, los equipos de las dos principales categorías destinaron más mil millones de euros a los juveniles. En esas categorías pasó de haber 100 entrenadores a más de 400 capacitados para trabajar en inferiores.
¿Y qué pasa con la educación de los jóvenes? "No hay discusión entre futbol y escuela. La escuela siempre está primero", dijo Volker Kersting, director del futbol juvenil de Mainz, según indica la nota de La Nación.
Finalmente, el plan de Weise dio sus frutos y en el equipo campeón del mundo en 2014 salvo Klose y Weindenfeller todos participaron en ese proceso de formación.
