El expresidente Luiz Inácio Lula da Silva y el Partido de los Trabajadores han pecado de soberbia en la campaña electoral brasileña al evitar hacer una autocrítica y un mea culpa por los probados e inéditos hechos de corrupción durante sus cuatro gobiernos.
La actitud necia de la izquierda brasileña ha sido un asunto de discusión en las últimas semanas entre algunos sectores de izquierda. Un profesor de Filosofía puso el dedo en la llaga, después de la victoria en primera vuelta del candidato Jair Bolsonaro, al responsabilizar al PT del ascenso electoral del postulante de extrema derecha.
Gustavo Bertoche Guimarães, un docente universitario que se presenta como un partidario de la izquierda brasileña, escribió en sus redes sociales varios textos en el que analiza el éxito de Bolsonaro en las urnas en primera vuelta y que, seguramente, repetirá en el balotaje del próximo domingo 28 cuando compita contra el postulante petista Fernando Haddad que no despega en las encuestas.
Para el académico, el abrumador apoyo a Bolsonaro refleja el rechazo de los electores a la izquierda, al sistema político tradicional y a los graves hechos de corrupción que mancharon al PT.
El 46% de los votos en la elección presidencial del 7 de octubre que obtuvo Bolsonaro no es un reflejo de una sociedad machista, homofóbica o racista, escribe Bertoche. Tampoco refleja a un votante que reivindique la tortura ni la dictadura militar. Un ejemplo de todo ello, argumenta, es la enorme cantidad de votos femeninos, de electores de raza negra e incluso de minorías sexuales que apoyaron al candidato pese a los vilipendios lanzados por Bolsonaro durante la campaña electoral. “El problema no es el elector de Bolsonaro. Somos nosotros, del gran campo de las izquierdas”, escribió el profesor en uno de sus mensajes que se viralizó en las redes sociales. Se refirió a “los pecados de la izquierda” que recibieron el castigo de los electores.
Es indiscutible la falta de autocrítica de Lula y el PT en todos los casos de corrupción que investigó y comprobó una independiente y valiente Justicia brasileña. Hasta hoy, los principales referentes de la izquierda se presentan como las víctimas de un supuesto poderoso sistema que los quiere derrocar por su defensa a los pobres.
Y eso, además, lo dicen en estas horas sus propios aliados electorales para la segunda vuelta.
El Partido Democrático Laborista (PDT), de Ciro Gomes, el tercer candidato más votado, dio un apoyo crítico a Haddad porque el PT no reconoce sus errores y no hacen ninguna autocrítica sobre los hechos de corrupción de sus gobiernos. También la ecologista y ex candidata presidencial Marina Silva adelantó su voto crítico al postulante de izquierda por no “asumir los graves daños causados por la práctica de una política depredadora, sustentada por la falta de ética y por la corrupción” que dejó en evidencia el escándalo de Lava Jato.
Y la falta de autocrítica además alcanzó a otros aspectos de la mala gestión del PT como la severa crisis económica brasileña que heredó el presidente Michel Temer y el fracaso total en la lucha contra la violencia. La autocrítica siempre es necesaria, aunque más no sea para corregir el rumbo. Pero es imprescindible cuando el barco se viene a pique. Es algo que deberían tomar en cuenta otros partidos en otros países cuando se eternizan en el poder.
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