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Los viejos militantes que acompañan a Sanguinetti
Martita procuró llegar temprano y se aseguró un buen lugar en la primera fila. Dejó sus bastones y se sentó frente al estrado para esperar el comienzo del acto en la casa del Partido Colorado. Vive en el barrio Peñarol, pero quería estar presente en la despedida del “año del resurgimiento”, como le gusta llamarlo a Julio María Sanguinetti.
Como ella, centenares de viejos militantes son los que acompañan al dos veces presidente en cada uno de los actos en los que participa. Si bien hay jóvenes, son los mayores los que principalmente se acercan a escucharlo y pedirle que vuelva a candidatearse, una respuesta que él esquiva y que pretende despejar en marzo de 2019, algunos meses antes de las elecciones internas en las que también participarán Ernesto Talvi y José Amorín Batlle.
Sanguinetti fue el encargado de cerrar el acto de fin de año de la lista 15/2000 en Montevideo, en un encuentro al que asistieron unas 150 personas y en el que fue anunciado como “futuro presidente”.
El público lo vitoreó en cada una de las pausas de un discurso que se extendió por más de treinta minutos y en el que analizó la situación política y se refirió al encuentro que había mantenido con Juan Sartori, el precandidato del Partido Nacional. Dijo que no era un "outsider" porque se había incorporado a una “corriente tradicional” por lo que pasaba a formar parte de la “institucionalidad”, lo que fortalecía a los partidos políticos.
“¿Quién es Sartori? Yo supe quién es Sartori. Tuve el inesperado privilegio de recibirlo en mi casa. Lo qué son las modas, cuando salí había una multitud de fotógrafos y les dije ‘miren que no está Messi acá’”, dijo provocando la carcajada de la mayoría, menos de Martita, que luego se llevaría un pequeño rezongo por interrumpir con críticas al gobierno.
A su lado, una señora de unos sesenta años asentía con la cabeza mientras Sanguinetti destacaba la realización de los megaoperativos policiales pero criticaba que terminaran procesando “a los que están colgados de la luz”. Dos hombres, de unos setenta años, con banderas coloradas un poco descoloridas escuchaban con atención y aplaudían cuando Sanguinetti se refería a la seguridad social y decía que había que volver a “reequilibrarla”.
La noche anterior había estado en Tala, en un acto a la “antigua usanza” con gauchos a caballo, canarios con tractores y caravana, organizado por los Duque, los líderes locales. El expresidente volvió a la arena política en el mes de mayo, cuando decidió encabezar el sector Batllistas de los diputados Tabaré Viera y Conrado Rodríguez. Su retorno también significó la reactivación de la vieja guardia: Luis Hierro, Luis Mosca y Didier Opertti, entre otras figuras coloradas de sus gobiernos que lo asesoran en los distintos temas.
Según Factum, la vuelta de Sanguinetti tuvo "un efecto directo e inmediato" en la intención de voto de los colorados, que alcanzan 16%, el mayor nivel obtenido en encuestas desde el año 2002. En su última medición, la consultora Equipos también registró el crecimiento del partido de Batlle y Ordóñez, pasando de 8% a 11%. “Más que el número es importante la tendencia”, les repetía el expresidente a sus militantes, a quienes les pidió trabajar con “entusiasmo” porque está seguro que el Partido Colorado tendrá un rol fundamental en el próximo gobierno.
