Louta: un nuevo fenómeno pop

Rubio, flaquito, con pelo engominado y casi imberbe, con apariencia de un mormón electro vintage, Louta sale al escenario del Punta del Este Summer Fest (PESF) con la postura triunfante de un ganador en un ring de boxeo. Se pasea de un lado a otro sin bajar los brazos mientras suena una música épica. El que no lo conoce queda perplejo. Y eso que la fiesta recién empieza.

Jaime James, argentino de 23 años, es el frontman de Louta. Y Louta es James, pero además es un concepto, un espectáculo, una experiencia. Hijo de Diqui James y Ana Frenkel, creadores de la compañía De la guarda y Fuerza Bruta, que revolucionaron las artes escénicas en Argentina y extendieron su propuesta a varias ciudades del mundo, Louta tiene de quien mamar la explosión de energía e innovación como vehículo para hacer un arte que no puede pasar inadvertido.

Todo comenzó con una depresión. Sí, una crisis posadolescente de la que James salió a través del maestro budista Daisaku Ikeda. Derrotó al miedo y se decidió a hacer su primer disco.

"La dificultad más grande fue tener el coraje de poder encarar todo eso", dijo James a El Observador en Punta del Este, refiriéndose a los impulsos artísticos que hasta ese momento guardaba.

Con sonidos electrónicos, mucho rap –entre visceral y absurdo– y algunos sonidos tropicales que invitan a bailar, Louta concretó su primer material que colgó en Spotify y Youtube. El show que presentó por primera vez en Uruguay en el PESF es la escenificación que creó para ese primer álbum. Uno de sus motores creativos fue el cansancio de ver siempre lo mismo en los shows musicales.

Un sillón, unas plantas artificiales, una lámpara y una mesa de lectura con un globo terráqueo, son la escenografía en torno a la que Louta canta, baila junto a dos bailarines y, cuando tiene sed, toma agua de un florero.

Louta salió a la luz en diciembre de 2016 y, de inmediato, cosechó el visto bueno de la crítica especializada –que lo calificó como una de las revelaciones del año– y llenó teatros de la escena emergente en Buenos Aires y otras ciudades.

Estudió teatro y escritura pero su formación artística viene sobre todo de su familia. Se crio entre gira y gira de los espectáculos "inmersivos" llenos de música y despliegue performático que hacían sus padres. "Aprendí a hacer muchas cosas por ósmosis, por estar al lado", dijo James.

"Louta es un show que quiere abarcar todos los matices que tiene la vida. Por momento es una fiesta, por momentos es más triste, por momentos más luchador, por momentos más tierno", explicó James.

"A mí no me vengas con tus cuentitos" y "ahora que no tengo Netflix veo que otros tienen hambre", rapea Louta en sus temas pop.

Las caras de desconcierto entre el público son una de las cosas a la que se enfrenta Louta en festivales donde la gente lo ve por primera vez. Eso pasó en el Lollapalooza 2017, cuando su concierto apareció en la grilla a último momento. El resultado: Louta terminó acaparando los comentarios por encima de los artistas consagrados que brillaban en el cronograma del festival.

"Nosotros salimos a abrir el corazón en el sentido más amplio, y hay un montón de gente que pone mil millones de caras durante el show. Y eso es hermoso. Porque la vida es mucho más amplia que un grito, y un 'ehhh aguante'. Y encontrarnos con todo eso es supervalioso para nosotros", expresó.

Antes de Louta, James se ganaba la vida como dj. Ahora tiene puestas todas las energías en esta propuesta que crece. Luego de conquistar Argentina, se propone presentarse de nuevo en Uruguay este año y seguir por el resto del continente.

Louta no es solo el vivo o la música. En su cuenta de Instagram (@louta.louta) comparte performances callejeras y textos absurdos en los que insiste con "un rinoceronte respirando suavecito" y declara que va a derretir ciudades cuando llega a tocar. Este fenómeno es actitud, es acción y realidad. Con su burbuja, la fuerza de sus versos y una performance final con 20 miembros del público lookeados que bailaron y cantaron Gua gua guacho junto con él, Louta derrite Montoya. Y eso que recién empieza.