La tensa relación entre Petro y el general Zapateiro se agudizó en abril pasado, cuando el militar le exigió “respeto” al entonces candidato

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Luego de la victoria de Petro, el comandante en jefe del Ejército dejará su cargo

Se trata de Eduardo Zapateiro, el líder del ala más dura y conservadora de las Fuerzas Armadas del país, que se había enfrentado al presidente electo durante la campaña electoral
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29 de junio de 2022 a las 11:37

El comandante del Ejército de Colombia, el general Eduardo Zapateiro, anunció que dejará su cargo el próximo 20 de julio. Lo hará luego de su abierto enfrentamiento en plena campaña electoral con el presidente electo, Gustavo Petro, y en medio de las crecientes denuncias sobre los delitos de lesa humanidad cometidos por las Fuerzas Armadas en la lucha contra la guerrilla que desplegó el uribismo.

"Me despediré del pueblo colombiano, agradeciendo de todo corazón a todos mis soldados, oficiales, suboficiales y personal civil al servicio de la fuerza, por todo el trabajo desarrollado en mi gestión", afirmó en un discurso ante las tropas. Para los analistas colombianos se trata de un final anunciado tras la victoria de la coalición de izquierda en las presidenciales.

La tensa relación entre Petro y Zapateiro se agudizó en abril pasado, cuando el militar le exigió “respeto” al entonces candidato en una serie de mensajes por Twitter en plena campaña electoral. La prensa colombiana destacó que se trataba de la primera vez desde la presidencia de Ernesto Samper (1994-1998) que se registraba un cruce de esa naturaleza. En su momento, Samper terminó destituyendo al entonces jefe de las Fuerzas Armadas, Harold Bedoya.

El cruce entre Petro y Zapateiro, en el marco electoral revivió rumores sobre un posible golpe de Estado si Petro ganaba las elecciones. El episodio Samper-Bedoya suele recordarse en Colombia como el hecho que consolidó la definitiva separación del Ejército de la política, un proceso que había comenzado en 1991, cuando los ministros de Defensa dejaron de ser militares.

"A ningún general he visto en televisión recibiendo dinero mal habido. Los colombianos lo han visto a usted recibir dinero con bolsa de basura", escribió Zapateiro contra Petro, quien había dicho que “la cúpula se corrompe cuando son los politiqueros del narcotráfico los que terminan ascendiendo a generales” y agregó que “algunos generales están en la nómina”, en una clara referencia el cártel de narcotraficantes del Clan del Golfo.

El entredicho tensó todavía más la ya tensa relación de Petro con los uniformados por su pasado guerrillero en el M19 y por tener una postura sumamente crítica de cara a las operaciones militares en la que suelen morir civiles y líderes sociales de las comunidades campesinas en circunstancias sospechosas.

En ese momento, el presidente saliente, Iván Duque, defendió a Zapateiro, un oficial particularmente histriónico que solía dar entrevistas e intervenía públicamente al grito de “¡ajúa!", entendido como un mensaje de ánimo entre los militares. Más allá de lo pintoresca de sus apariciones públicas, Zapateiro lideró al menos hasta hoy el ala más dura y conservadora de los militares.

En 2020 escribió en su cuenta de Twitter, tras un informe de la Jurisdicción Especial para la Paz (JEP) sobre asesinatos de civiles a manos de militares, conocidos como falsos positivos, que "no nos dejaremos vencer por más víboras venenosas perversas que quieran atacarnos, señalarnos o debilitarnos", aunque después aseguró que el mensaje estaba dirigido a grupos armados ilegales.

En Colombia, un país azotado durante décadas por la insurgencia armada, el narcotráfico y los paramilitares, el poder de las Fuerzas Armadas sigue siendo inmenso. Poder que las protestas sociales del año pasado pusieron en tela de juicio. El propio Zapateiro quedó en la mira de los movimientos sociales y organismos de derechos humanos por su actuación en la ciudad Cali, epicentro de la protesta donde fueron asesinadas al menos cincuenta personas. Aunque formalmente el alcalde de la ciudad, Iván Ospina, estuvo a cargo del operativo de seguridad, los medios independientes aportaron pruebas que señalan a Zapateiro como el ejecutor de la represión.

El año pasado, por ejemplo, ante las cámaras de la televisión, el renunciante jefe del Ejército había pronunciado un breve discurso en el que le habló “al pueblo colombiano” con un claro tono político en el que no hizo otra cosa que ponerle voz al “malestar en los cuarteles”. Casi una advertencia ante la promesa de Petro de avanzar en el esclarecimiento de las violaciones a los derechos humanos que involucran a las Fuerzas Armadas, crímenes que fueron admitidos algunos militares en las audiencias de la Junta Especial para la Paz.

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