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Lula sigue siendo favorito pero Bolsonaro busca achicar la brecha

Con un megaplan de ayuda social, las encuestas muestran un crecimiento de intención de voto al actual presidente aunque todos dan como favorito a Lula. Bolsonaro volcó US$ 7.700 millones en subsidios y rebajó la nafta quitando impuestos.
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08 de agosto de 2022 a las 17:07

El presidente Jair Bolsonaro lo llamó “paquete de bondades” (beneficios, en portugués) y entrará en vigor este martes 9 de agosto cuando comiencen a pagarse los subsidios sociales por un valor total de US$ 7.700 vigentes sólo hasta fin de año.

Es la pieza clave de la campaña para su reelección en los comicios del 2 de octubre en los que Lula da Silva sigue siendo el favorito, aunque algunos analistas ya ven indicios de que la brecha se va a achicar.

El megapaquete fue votado a mediados de julio casi por unanimidad en el Congreso y su propósito explícito es producir una mejora económica en los hogares más pobres donde la ventaja de Lula es muy grande.

Con un tercio de la población que pasa hambre y 115 millones de habitantes (algo más de la mitad del total de los habitantes) con algún tipo de inseguridad alimentaria a lo largo del mes, el “paquete de bondades” y otras medidas como la rebaja de combustibles buscan achicar la brecha e intentar dar pelea el 2 de octubre.

Con 5 o 6 puntos “robados” a Lula, “la elección estaría empatada”, confían los legisladores que respaldan a Bolsonaro.

Es el llamado “centrao” que apoyó la iniciativa de aumentar el gasto público para derramar mejoras en los meses previos a la elección.

El ultraortodoxo ministro de Economia, Paulo Guedes, mantuvo la política de un “estado austero” durante los tres primeros años.

Pero Bolsonaro dio el giro al iniciarse el año electoral y comenzó por actualizar los planes sociales por inflación, que pasaron de los 190 reales desde 2016 a 400 a inicios de 2022.

Luego de la disparada histórica de los precios en el primer semestre de este año, aplicó una rebaja en el precio de los combustibles reduciendo la parte de los impuestos al combustible que van destinados a salud y educación.

El plan de las “bondades” fue votado por los legisladores del Partido de los Trabajadores –presidido por Lula-, aunque denunciaron la maniobra y aseguraron que si Lula volviera al gobierno los beneficios se mantendrián.

De a acá a fin de año fin de año habrá un aumento del 50 por ciento en el Auxilio Brasil, el principal plan de ayuda social que reemplazó al Bolsa Familia, que instituyó Lula. Pasará de 400 a 600 reales (de US$ 75 a US$ 116).

Además, habrá un vale de 1.000 reales (US$ 193) para los camioneros, se ampliará a 53 reales (US$ 10) la ayuda para comprar garrafas de gas. Los taxistas, que también se quejaban por el precio de los combustibles, tendrán beneficios por unos 2.000 millones de reales (US$ 373 millones).

"Si bien Lula sigue siendo amplio favorito, el escenario está más apretado que hace dos meses", declaró Felipe Nunes, titular del Instituto Queast, según cuenta en su cuenta de twitter el periodista Pablo Giuliano.

La imagen del gobierno se elevó y el 45 por ciento del electorado, incluyendo a votantes de Bolsonaro y de Lula, cree que el presidente de ultraderecha está "haciendo todo lo posible para resolver los problemas del país”.

Para la encuestadora de Nunes, la intención de voto hacia Lula cayó de 62 al 52 por ciento entre los 66 millones que van a recibir el plan social Auxilio Brasil, incluso antes de cobrarlo.

Para una eventual segunda vuelta, la diferencia Lula y Bolsonaro también cayó, según el mismo instituto.

La pregunta del millón es si este derrame electoral de Bolsonaro logrará evitar que Lula gane en primera vuelta, para lo cual necesita el 50 por ciento de los votos válidos más uno.

La encuesta de julio de Datafolha, la principal de Brasil, le dio 52 por ciento a Lula, cuando en mayo tenía 54 por ciento. La baja coincide con la rebaja en los combustibles dispuesta por Bolsonaro.

Aun así, todos los sondeos indican que hasta acá, Lula podría ganar en primera vuelta y sin una balotaje, escenario en el que también triunfaría.

Pero si la victoria en primera vuelta es por muy escaso margen, se crearía un escenario favorable a Bolsonaro, que viene denunciando un fraude en su contra por el voto electrónico tal como lo hizo su mentor Donald Trump.

Además ha impugnado a varios jueces de la Corte Suprema y al Tribunal Superior Electoral y ha exigido el control electoral por parte del ejército.

La imagen negativa del gobierno retrocedió en agosto al menor nivel desde 2021, cuando el desempleo aún estaba en dos dígitos y el presidente era objeto de acusaciones de crímenes contra la humanidad por su rol en la pandemia de una comisión de investigación del Senado.

Entre los que ganan hasta 2.000 reales (US$ 400), Lula perdió 3 puntos y Bolsonaro subió 3.

En tanto, en la encuesta de Datafolha de fines de julio se observa una recuperación de Bolsonaro en el electorado femenino, el segmento que más lo está castigando en los sondeos: creció seis puntos y ahora tiene el 27% de apoyo de las mujeres, contra el 46% de Lula.

Aunque ya hay actos y giras de los candidatos, la campaña se iniciará formalmente en una semana, cuando sólo falten 45 días para los comicios.

En el PT de Lula no se descarta un escenario de segunda vuelta pese a que el legendario líder metalúrgico armó una alianza de ocho partidos, la mayor de su historia, para derrotar al líder ultraderechista.

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