Lula tiene un problema con la democracia

Solo nuestro presidente Luis Lacalle Pou en la reunión se permitió discrepar con su par brasileño. Se mostró “sorprendido” y señaló que “lo peor que podemos hacer es tapar el sol con un dedo. Pongámosle el nombre que tiene y ayudemos”. Y a continuación manifestó algo que ahora se ve con enorme claridad. A Lacalle le preocupaba la declaración conjunta que se iba a firmar :“Porque el punto 2 de la declaración que se está negociando habla de democracia, de derechos humanos y de proteger las instituciones. “Cuando pongamos la firma no tenemos la misma definición de lo que son el respeto de las instituciones, los derechos humanos y la democracia”. También el presidente chileno Gabriel Boric dijo, aunque luego de la cumbre, que “no es una construcción narrativa; es una realidad, es seria y he tenido la oportunidad de verla en los ojos y el dolor de cientos de miles de venezolanos que hoy día están en nuestra patria”.

Y efectivamente, el temor de Lacalle tenía fundamentos y se acaba de confirmar. No es ya Maduro quien tiene un concepto distorsionado de la democracia. Es el propio Lula. En una reciente entrevista radial, el presidente brasileño dijo refiriéndose al régimen de Venezuela, que: “El concepto de democracia es relativo”. Interrogado si cree que el gobierno de Nicolás Maduro es democrático respondió que “en Venezuela hay más elecciones que en Brasil”.

Indudablemente Lula tiene un especial afecto por su vecino. De lo contrario sería dificil que en menos de un mes saliera en su defensa en dos oportunidades, y lo hiciera sin ningún rubor.

Para saber lo que pasa en Venezuela basta mirar los 7 millones de migrantes que se han desparramado por América Latina. Basta saber la grave situación económica que vive Venezuela. Basta recordar la proscripción por 15 años que se aplicó a la opositora María Corina Machado.

Es que la democracia no son solamente las elecciones. Ni aún elecciones libres y transparentes. Sin amaños en el conteo de los votos, sin proscriptos, sin fraude en el financiamiento y en la libertad para hacer campaña. Es también el ejercicio continuo de la separación de poderes, la independencia de la justicia, el respeto de los derechos humanos y el mantenimiento de las instituciones sin que nadie, ni siquiera los más altos cargos, estén por encima de la ley.

La democracia no es relativa. No bastan las elecciones si no hay libertad, si no hay un poder judicial independiente y un poder electoral independiente. A nadie le cabe duda que en Brasil hay más libertad y democracia que en Venezuela aunque, como dice Lula, en Venezuela haya más elecciones que en Brasil. Medir la calidad de una democracia por la cantidad de elecciones (generales, regionales, municipales, locales) es de una miopía suma. Es urgente regalarle a Lula una copia de “El espíritu de las leyes” de Montesquieu y otra de “La “Democracia en América” de Alexis de Tocqueville.

Es realmente muy peligroso para América Latina que el presidente de Brasil tenga estos conceptos de “relatividad” sobre el régimen democrático de gobierno. Cuando uno pensaba haber dejado atrás el peligro de un Jair Bolsonaro, que igualmente nunca dijo estas cosas aunque si dijo otras igualmente peligrosas, resulta que vamos para atrás. Incluso Lula se negó a llamar “dictadura” lo que está ocurriendo en Nicaragua, que es bastante peor que lo que pasa en Venezuela.

Si sigue por ese camino, dentro de poco tiempo muchos pretenderán que Lula se transforme en una especie de Einstein de la ciencia política por haber descubierto la “relatividad” de la democracia. Aunque a diferencia del gran físico alemán su teoría es falsa por donde se la mire y peligrosa si se la lleva a la práctica, pues sirve para justificar a todos los autoritarismos de izquierda o de derecha, que pretender evadir los límites constitucionales.

Cuando se comienzan a “relativizar” los conceptos se les quita su sentido original y significan lo que cada uno quiera que signifiquen. Por eso, ocurre lo que temía