Una campana, guardada cuidadosamente en una caja, permanece cerca de un retrato de José Artigas en el despacho que Guido Manini Ríos tiene en el Palacio Legislativo. Según dice, se la enviaron desde el interior. Pertenecía a una señora, militante de Cabildo Abierto, que la hacía tañer en su pueblo, avisando que “se terminó el recreo”.
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