Más de 64 millones de turcos eligen entre Erdogan o Kilçdaroglu en el balotaje de este domingo

Los últimos sondeos apuntan a que Erdogan, un conservador otomanista de 69 años, mantendría la diferencia de casi 5 puntos que obtuvo en la primera vuelta del 14 de mayo, cuando sacó el 49,52% de los votos y quedó a apenas 0,48% de obtener la mitad de los sufragios y renovar su mandato. 

La diferencia de 2,5 millones de votos a su favor sólo podría modificarse si ocurre una masiva movilización de los abstencionistas a inclinarse para sacarlo del poder que retiene desde hace dos décadas.

Los niveles de participación en la primera vuelta fueron elevados, del 87,4%, lo que significa unos 55 millones de votantes, pero las consultoras aseguran que nuevos ciudadanos se volcarán a las urnas este domingo ante la extrema polarización de la población.

Las mismas consultoras habían augurado mayoritariamente la derrota del presidente en primera vuelta ante el vertiginoso ascenso de Kiliçdaroglu, capitalizando el enojo social tras el devastador terremoto del 6 de febrero que mató a más de 60 mil personas en Turquía y volteó ciento de miles de edificios dejando a la intemperie a millones de turcos. 

Por lo pronto, el porcentaje de votantes en el exterior que se cerró el pasado miércoles ya superó el número de concurrentes que participó en la vuelta anterior. 

Vista a la derecha

Para saldar la diferencia, Erdogan y Kiliçdaroglu buscaron el apoyo del electorado nacionalista y orientaron en ese sentido sus discursos.

El ultranacionalista Sinan Ogan, quien obtuvo el 5% de los votos en primera vuelta, llamó a sus votantes de la Alianza ATA a inclinarse por el presidente Erdogan en el balotaje.

Kiliçdaroglu, de 74 años y candidato de la heterogénea Alianza de la Nación de seis partidos, incluido uno de los nacionalistas kurdos, endureció su discurso durante la campaña de la segunda vuelta.

Para ensanchar su 44,8% de votantes de primera vuelta, el líder del histórico Partido Repúblicano del Pueblo (CHP), fundado por el primer presidente de la república turca, Mustafa Kemal Ataturk, dejó de lado las sonrisas y los gestos en forma de corazón para adoptar un tono marcial.

Sin medias tintas, prometió la expulsión de los refugiados sirios “el día después de la victoria”. También aseguró que Turquía no se convertirá en un “depósito de migrantes”.

Con 3,4 millones de refugiados sirios y centenares de miles de afganos, iraníes e iraquíes, Turquía es el país que acoge un mayor número de refugiados en el mundo, según datos oficiales.

Ante esta promesa, el líder del Partido de la Victoria, de orientación nacionalista y antiinmigrante, Umit Ozdag, manifestó el apoyo de su fuerza política –que obtuvo el 2,2%– a Kiliçdaroglu. 

“El 28 de mayo se celebra un referéndum. ¿Deben irse o quedarse millones de refugiados? Si dices Erdogan, se quedarán y su número aumentará. Si dices Kiliçdaroglu, se irán y no vendrán nuevos. Doy fe de la promesa de Kiliçdaroglu”, tuiteó Ozdag.

Pese a las suspicacias que genera su pacto con un pequeño partido reaccionario y xenófobo, la formación de izquierdas y pro-kurda HDP también pidió el voto para Kiliçdaroglu.

Mientras el aspirante socialdemócrata endureció su tono, Erdogan mantuvo su habitual discurso nacionalista y conservador, y criticó con dureza a las minorías del país, como los kurdos o las personas LGTBI.

“Ayer seguían adorando a los terroristas”, reprochó Erdogan a la oposición durante su cierre de campaña este jueves. 

Rusia, democracia, inflación

En sus declaraciones, antes y después de la primera vuelta, tanto Erdogan como Kiliçdaroglu se concentraron también en la necesidad de mejorar la actual situación económica y garantizar la recuperación tras el devastador terremoto de febrero.

Según datos oficiales, en marzo de este año el índice de precios al consumidor registró un aumentó el 50,51% interanual.

La fórmula de Erdogan para reducir la inflación fue y sigue siendo mantener bajas las tasas de interés para sostener la actividad económica y la demanda.

En paralelo, prometió construir 650.000 nuevas viviendas para “curar completamente las heridas” en las once provincias afectadas por el sismo.  Otra de sus promesas es subsidiar el gas durante un año para un consumo doméstico de hasta 25 metros cúbicos mensuales. 

Días antes de la primera vuelta, ya había anunciado una suba salarial del 45% para 700.000 funcionarios públicos.

Por el contrario, Kiliçdaroglu hizo hincapié en contener las cuentas públicas y aumentar las inversiones extranjeras, pero destinando parte de ellas a las obras de reconstrucción por el terremoto.

A nivel internacional, el actual mandatario sostiene que continuará el rumbo para aumentar la influencia de Ankara en los asuntos globales y mantener una postura independiente del país.

“Falso líder mundial prorruso”, le endilgó Kiliçdaroglu, acusando a Erdogan de no condenar la invasión de Rusia a Ucrania pese a que Turquía pertenece a la OTAN.

El actual presidente se excusa en la búsqueda de un papel mediador entre Kiev y Moscú para facilitar la exportación de cereales de ambos países a través del Mar Negro, la vía marítima que comparten los tres países.

Pero en el centro de la disputa está el carácter del liderazgo de Erdogan, a quien sus objetores endilgan tendencias autoritarias por haber suprimido en 2017 el cargo de primer ministro y concentrar las funciones en la presidencia que ejerce.

Sin mayoría parlamentaria, ya renovada por el actual oficialismo en la primera vuelta, Kiliçdaroglu promete volver a un sistema anterior con preminencia del Parlamento en las decisiones dejando atrás el presidencialismo.

(Con información de agencias)