Más robos y vandalismo en centros educativo: ANEP instalará más de 2.000 cámaras inteligentes

Puede que hayan mejorado los registros. Puede que la violencia venga en crecida. O puede que sea una combinación de ambas, como considera Rodrigo Amestoy, coordinador del Plan de Seguridad de la ANEP. Lo cierto es que, si se compara con la pre-pandemia, los robos se triplicaron y el vandalismo se duplicó.

“La gran problemática que tiene la ANEP está, claramente, en el exterior de los locales”, dice Amestoy tras constatar que el alza de los delitos se está dando en los robos de cables, roturas de medidores de OSE, pedradas o hurtos de postes de luz. “Son delitos puntuales, que se ejecutan en fracciones de segundos, pero que a la Administración le causan un gran daño”.

Entre los gastos corrientes, la seguridad es el rubro que más dinero le insume a la ANEP: solo en 2021 superó los 603 millones de pesos (sin contar el dinero destinado desde el impuesto a Primaria u otros gastos de portería que pueden estar solapados dentro del rubro de retribución al personal). 

En otros casos, el robo de un pequeño cable con el fin de vender el poco cobre de su interior, puede dejar a una escuela sin electricidad por algunas horas. Por lo cual el costo es también logístico y educativo.

El liceo N° 67, a pocos metros de la casa quinta que había comprado José Batlle y Ordóñez, al noreste del Hipódromo de Maroñas, parece ser un objetivo frecuente. El 27 de enero de 2022 le rompieron los caños de abastecimientos y unos vidrios. Tres días después le intentaron robar los cables pararrayos. Más de dos semanas después le lograron robar otro cable. Al día siguiente le quitaron la manguera de bomberos. Luego los cables subterráneos, le rompieron el sensor y en marzo le desabastecieron el depósito.

Es por eso que la ANEP busca un cambio en su estrategia: en 2023 se colocarán más de 2.000 cámaras de seguridad para el exterior, la mayoría de ellas con lectura de inteligencia artificial que marcan perímetros y descifran matrículas de vehículos, las cuales serán monitorizadas por un centro de comando específico para la educación. Una especie de Gran Hermano inteligente para el exterior de los centros educativos de la ANEP.

Pero la llegada a este punto tiene su historia.

Del 222 a la inteligencia artificial

Antes de 2014, los centros educativos contaban con un servicio de policía 222. Pero cuando cambió la política policial, aquel año, la ANEP tuvo que implementar su propio plan de seguridad para custodiar y proteger los bienes muebles e inmuebles en los horarios en que no había clase.

Ese plan fue evolucionando y se llegó a abordar 458 centros educativos de Montevideo, divididos en 12 zonas. Cada área cuenta con unos 40 locales que, durante las noches, son recorridos por móviles de dos empresas privadas. En el verano y los fines de semana, los guardias monitorean todo el día. Dan vueltas y tienen llaves por si acaso.

Salvo tres zonas en que los robos y el vandalismo son infrecuentes —como las escuelas al sur de avenida Italia y al sur de La Aguada—, en el resto las dos empresas privadas que realizan las inspecciones van con acompañamiento policial. Porque ocurre que muchos de los centros más complejos están en zonas de la capital más inseguras (aunque no es lineal). 

Al comienzo de la pandemia, una evaluación que el Ministerio del Interior le había entregado a la ANEP demostraba que algunas de las escuelas y liceos ubicados en la avenida Carlos María Ramírez estaban entre los más vandalizados y robados.

Seis de cada diez directores de escuelas consideran como “probable” o “muy probable” que ocurran robos cerca de las instituciones. Los datos surgen de la encuesta que realiza el Instituto Nacional de Evaluación Educativas (Ineed) en cada edición de las pruebas Aristas.

En las escuelas de contextos más críticos, la mayoría de los directores consultados veía como “probable” o “muy probable” que ocurran agresiones en las que alguien resulte gravemente herido o muerto en el entorno del centro educativo.

En una decena de centros educativos, la ANEP logró con el tiempo poner sistemas de alarma. Pero un reciente plan piloto, realizado en el Instituto Técnico Superior, demostró que funcionaba mejor el equipamiento con cámaras inteligentes. Son cámaras que cuentan con un amplio campo visual, en el que se puede configurar qué parte del perímetro quiere controlarse que no haya circulación, que detecta matrículas y rostros y que envía alertas cuando se transgrede alguno de los parámetros preconfigurados.

“Es una manera de automatizar parte de la labor de monitoreo y, a la vez, ser más eficientes para dar respuesta”, explicó el director ejecutivo de Gestión Institucional de la ANEP, Héctor Bouzón.

Para esta nueva etapa del plan, la ANEP destinará parte de los 22 millones de dólares que el Ministerio de Economía le prometió a la Administración para mejorar las condiciones de seguridad.

El plan también incluye la mejora de la iluminación exterior y el cumplimiento de casi una veintena de puntos que recomendó el Ministerio del Interior.

“El objetivo es que todo el monitoreo sea exclusivo para la ANEP, de modo tal que se cumpla con la privacidad que requieren los espacios educativos y que se trabaje con una priorización”, explica el coordinador Amestoy.