El clásico paseo con espejos convexos a la entrada, la hipopótama Clorinda en su estanque, la elefanta Yothi en su predio, la jirafa Luna elevando su cuello por encima del cerco para aceptar algún ofrecimiento y más de 2.000 animales del zoológico de Villa Dolores, no están a la vista del público desde abril de 2014.
Desde entonces la Intendencia de Montevideo (IMM) estuvo en obras —con intervenciones que no estuvieron exentas de demoras— para transformar el icónico sitio. La ansiada reapertura ya tuvo varias postergaciones, la última de ellas en Semana de Turismo, cuando el agravamiento de la epidemia frustró los planes.
Con obras culminadas y un escenario sanitario más auspicioso, desde la comuna tienen la mirada puesta en la primavera —posiblemente en setiembre— para abrir las puertas del Paseo de Villa Dolores, según confirmó a El Observador el director de Artes y Ciencias de la IMM, Baltasar Brum. El jerarca ya había adelantado la intención del retorno ante la Comisión Integrada de Presupuesto y Hacienda de la Junta Departamental.
"Estamos al borde de abrir. Estamos terminando la cartelería. Para el mes de julio está terminada la cartelería y ahí vamos a abrir. Estamos esperando las recomendaciones también, porque va a ser un atractivo muy grande y los animales no pueden tener contacto por los contagios", sostuvo Brum en el marco de la comparecencia del departamento de Cultura de la IMM.
La directora de la repartición, María Inés Obaldía, informó que para 2022 esperan recuperar al menos el 50% de las visitas educativas. El retorno incluirá además al menos tres nuevas incorporaciones: una huerta interactiva, un servicio gastronómico y una biblioteca —esta última estará en el viejo recinto de la jirafa—.
Parte del sitio ya había abierto en agosto del año pasado, con el lanzamiento del Parque de la Amistad —sector sin animales y con espacios para juegos que da hacia el lado de Rivera—. La reapertura del predio de siete hectáreas pondrá fin a ocho años de obras y de animales resguardados de los curiosos.
Baltasar Brum recordó que al momento del cierre en 2014 —cuando la IMM propuso llevar el modelo del zoológico al de un parque urbano— había unos dos mil animales en Villa Dolores. "Era muy importante la cantidad de animales de gran porte: elefantes, osos polares, jirafas. Hoy el proyecto es el que detallamos: el tigre, los jaguares, los monos ―son unos pequeños monos―, los flamencos y la hiena, que está muy añosa y no va a ser expuesta. Vamos a llevar al (Parque) Lecocq casi todo el resto de los animales", expuso ante los ediles.
El jerarca subrayó que se trataría de un "nuevo paradigma" de zoológico. Una de las medidas de la comuna en el anterior período ―en el proyecto que encabezó el hoy coordinador institucional Juan Canessa― consistió en suprimir el modelo de las jaulas. "No sé si alguno de ustedes recuerda las históricas jaulas victorianas en las que estaban, que tenían apenas dos metros cuadrados para que los animales estuvieran a la vista del público y dos metros cuadrados para dormir. Realmente, eran lugares de prisión", consideró la directora Obaldía.
El modelo había nacido en 1894 a instancias de Cecilia Dolores Pereira y Alejo Rossell y Rius ―quienes también donaron los terrenos para la construcción del Hospital Pereira Rossell―, un matrimonio de filántropos que parquizó el predio de siete hectáreas y trajo a distintos ejemplares exóticos. Rossell y Rius, a pocos días de su muerte en 1919, cedió el zoológico al entonces Municipio de Montevideo.
El "nuevo paradigma" impulsado por las últimas administraciones supone ―por ejemplo―, para el caso concreto de los jaguares, un nuevo recinto de 1.600 m2, casi ocho veces más amplio que los antiguos compartimentos. El actual sistema supone que en la misma superficie en que quedaban albergados unos 2.000 animales, hoy convivan unos 500, entre ellos 100 mamíferos y 400 aves y reptiles. "O sea que va a haber muy pocos animales", detalló Brum.
La apuesta, por un lado, obligó a derivar ejemplares a otros sitios. La mayoría fueron al Parque Lecocq. La comuna capitalina está en diálogo para enviar 24 ciervos al Ecoparque Tálice de Flores. Según contó Brum, la intendencia floridense también "pidió el reptilario".
Otra de las medidas supuso dejar de ser el "receptáculo" de animales, que arribaban al sistema municipal para "ponerlos en condiciones y exhibirlos". "En cuanto a los que sí recibimos, lo que se hace es mejorarlos sin tener casi contacto con seres humanos y se largan en el medioambiente", narró Baltasar Brum.
Por otro lado, el "nuevo paradigma" puso de manifiesto una complicación para trasladar ejemplares, algunos de ellos con varios años de permanencia en el histórico sitio. "Mover animales es una situación muy compleja, sobre todo porque hay una cantidad de animales que están allí desde hace mucho tiempo. Hay un cóndor que tiene ochenta años; y ochenta años significa que estuvo dentro del legado de Rossell y Rius", planteó Brum a los ediles.
Otro ejemplar a ser mantenido será el tigre. "Es un animal añoso, que vivió toda su vida en cautiverio. Es fruto de un decomiso que se hizo a un circo que llegó a nuestro país. Es un animal que no tiene a dónde ir, y pretendemos que lo que le quede de vida transcurra en un espacio muy generoso y no enjaulado. Ese es su espacio; es muy amplio: tiene mucha vegetación, un lugar para dormir, un pequeño lago", relató la directora Obaldía.
Las flamantes instalaciones también tendrán incidencia en los visitantes, según explicó Baltasar Brum. "Para ver el tigre van a tener que ir varias veces, porque no es fácil verlo. Yo fui unas 16 veces y lo vi una sola vez; a los jaguares, también. Están en recintos muy grandes. Pero bueno, hay un cambio de paradigma importante", valoró el director de Artes y Ciencias.
Baltasar Brum había declarado a Universal que desde la IMM detendrían la reproducción de animales en cautiverio en los predios municipales. La resolución propició el cuestionamiento de varios expertos citados por La Diaria, que recalcaron que los zoológicos modernos pueden ser clave para la conservación de especies en peligro de extinción fuera de sus respectivos hábitats.
Consultado por El Observador, el jerarca defendió la decisión, y enfatizó que contaba con el aval del plantel de veterinarios de la comuna, que a su vez estaban en coordinación con entes internacionales vinculados a zoológicos. Brum añadió que los actuales ejemplares en Villa Dolores son "animales añosos", y que el predio departamental "no está en condiciones" de albergar a una población mayor.
Respecto a la recepción de animales, explicó que la comuna libera a aquellos que son autóctonos luego de haberlos llevado a veterinarios. Los no autóctonos, por su parte, son trasladados a reservas.
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