Una familia de diez integrantes acampa frente al Palacio Legislativo

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Mides analiza eliminar la Puerta de Entrada y realizó cambios en la atención telefónica

Comenzó a implementar un plan piloto y evaluará los resultados; preocupan los campamentos en espacios públicos
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28 de abril de 2018 a las 05:00
Agarró una cuerda, la ató por la punta a un toldo y, con la ayuda de su nieto, buscó la forma de estirarla y que el toldo funcionara como un techo. El jueves 26, Jorge (50 años) terminaba de armar su campamento frente al Palacio Legislativo, que es su casa temporal. A él y su familia los echaron de la pensión en la que vivía con sus hijas, nietos y su madre por lo que se instaló en la esquina de avenida De Las Leyes y Colombia. "Estaba lleno de ratas. Se lo dije al dueño y me echó. Ahora no tenemos a dónde ir", dice resignado. Llegó desde Dolores (Soriano) hace cinco años y hasta ahora siempre había vivido en distintas pensiones. Los pocos pesos que junta cuidando autos no le dan para mucho más. Antes, fue guardia de seguridad pero perdió ese empleo.

Desde hace cuatro noches, cuatro niños duermen entre cartones y toldos. El Ministerio de Desarrollo Social (Mides) se acercó hasta el lugar pero la familia no quiere ir a un refugio. "Tenes que ir todos los días y te echan al otro día a las diez", dice Jorge visiblemente molesto. En ese momento, dos representantes del Mides conversaban con sus hijas para tratar de convencerlas de ir a un refugio.

"Vienen y te hacen quemar la cabeza", se queja. Su madre, que tiene 84 años, sufre de asma.
Jorge sabe que ir a un centro del Mides lo obliga a separarse de sus nietos porque las mujeres con hijos van a un centro y los hombres a otro. Los lugares para madres con hijos las acogen las 24 horas pero aquellos que son para hombres o mujeres solas, conocidos como Centros Calle, sólo dan alojamiento por la noche. El Mides cuenta con unas 1.500 plazas que generalmente están llenas y a veces la solución para los hombres no se encuentra en un día.

1.500 plazas tiene el Ministerio de Desarrollo Social para albergar a personas en situación de calle. En el invierno la cartera implementa programas para aumentar esos lugares

A Víctor le pasa algo similar que a Jorge. No quiere ir a un lugar de donde lo echan todos los días. Hacer cola desde las 20 horas para dejar el lugar el otro día a las 10. "¿Para qué?", se pregunta sin esperar una respuesta. "El plato de comida lo consigo acá", dice mientras come parado en una bandeja descartable un guiso de fideos en la Plaza Fabini. Ahí, todos los miércoles y sábados, la organización Algo por Alguien reparte platos de comida para gente en situación de calle. Cada jornada se reúnen cerca de 50 personas en busca de algo para cenar y, si tienen suerte, también se llevan algo de ropa. El miércoles 25, Diana, una de las referentes de la organización, llevó una torta de chocolate para festejar los cumpleaños de abril. Así lo hacen cada fin de mes. La organización, que nació del impulso de un grupo de personas en la crisis del 2002, ofrece comida de olla a todos aquellos que se acerquen entre marzo y noviembre.

Víctor prefiere dormir en la calle porque "es más facil". "Agarrás dos cartones y te arreglas", dice como enojado. Tanto Diana como otros de los voluntarios que colaboran en Algo por Alguien tienen la sensación de que la gente en situación de calle aumentó. Esa misma sensación que tenía el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, y que lo llevó a escribirle al presidente Tabaré Vázquez para "sensibilizarlo" sobre este tema.

3.371 personas pasaron por los refugios del Mides en 2017. Si bien existe un grupo de usuarios estables en los distintos refugios, existen muchas personas que rotan.

Rodrigo fue otro que se acercó a la Plaza Fabini ese miércoles de abril cuando el calor era más propio de un verano que ya terminó que de un otoño ya instalado. Salió de la cárcel hace tres años y, desde entonces, vive en la calle. "Yo no tengo familia, no tengo nada", contó. Según dice, en los refugios "no lo quieren" y por eso no va. Prefiere arreglarse por la suya y duerme en la calle. Tiene claro donde ofrecen un plato de comida cada día y así sobrevive.

En el Ministerio de Desarrollo Social (Mides) no tienen datos actualizados sobre la cantidad de gente que vive en la calle (el último dato -1.651 personas- es de 2016) pero sí notan un aumento de "campamentos" en la vía pública y eso preocupa, según dijo a El Observador la directora del departamento de Protección Integral en Situaciones de Vulneración, Eleonora Bianchi. La situación de Jorge es de esas que tiene en vilo a las autoridades. Además de que hay menores viviendo en la calle, el hombre montó una carpa en una plaza.


"Lo que nos preocupa es que encontramos una variante nueva. Una modalidad que estamos viendo en lugares que antes no estaban", explicó Bianchi. Es que estos nuevos "campamentos" no solo exponen a las personas que viven en la calle sino que también afectan a los vecinos del barrio porque ocupan espacios públicos que deberían ser usados por todos. "El formato de vida no debe ser que yo defino que voy a ese espacio y desarrollo la vida cotidiana", explicó Bianchi.

Pero la calle fue la primera alternativa que Jorge encontró para su familia. Y su campamento de diez personas continúa instalado frente al Palacio Legislativo.

Cambios y plan piloto

El Mides está implementando algunos cambios con el objetivo de mejorar los servicios que ofrece actualmente. La cartera decidió cambiar el equipo de personas que atiende las llamadas de los vecinos que reportan personas que viven en situación de calle o que se adueñaron de un espacio público. Hasta hace un mes eran integrantes de una cooperativa que recibían las llamadas, ahora son profesionales que, además de atender el teléfono, también realizan recorridas y trabajan con gente en la calle. "Nos parecía importante que fuera una persona que pudiera entender lo que el vecino le reclamaba y le pudiera explicar bien las actividades que hacemos. Es una persona que conoce la vivencia de quien llama", explicó Bianchi y se mostró satisfecha con el resultado: "Estamos dando un mejor servicio".

Además, el Mides comenzó a aplicar un plan piloto en el noreste de Montevideo con el objetivo de eliminar lo que se conoce como Puerta de Entrada. La cartera todavía no quiere brindar más detalles porque es un programa que recién comenzó a aplicarse. "Vamos a estar identificando personas en situación de calle y la vamos a dirigir directamente a un centro. Estamos haciendo un piloto para ver cómo podemos transformar la puerta de entrada", explicó la directora del ministerio.

Institucionalizados

Solo una de cada tres personas que acuden a refugios estuvieron institucionalizados en algún centro del Estado. Es decir, pasaron por la cárcel, algún centro del Instituto Nacional de Inclusión Social Adolescente (Inisa), del INAU o por problemas de salud mental estuvieron un largo tiempo internados en algún hospital psiquiátrico. El Mides cuenta con unas 1.500 plazas para recibir a personas que viven en la calle pero en 2017 pasaron 3.371 personas por esos lugares. Si bien existe un usuario "estable" de los refugios hay algunos que son muy rotativos. La cartera cuenta con 31 Centros Calle, que funcionan solo por las noches, 13 centros para madres con niños, niñas y adolescentes y cuatro Centros de Cuidados, donde se deriva a las personas que necesitan de cuidados especiales por tener problemas de salud mental u otras complicaciones que requieran una atención especial.

La solidaridad resolvió el problema

Gustavo Castellini, el hombre que con su hijo pidió refugio en el Mides y no encontró una solución, logró asentarse en una casa que le ofreció un integrante de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB). Allí vive con su hijo y está trabajando, según contó a El Observador, aunque prefirió no dar más detalles. Castellini apareció en los medios cuando tuvo que pasar una noche en la calle junto a su hijo porque no tenía donde quedarse. Cuando fue a la Puerta de Entrada del Mides la solución que le ofrecían era separarse de su hijo porque el Mides no cuenta con hogares para hombres con hijos. Finalmente, tras aparecer en distintos medios de comunicación, Castellini encontró una solución.

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