Mides apunta a más comedores, contenedores y puntos móviles para sustituir a las ollas populares

Esta disposición, que el Frente Amplio votó a regañadientes en el Parlamento bajo la sospecha de una intención electoral, será utilizada en su mayor parte para la gran apuesta del ministerio: fortalecer al Sistema Nacional de Comedores para que en el corto plazo suplanten a las ollas populares.

Así está planteado en el esquema diseñado por la cartera al que accedió El Observador y que tendrá su punto de inicio el próximo 1º de abril. Será luego que finalice el actual convenio –el quinto en forma sucesiva– firmado con la organización Uruguay Adelante para la distribución de insumos de apoyo a las ollas y que ya no será renovado. 

Más allá de las diferencias que el ministerio viene manteniendo en los últimos tiempos con algunas entidades, como la Coordinadora de Ollas Populares, a nivel oficial se entiende necesario dejar a un lado un modelo de “apoyo coyuntural” representado por una herramienta que, además, no constituye una política pública y que no permite atender una prioridad fijada por la cartera. 

De esta manera, se pretende dejar atrás la coyuntura y enfocarse en soluciones a problemas estructurales de larga data en el acceso a la alimentación que, entienden en el Mides, no se originaron en la emergencia sanitaria.  La apuesta es que una mayor presencia territorial de los comedores les permita constituirse en la vía de acceso a las personas que requieren ayuda para alimentarse. 

En los últimos dos años, el Mides aportó $ 332 millones para dotar de alimentos de apoyo a las ollas populares.

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Parte de los recursos suplementarios disponibles a partir del año próximo servirán para corregir una debilidad que se reconoce en el mismo sistema que se pretende fortalecer.

El INDA mantiene hoy  57 comedores repartidos en todos los departamentos. En Montevideo, que concentra casi la mitad de la población del país, funcionan solo cuatro. El problema adicional es que solo están asistiendo 1.620 de los 4.000 usuarios registrados. 

Según señaló a El Observador el director del INDA, Ignacio Elgue, esto es consecuencia de la excesiva centralización de los locales. Uno está ubicado en La Comercial y otro en La Teja. Los otros dos están en Peñarol y en la Unión. Elgue marcó que eso representa una gran dificultad para la población vulnerable que reside en los barrios periféricos y que no puede afrontar el pago de dos boletos de ómnibus para acceder a un plato de comida. 

La situación había quedado planteada a mediados del mes pasado, cuando el ministerio fue al Parlamento a exponer sobre la Rendición de Cuentas. Allí, Elgue reparó en que en las zonas en las que el sistema mostró más debilidad fue donde las ollas tuvieron una mayor presencia. 

El jerarca señaló que el origen de esta debilidad se explicaba por una decisión del gobierno anterior. Según dijo, en 2016 el gobierno de la época decidió cerrar cuatro comedores en Montevideo. Elgue aseguró que no encontró en el instituto ningún informe que fundamentara la medida. Además, recordó que fue en un año en el que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación (FAO), hubo “un pico” de inseguridad alimentaria en Uruguay. 

Aunque es considerado un insumo valioso, este estudio utiliza una metodología que en el ministerio consideran que solo permite obtener un panorama parcial de la situación. El Mides espera recibir antes de fin de mes los resultados del Módulo de Seguridad Alimentaria a nivel nacional. Realizado a través de un convenio con el Instituto Nacional de Estadística (INE), es el primero en su tipo en la historia del Uruguay e incluirá un cuestionario que, dentro de la Encuesta Continua de Hogares, emplea la escala internacional FIES (Food Insecurity Experience Scale). 

Según el Mides, esto permitirá conocer en profundidad la situación alimentaria en el país y obtener información más completa a la hora de tomar decisiones.

Nuevas líneas

Por lo pronto, el INDA maneja a corto plazo la reapertura de uno de los comedores cerrados durante el pasado gobierno en la actual sede del INDA en Ciudad Vieja. Además, se abrirá otro más en el Batallón 5 de Ingenieros, sobre el bulevar Aparicio Saravia. 

Esos locales se complementarán con nuevos mecanismos que el Mides piensa instrumentar y que forman parte del plan que cobrará plena vigencia en abril: puntos de distribución móviles en los municipios que presentan una mayor debilidad en la asistencia alimentaria. 

El refuerzo económico llega, según la versión oficial, para atender “problemas estructurales” que “vienen de años”, pese a que el ministerio insiste en que, en términos generales, bajó la demanda en el sistema de alimentación. En los comedores, los datos oficiales indican que en el primer semestre de este año hubo 8.000 usuarios menos por día que en el mismo período de 2021. 

El esquema a desplegar el próximo año será una de las tres etapas previstas de un plan integral dirigido a los beneficiarios del Sistema Nacional de Comedores. Las fases dos y tres consistirán en tratar de “dar habilidades” a estas personas, creando una “economía circular” con algunos empleos que pueden ser provistos por el instituto y que pasan por la agricultura familiar y la recuperación de desperdicios y alimentos aplicada a través de Redalco Uruguay.