Miles Bowman Jr. con su primer mate

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Miles Bowman Jr. llegó a Trouville para quedarse en Uruguay: se enamoró de las empanadas y ya ceba mate

Miles Bowman Jr. llegó en febrero a Trouville, tiene 29 años, quiere jugar hasta los 40 y ya sueña con quedarse en Uruguay: cuando tenía 8 se quedó sin padres y en el liceo estuvo cerca de batirle un récord a Chris Paul
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15 de mayo de 2022 a las 05:04

La nota está pactada para la hora 15.00 en la cancha de Trouville. Dieciséis minutos antes, Miles Bowman Jr. avisa que está esperando un Uber y a la hora del encuentro se disculpa por el retraso de escasos minutos. Para sorpresa de todos los presentes, llega con termo y un mate pronto. Su compañero Marcos Mayora se sorprende y le explica cómo cebar. El estadounidense escucha, aprende y ejecuta. 

"Es una cosa de locos. Le encanta Uruguay, está fascinado, come empanadas y ahora toma mate. Ahora no, pero cuando termine el campeonato lo voy a llevar a probar bizcochos", dice el base de Trouville a Referí.   

Marcos Mayora le da indicaciones de cómo cebar

Bowman Jr. es estadounidense, tiene 29 años y es alero aunque en el rojo tiene que jugar de ala-pívot para fajarse con su atlético 1,98 metros. Llegó en febrero en lugar de Cameron Forte y junto con Dwayne Davis le terminaron de cambiar la cara al equipo de Marcelo Signorelli que eliminó en el play-in a Hebraica Macabi (3-0) y en los playoffs 3 a 2 a Urupan, la gran revelación de la Liga Uruguaya de Básquetbol

Contra el lituano Zygimantas Riauka de Urupan

"Gonzalo me hizo probar las empanadas y me enamoré; comí empanadas seis días seguidos. Después de un partido alguien me mandó un paquete de 14 empanadas al hotel, todavía no sé quién las mandó, pero gracias", expresa. 

El mate lo descubrió en la calle. Miraba al uruguayo típico de termo y mate y al principio pensó que era café. Cuando lo vio de cerca, creyó que era te verde. Un día pidió probar en el club. "Es amargo pero saludable me dijeron". Y probó. "Cuando voy a un país me encanta conocer su cultura, sus costumbres, hablar con su gente, aprender, probar sus comidas". No en vano, en la Universidad de High Point, de Carolina del Norte, se graduó en Relaciones Humanas. 

Miles Jr. nació en Winstom-Salem en el estado de Carolina del Norte. Creció en un hogar de clase media con cinco hermanos, pero la vida le arrebató los recuerdos más lindos de la niñez. Su madre, Lebetra, murió cuando tenía seis y su padre, Miles Sr., cuando tenía ocho. 

Promedia 20,0 puntos y 8,3 rebotes por partido

"No tengo muchos recuerdos como otras personas tienen de sus padres, pero los siento cada día de mi vida en mi alma y en mi espíritu; al final creo que soy un bendecido por haberlos tenido esos seis y ocho años. Usé eso para enfocarme en el básquetbol, porque fue el deporte que me había enseñado mi padre, juego este juego para él", cuenta.

"Empecé a jugar en el patio de mi casa. Como mi padre no tenía dinero para poder comprarme un tablero me hizo uno casero y yo me pasaba todo el día tirando lo que tuviera forma redonda adentro, porque tampoco había plata para comprar una pelota", recuerda. 

"Mis abuelas se encargaron de nosotros, de que estudiáramos, de que fuéramos a la escuela, de que no nos faltara nada, de alejarnos de la calle, a ser respetuoso. Todo". 

Cuando creció intentar jugar al básquetbol en el liceo. "En mi primer equipo me cortaron porque no era lo suficientemente bueno. Pero eso me ayudó. Iba a tirar solo para mejorar, aunque nadie me quería en su equipo porque era alto pero a la vez era malísimo, no sabía cómo jugar el juego. Después me anoté en un colegio privado y ganamos dos nacionales con Quincy Miller (NdeR: jugó esta Liga en Nacional) en la Quality Education Academy y en mi año senior me di cuenta de era bueno para jugar y que cada día jugaba mejor. Así empecé a recibir ofertas de universidades y fue como cumplirle el sueño de mis padres, de no tener que pagar para que fuera a la universidad". 

Miles Bowman Jr. quiere ser un uruguayo más

Primero fue a la Universidad Estatal de Delaware y después a la de High Point, en su estado natal. 

Lleva la piel repleta de tinta. El tatuaje más significativo está en su brazo derecho con el nombre de sus padres. En los abdominales tiene una frase de Martin Luther King: “La medida definitiva de un hombre no se da cuando se encuentra en momentos de comodidad y conveniencia, sino cuando se encuentra en momentos de controversia”.

"No me gusta ser el tipo malo en la cancha, pero a veces alguien tiene que hacerlo. Si en la cancha tiro a alguien no es porque le quiera hacer daño, voy y lo levanto, así juego y es por la forma en que crecí. Perdí a mis padres cuando era chico y pude usar eso para odiar, pero no lo hago". 

El NBA Chris Paul es el mejor jugador de básquetbol que dio Winstom-Salem. 

"Él tenía el récord liceal en la ciudad con 61 puntos. Intenté batirlo, pero llegué a 56. Estuve cerca", rememora el alero que creció viendo y admirando a Michael Jordan en YouTube y a los San Antonio Spurs de Tony Parker, Manu Ginóbili y Tim Duncan por la tele. 

Al terminar su carrera universitaria se fue a jugar a Eslovaquia. "Estuve ocho mes meses solo en mi primera temporada, un lindo lugar, aunque nadie hablaba inglés. Tuve que aprender algo de su idioma y la gente me pedía fotos en las calles". 

Ahí dejó sus mejores marcas personales: 37 en puntos, 23 en rebotes. 

Posteriormente se fue a la ciudad más fría de Rumania, Miercurea Ciuc donde lo único que vio a lo largo de cinco duros meses fue nieve. En 2020 estuvo en Luxemburgo cuando el mundo se paralizó por la pandemia de coronavirus.  

Con el mural de las glorias de Trouville de fondo en la calle Chucarro

El cambio resultó radical cuando el año pasado recaló en Cúcuta para jugar en Motilones del Norte. "El campeonato se jugó en la isla de San Andrés, un lugar muy bonito". Pero la experiencia fue compleja: estuvo tres meses y solo cobró uno. Los otros dos aún están pendientes de pago. "No quería quedarme sentado sin jugar, solo lo hice un partido; quería demostrarle a la ciudad que queríamos ganar por ellos". 

La siguiente parada de su viaje fue Montevideo. "Nunca miro los lugares a dónde voy a ir a jugar, me gusta sorprenderme al llegar. Cuando vine a Uruguay, la temperatura, el club y la gente me gustaron y me dije: 'puedo acostumbrarme a esto'" (risas). 

La temporada de Trouville, en su año centenario, venía complicada. Pero con la nueva dupla extranjera se enderezó. "Dwayne es especial", dice por el ex Aguada Davis. "No lo conocía, pero en la cancha es como si nos conociéramos de mucho tiempo, tenemos química. Tiene energía y pasión por el juego. Nuestro equipo empieza por él y nuestro capitán, Fede (Soto), son nuestros líderes". 

Fue justamente Soto el que le regaló el termo y el mate. "Me dijeron que si salía MVP del partido me regalaban uno, salí un par de veces MVP, pero no me lo dieron. Entonces pregunté para comprarme uno, hasta que Fede me regaló un set de termo y mate porque ya se había ganado como tres". 

"Me encantó jugar en esta cancha", dice sentado en la tribuna Mahoma Wenzel. "Nunca había visto la cancha desde acá, se ve muy bien. Cuando voy a la tribuna me siento en esa", dice señalando a la tribuna Roberto "Chino" Izuibejeres. 

En la tribuna Mahoma Wenzel

"Ojalá se pudieran jugar los partidos de playoffs acá y ojalá pueda quedarme a jugar en el futuro en Trouville. Fue asombroso ver la reacción de los hinchas, sobre todo en el primer partido del play-in", explica. 

Un día un hincha le pidió que le grabara un mensaje de cumpleaños. Pero Bowman Jr. lo sorprendió con la respuesta: "¿Por qué no mejor voy y se lo doy personalmente?". Terminó en una fiesta familiar de 50 personas cenando como invitado. 

La carrera sigue en semifinales con el campeón Biguá. "Con Urupan fue una batalla, yo no había jugado contra ellos y los dos partidos de fase regular se habían perdido (77-76 y 106-96). Les dije que quería ayudarlos a cambiar eso y lo pudimos ganar porque jugamos como un equipo, con confianza, sin importarnos que ellos eran el número 3 y nosotros el 6".

"Ahora estamos ansiosos y preparados para jugar contra Biguá. En la segunda rueda jugamos mal y perdimos por 11 (90-79), pero esta vez vamos a estar mejor preparados. Voy a jugar contra mi excompañero, Luis Santos, jugamos juntos en Colombia. Ya nos hemos hablado (risas) y es el jugador al que voy a defender. Ya nos conocemos. Hay mucha gente en Colombia pendiente de este partido", adelanta. 

Tabaré ya lo contrató para jugar El Metro. Pero Bowman Jr. ya piensa en una carrera de 10 años en el básquetbol uruguayo. A puro mate y empanada. 

 

 

 

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