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Mis secretos para evitar el jet lag cuando vuelo en clase económica

Los "guerreros del camino" comparten sus secretos
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17 de enero de 2018 a las 05:00
Por Pilita Clark
Financial Times

Estaba volando de regreso a Londres desde Australia la semana pasada cuando, durante una parada en Dubái, un amable empleado de Quantas me pidió que le pusiera una etiqueta con mi nombre a mi maleta. "Esta pluma suya es fantástica", le dije efusivamente mientras garabateaba mi nombre en la etiqueta con dicha pluma. "Gracias", me dijo. "Pero en realidad la pluma es suya". Me inquietó darme cuenta que así era. En mi estupor causado por el jet lag –también conocido como descompensación horaria– había olvidado que apenas hacía unos minutos la había sacado de mi bolsa.

En mi defensa, yo acababa de volar de noche durante 14 horas sin dormir desde Melbourne, sentada en posición vertical en un asiento al lado de una fila de niños llorones. Pero fue un momento preocupante, tomando en cuenta que esta misma semana, en un terrible caso de mala sincronización, tengo que tomar otro vuelo de todo un día hasta la punta inferior de Chile por cuestiones de trabajo. Aún para alguien de Australia, una nación de especialistas en viajar largas distancias, estas excursiones consecutivas eran desalentadoras. Así que decidí hacer inventario de los consejos sobre cómo evitar el jet lag que en realidad funcionan, en contraste con la enorme pila de basura que se habla sobre el tema.

Es asombroso cuánta gente recibe consejos de preparación para un largo vuelo como si fueran atletas olímpicos o desempleados. El National Health Service del Reino Unido es un típico infractor. Su página sobre el jet lag alegremente sugiere que los viajeros "comiencen a acostarse y levantarse una hora o dos más temprano o más tarde de lo acostumbrado, en línea con la hora de su destino".

Esto asume fenomenales niveles de fuerza de voluntad y, más importante, un jefe que te permita no ir a trabajar para quedarte en la cama. Es tan práctico como el consejero definitivo sobre el jet lag de British Airways, una calculadora en línea que te dice cuándo debes evitar o buscar la luz.

Como antigua corresponsal aeroespacial del Financial Times, no dudo en los resultados del estudio que sugieren que una dosis de luz en los momentos precisos puede ayudar a cambiar el reloj del cuerpo para frenar el jet lag. Pero otra cosa es hacer que esto funcione en la vida real. Cuando probé la calculadora de BA después de regresar de Australia, recibí el desconcertante consejo de "buscar luz entre 0:00 am y 2:30am".

Una vez en el aire, las cosas empeoran. Ahí, te piden frecuentemente que hagas dos cosas mutuamente excluyentes: beber agua constantemente y dormir lo más posible. Esto quizás funcione para personas con vejigas de hierro y súper poderes de sueño. Los mortales ordinarios pueden olvidarlo, sobre todo los que viajan en clase económica.

Hablando de eso, hay un tipo especial de consejos inútiles de parte de jefes ejecutivos como Yang Yuanqing, jefe del grupo de tecnología personal Lenovo.

"Escoge un vuelo de medianoche y toma una buena siesta en el avión", le dijo al China Daily. Esto tiene sentido si tienes un inagotable suministro de boletos de clase ejecutiva. Tristemente, yo no estoy en esa categoría, lo cual es una lástima porque a mi pesar he llegado a la conclusión de que la mejor arma contra el jet lag es un asiento en clase ejecutiva.

En su ausencia, tengo otros tres consejos. Romper el viaje con una parada es el mejor consejo de todos. Nunca lo había hecho hasta que un amigo australiano basado en el Medio Oriente me dijo que para él era indispensable parar en un hotel de aeropuerto con suficiente tiempo para dormir ocho horas antes de subirse de nuevo en un avión. Evidentemente, requiere más tiempo y dinero, pero rara vez tanto como comprar un boleto en clase ejecutiva. Desgraciadamente no va a funcionar para mi vuelo a Chile porque tengo que ajustarme al horario de otros. Pero habiéndolo hecho en Dubái, después de lo cual no se repitió el penoso episodio de la pluma, me he convertido.

Mi segundo consejo me lo dio otro amigo, quien también es un guerrero del camino: hay que comportarse como una madre con un recién nacido. Hay que dormir cuándo y dónde sea posible, sin pensar en la hora en tu destino final. No funciona tan bien como una parada, pero ayuda.

Por último, hay que olvidar la idea de reajustar la hora del reloj del cuerpo con luz, melatonina o lo que sea, y concentrarte en hacerlo con el alimento. Debes comer lo menos posible en el aeropuerto y el avión, y entonces alimentarte bien la primera vez que comas cuando llegues a tu destino, preferiblemente en el desayuno por lo menos 14 horas más tarde.

Este truco lo aprendí de un chef bastante tarde en la vida y ojalá lo hubiera descubierto antes, pues es mucho más fácil de lo que parece y reduce los peores efectos del jet lag. Existen hasta experimentos que lo respaldan, aunque hay que admitir que se hicieron con ratones.

No reclamo ser la última palabra en todo esto. Sugerencias de otros remedios útiles se recibirán con agradecimiento, con tal de que funcionen en clase económica, y preferiblemente si llegan esta semana.

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