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Mitos, verdades y revelaciones de la primera encuesta sobre funcionarios públicos

Uno de cada tres funcionarios públicos buscó cambiar de trabajo en los últimos dos años
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29 de septiembre de 2021 a las 15:30

La carrera administrativa está muerta. Con esa frase ilustró Conrado Ramos la situación del funcionariado público y las posibilidades de ascenso y movilidad dentro del Estado. El director de la Oficina de Servicio Civil repitió un concepto que maneja desde hace varios años para señalar las dificultades que tienen los funcionarios públicos para desarrollar su carrera laboral.

Existe en la forma pero no en la práctica”, agregó luego de presentar los resultados de la primera encuesta sobre gestión humana y motivación a los funcionarios del Estado. 

Esa encuesta, respondida por 10 mil trabajadores (29% de los que la recibieron), permitió conocer por primera vez la opinión de los empleados públicos sobre sus tareas y su desempeño. Y si bien en algunos aspectos Uruguay queda bien posicionado, en otros los resultados dejan en evidencia los problemas que enfrenta la burocracia estatal. 

Según la encuesta, el 75% de los trabajadores está satisfecho con su puesto pero uno de cada tres cree que no está utilizando todo el potencial que sus capacidades le permiten y tampoco ve oportunidades para hacerlo. 

El trabajo fue realizado con el apoyo del Banco Mundial y presentado este miércoles por Ramos junto a Celia Ortega, representante del organismo internacional en Uruguay, y Marcos Larizza, experto en sector público del banco. Este trabajo se suma al relevamiento que hizo por primera vez Servicio Civil sobre certificaciones médicas y apunta a tomar decisiones con la mayor cantidad de información posible. 

Larizza profundizó en los resultados de la encuesta y resaltó que uno de cada tres empleados públicos (33%) buscó trabajo en los últimos dos años. El 8% buscó exclusivamente oportunidades en el sector público y un 25% intentó dejar su cargo en el Estado en los últimos 24 meses. 

El director de la ONSC, Conrado Ramos, destacó este paso para conocer la opinión de los funcionarios

Un 28%, en tanto, quiere dejar su organismo en los próximos dos años. “Muchos quieren dejar por sueldo, pero otros por mayor flexibilidad”, aseguró Larizza. 

En la visión de Ortega esta encuesta derriba ciertos mitos acerca de los funcionarios públicos en Uruguay. “Frente a esa idea de que los funcionarios se quieren quedar a vivir en la administración pues resulta que no”, aseguró.

“La pérdida de talento representa un costo adicional para la administración (muchas veces no cuantificable) en términos de pérdidas de personal calificado y en la necesidad de reclutar, seleccionar y entrenar a nuevos funcionarios para reemplazar a los que dejan la administración”, dice el trabajo al que accedió El Observador. 

El 94% de los trabajadores, en tanto, asegura realizar su “trabajo con el mayor esfuerzo”. 

Aspectos a mejorar

Los salarios públicos representan el 5% del Producto Interno Bruto (PIB) y los funcionarios del Estado son el 20% de los empleos formales. Esos números están en línea con los que tienen otros países que registran un ingreso per cápita similar a Uruguay pero por debajo del promedio de las economías de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). 

En Uruguay, las áreas más fuertes de la gestión humana en la administración pública son las de trabajo en equipo, reclutamiento y liderazgo, y las más débiles son las relativas a la capacitación, ascensos, ausentismo, compensación y movilidad.

Solo el 14% piensa que gana lo mismo que otro empleado que tiene tareas similares en otro organismo”, dice el informe. 

La estructura salarial, que incluye miles de compensaciones, es uno de los motivos que lleva a ese resultado. En la administración central, por ejemplo, cada funcionario tiene en promedio 10 compensaciones diferentes. Para los aportes a la seguridad social o para pedir un préstamo este tipo de partidas en general no cuentan y los funcionarios se ven perjudicados, resaltó Ramos.

Es malo para la administración y muy malo para el funcionario”, señaló. 

La movilidad es el gran debe para los funcionarios públicos. A pesar de que las reglas que regulan la carrera profesional son las mismas para todos los ministerios, “las posibilidades de progresión se dan exclusivamente” dentro de la cartera. “Los movimientos entre ministerios y escalafones son raros, y solo pueden producirse previa autorización especial”, agrega el documento. 

El 75% de los funcionarios está satisfecho con su trabajo

La encuesta muestra que los funcionarios perciben estas rigideces para moverse de organismo como un problema, consideran “que no es fácil” obtener traslados a otros lugares del Estado y que el proceso no es claro ni transparente. Más de seis de cada 10 (64%) considera que sería bueno aumentar la movilidad en el sector público.

Respecto a los ascensos, más de un tercio (36%) considera que los contactos políticos y personales son importantes y estas percepciones son más negativas que las que se tiene sobre el ingreso a la función pública. 

Por otro lado, más de la mitad de los funcionarios considera que el ausentismo era un desafío para su organismo antes de la pandemia. Esto va en línea con lo que demostró el informe elaborado por la Oficina Nacional de Servicio Civil acerca de las certificaciones médicas. 

Los universitarios menos motivados

Una de las diferencias más notorias respecto a motivaciones que muestra la encuesta entre los funcionarios es de acuerdo a su nivel de educación. Los que tienen un título universitario se encuentran “en general más desmotivados”.

Los universitarios están menos satisfechos con su trabajo (70% frente a un 78% para los no universitarios), tienen un menor sentido de pertenencia a la organización y son relativamente menos propensos a recomendar a su organismo como un buen lugar para trabajar”, dice el informe. 

Esto se traduce en que un 32% de los trabajadores universitarios buscó trabajo en el sector privado contra el 20% de aquellos que no tienen ese nivel de educación. “Los universitarios tienen peores percepciones sobre casi todas las prácticas de gestión humana, especialmente sobre el desempeño, la capacitación, los ascensos, y la compensación”, agrega.

Incluso, los universitarios están más descontentos con cómo se mide su contribución al organismo y “son menos propensos” a estar de acuerdo con que las evaluaciones de desempeño influyan en los salarios, bonos, oportunidades de capacitación y desarrollo. 

Género

Si bien respecto a la satisfacción y la motivación no existen grandes diferencias por género, las mujeres son menos propensas a recomendar su organismo como un buen lugar para trabajar y tienen peores percepciones que los hombres sobre la equidad salarial y la distribución del trabajo. 

También tienen perores percepciones respecto a la carga laboral entre miembros del equipo y creen que el ausentismo laboral es un problema más importante que el que creen los hombres. 

 

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