Durante décadas, zonas de Shwepyithar, en Myanmar, se fueron llenando de desechos plásticos provenientes en su gran mayoría de Tailandia.

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Montañas de desechos plásticos occidentales en suelo birmano

Debido al precario control de su frontera con Tailandia, Myanmar se fue llenando de basura plástica y hay barrios enteros con pilas de hasta un metro de altura de residuos que frenan el drenaje de las lluvias y provocan incendios
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16 de octubre de 2023 a las 05:01

El epicentro de los residuos que deja la sociedad parece haberse radicado en un barrio obrero de Yangon, en Myanmar, país que dejó de llamarse Birmania en 1989, donde la acumulación de desechos plásticos alcanza un metro de altura como feroz resultado de la basura procedente de Occidente.

Durante décadas, zonas de Shwepyithar se fueron llenando de desechos que inundan los campos, imposibilitan que las aguas de lluvia drenen y provocan serios riesgos de incendios.

Esos desechos provienen de la producción mundial de plástico, que se duplicó desde el inicio del siglo hasta alcanzar 460 millones de toneladas anuales.

Un vecino del barrio obrero de Yangon, en Myanmar, cuenta a la agencia de noticias AFP: “En el pasado, durante la temporada de lluvias, podíamos recoger berro de este campo para comer, pero con la basura plástica no podemos comer nada. En su lugar, sólo nos queda el hedor”.

Esta semana, una investigación publicada por Lighthouse Reports y seis socios determinó que parte de los desechos vienen de Occidente. La mezcla de basura incluye envoltorios y frascos de productos, desde yogures Danone hasta queso de la empresa polaca Spomlek. También aparecen productos del supermercado Lidl y empaques de pasta de la canadiense Unico.

Ninguno de esos productos, y por supuesto ninguno de sus envases procede de Myanmar, pero llegaron hasta este país a pesar de la ley que prohíbe la importación de desechos plásticos a menos que leguen limpios y listos para reciclar. A pesar de que la prohibición fue impuesta luego de que China dejara de recibir plástico extranjero en 2018, nadie la cumple. Y los resultados nefastos están a la vista.

Son decenas las plantas locales de reciclaje que admitieron a Lighthouse Reports que los desechos que no procesan a menudo son arrojados en basureros o quemados.

Y si bien, AFP se puso en contacto con empresas cuyos productos fueron encontrados en Myanmar, los resultados fueron pobres.

El servicio de prensa de Lidl dijo no estar de acuerdo con los resultados de la investigación y aseguró en un comunicado que “todos nuestros desechos plásticos son procesados en el Reino Unido y Lidl tiene una política estricta contra enviar residuos o reciclables a ningún país de Asia”.

Las cifras sobre cuántos desechos entran a Myanmar son estimativas. Y el cómo llegan más azaroso también, aunque los datos de Comtrade, de la ONU, afirman que Tailandia es una puerta clave para el plástico exportado ilegalmente. Según la entidad, casi 7.500 toneladas ingresaron en 2021 y en 2022.

La frontera entre Myanmar y Tailandia es de 2.400 kilómetros, por donde traficantes y contrabandistas cruzan fácilmente, ya que, según Lighthouse Reports, las autoridades a ambos lados de la frontera hacen poco por inspeccionar los desechos que llegan.

“La información recolectada a menudo está desactualizada y no hay control de los datos”, dice Willie Wilson, exvicepresidente del Grupo de Trabajo para Crímenes de Contaminación, de Interpol, no sólo en referencia a Comtrade sino a toda la información comercial. Y agrega. “Nos quedamos con esta niebla de datos mal declarados e incompletos. Es una licencia para ocultarla a plena vista”.

La junta militar que gobierna Myanmar dijo en julio que hay una diferencia de 1.639 millones de dólares entre lo que Tailandia dice que exportó a su país y lo que Myanmar dice que importó de Tailandia. Según el Comité de Erradicación del Comercio, “esa diferencia podría ser causada por el comercio ilícito”.

Los residentes de Shwepyithar aseguran que mucha de la basura tirada a su barrio viene de plantas de reciclaje en una zona industrial vecina. Pero las protestas son peligrosas en este país controlada por militares desde el golpe de 2021.

“Yo sé que no es bueno a largo plazo”, dice una vecina que pidió anonimato para referirse a un tema sensible, “pero no podemos hacer nada”.

 

(Con información de AFP)

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