Montevideo rota y salvaje

En pleno año electoral Montevideo parece una ciudad en construcción luego de un bombardeo. El tema es que no hubo nunca ningún bombardeo y que la administración de un mismo partido -el Frente Amplio- está a cargo de la capital del Uruguay desde hace más de 25 años.

En ese cuarto siglo cambió el mundo, el comportamiento de la gente y el número de automóviles por habitantes. Todo eso sumado a que el transporte público capitalino sigue sin modernizarse: ni su flota, ni su atención, ni sus recorridos ni su velocidad. Los más que tibios intentos de mejorar el transporte urbano e interdepartamental fueron absorbidos por el caos, la falta de planificación y el incremento del parque automotor.

Hoy andar por las principales arterias de la ciudad es un problema. Ya lo era sin obras; ahora con decena de obras simultáneas es mucho peor. 

Leyendo los programas de gobierno existentes de los partidos políticos y de los sectores, llama la atención que el tema Montevideo como unidad no tenga un capítulo aparte. Así como sí lo tiene el Medio Ambiente, la inserción internacional, la seguridad pública o la educación. La capital del país y la zona metropolitana circundante, donde vive y trabaja más del 65% de la población de la República, debería ser un tema prioritario para atender y discutir.

Se puede argumentar que la elección en octubre es nacional y que los temas municipales deben atenderse en mayo y es un punto a favor de quienes sostienen tal prerrogativa, pero es un punto en contra de los políticos que no conciben a Montevideo como parte esencial de la vida del país.

Montevideo es la principal carta de presentación del Uruguay. Una capital que supo estar orgullosa de su esencia durante varios períodos de la historia y que se comparaba por urbanismo, arquitectura y educación de su gente con las principales ciudades europeas.

Lamentablemente hoy languidece en una parálisis de personalidad llena de obras simultáneas que entorpecen su libre flujo y ponen de mal humor a los montevideanos. Sin mencionar la suciedad.

No es solo la obra de la rambla, sino la de la calle Mercedes -hoy paralizada- el nuevo túnel en construcción de Avenida Italia y Centenario, la propia Avenida Italia hacia el este, Belloni y podríamos seguir mencionando arterias hoy llenas de obreros y máquinas.

El director de Movilidad de la Intendencia de Montevideo, Pablo Inthamoussu, explicó que algunos retrasos se deben a problemas estructurales mucho mayores a los pensados de la red de saneamiento. Sin duda deben existir cientos de inconvenientes de toda índole, incluso la declaración de bancarrota de empresas responsables de algunas obras, todo comprensible.

Lo que deja de ser comprensible es el poco cariño con que el FA ha gobernado una de las capitales más bellas de Latinoamérica. Algo tan injustificable como el nulo interés de la oposición por ubicar a la capital en el tope de su agenda para ofrecer una alternativa real e innovadora para la gestión y el gobierno de Montevideo.