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Motín en cárcel de Brasil dejó al menos 52 muertos

Una pelea entre ambos bandos habría sido el motivo del motín, en el que dos policías fueron rehenes
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29 de julio de 2019 a las 14:07

Al menos 52 reclusos murieron en la mañana del lunes a raíz de un motín en el Centro de Recuperación Regional de Altamira, en el estado brasileño de Pará, al norte de Brasil. Según informó la Superintendencia del Sistema Penitenciario de Pará (Susipe) 16 de los presos asesinados fueron decapitados.

La rebelión empezó a las 7 de la mañana, y duró aproximadamente cinco horas. La pelea se originó cuando dos presos del módulo A, pertenecientes a una misma organización criminal, invadieron el anexo de la cárcel en donde son custodiados miembros del grupo rival. Una pelea entre ambos bandos, que disputan las rutas de la cocaína de esa estratégica región, fue el motivo del motín.

Según informó el portal brasileño G1, el anexo fue trancado y, en forma de protesta, los reclusos prendieron fuego el lugar. Como consecuencia el humo invadió el centro y mató a varios presos por asfixia. "Es probable que muchos detenidos hayan muerto asfixiados", dijo el portavoz de la Superintendencia de Prisiones de Pará, indicando que el balance de víctimas podría agravarse una vez que los expertos enviados al lugar terminen su inspección.

En el conflicto dos policías fueron rehenes de los reclusos. "Fue un enfrentamiento entre bandas rivales. Dos guardias fueron tomados como rehenes, pero ya fueron liberados",  agregó el portavoz.

El Grupo Táctico Operacional de la policía militar de Pará fue accionado y, junto con miembros de la Justicia de Altamira, el Ministerio Público y la Policía Civil negociaron la liberación de los policías.

Un vídeo que circula en las redes sociales, reproducido igualmente por medios locales, muestra seis cabezas de reclusos amontonadas junto a un muro; un prisionero se aproxima y hace rodar una con el pie, como si fuera una pelota de fútbol.

Otro vídeo muestra cuerpos calcinados sobre un techo del que emana una espesa humareda oscura, mientras reclusos armados con machetes recorren el lugar. 

Una inspección del Consejo Nacional de Justicia (CNJ) hecha en este mes, constató que el Centro de Recuperación de Altamira está super poblado y en "pésimas" condiciones. De acuerdo a los datos del CNJ, la unidad penitenciaria tiene capacidad para 163 presos, aunque el gobierno de Pará dice que tiene capacidad para 200 presos, y en el momento estaba ocupada por 343 detenidos.

Según el juez responsable de la inspección, cuyo nombre no aparece en el informe, "la cantidad de agentes (policiales) es reducida en comparación al número de custodiados, el que ya está en vías de sobrepasar el doble de la capacidad proyectada". El juez también apunta a la "necesidad de una nueva unidad penitenciara urgente y el aumento del número de agentes penitenciarios, lo que fortalecerá la seguridad de la unidad".

En septiembre pasado, siete presos fueron asesinados en otro motín, atribuido a una tentativa de fuga de ese mismo establecimiento.

Ruta de la cocaína

Brasil, con un total de 727.000 detenidos, tiene la tercera mayor población carcelaria del mundo. Sin embargo, solo cuenta con 368.000 vacantes en sus prisiones.

A fines de mayo, 55 presos perdieron la vida en ajustes de cuentas durante un enfrentamiento que se mantuvo por dos días en varias cárceles del estado de Amazonas, vecino de Pará.

Una epidemia de motines en estados del norte y del nordeste de Brasil, con más de 100 reclusos asesinados, muchos de ellos en condiciones atroces, sacudió el país de 210 millones de habitantes a inicios de 2017, atribuidos a rivalidades entre bandas por el control de las rutas del tráfico de cocaína.

Las autoridades y los expertos atribuyen esas masacres a la lucha por el control de las rutas de la cocaína procedente de Bolivia, Perú y Colombia, los tres mayores productores de esta droga.

Altamira, la ciudad a más de 800 km de Belem (la capital de Pará), está situada en una región que enfrenta graves problemas de deforestación y de conflictos por la tierra entre tribus autóctonas con madereros y grupos que invaden sus territorios para practicar actividades agropecuarias.

La ciudad, de 110.000 habitantes, tuvo un fuerte crecimiento demográfico tras el lanzamiento en 2010 de la construcción de la central hidroeléctrica de Belo Monte, que debe concluir a fin de año.

La central incluye una represa que será la tercera más grande del mundo, cuya construcción requirió el desplazamiento de decenas de miles de ribereños del río Xingu, un afluente del Amazonas.

 

Con información de AFP

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