Muy recomendado por Barack Obama, el libro Una educacion llega a Montevideo

Por suerte no se trata de un libro vacío o de autoayuda (que también abundan por aquellas tierras), sino que la autora traza un fresco estremecedor de sus primeros 20 años de vida en el seno de una familia mormona extremista, con un padre que anuncia constantemente el advenimiento del fin del mundo, una madre sumisa y un grupo de hermanos y hermanas que, moldeados  como muñecos de barro, parecen condenados a repetir un modelo de vida basado en el aislamiento social, la aceptación resignada de cada suceso por ser obra de Dios y la reducción de la mujer a un papel triste y secundario, regido por la voluntad del hombre.

Porque, cuidado, si bien el infierno de la crianza basada en creencias mormonas es el centro del libro, en su notable descripción queda evidenciado que solo a través de un machismo exacerbado es posible reducir a una familia numerosa a un estado de letargo y aceptación absoluta. Es el padre el que interpreta las escrituras a su antojo, el que convence y obliga a la madre a secundarlo en su locura, el que permite que el hermano mayor castigue a sus hermanas, el que trata de prostitutas a sus hijas cada vez que puede.  

La autora traza un fresco estremecedor de sus primeros 20 años de vida en el seno de una familia mormona extremista

La historia de liberación es por tanto doble, ya que Tara no solo debe superar décadas de adoctrinamiento feroz que la han llenado de miedos y prejuicios, sino que también debe liberarse del yugo masculino, solo matizado por la figura de su hermano Tyler, el tartamudo, el único que la apoya, ya que es el primero en desobedecer al padre cuando decide irse de casa para estudiar en la universidad.

Cuando Tara opta por seguir sus pasos, se da cuenta hasta qué punto ha estado fuera del mundo. No tiene partida de nacimiento, nunca ha sido vacunada, jamás ha pisado una escuela y no tiene idea de qué hacer con su cuerpo cuando este pasa de la niñez a la adolescencia. Ni hablar de las relaciones sociales que debe entablar a la fuerza cuando parte, que le recuerdan cada día que es un bicho raro.

Hay a lo largo del libro capítulos sobresalientes donde Westover se luce manejando los tiempos narrativos y dosificando las escenas más espectaculares como el accidente de tránsito que sufre la familia y la negativa del padre a ir a un hospital a pesar de las lesiones graves de su esposa o las sucesivas acumulaciones de materiales y comestibles que realiza el grupo ante el advenimiento del fin del mundo, que finalmente, al pasar de 1999 al año 2000, no se produce.

Este último dato no es menor: se trata de una historia absolutamente actual, a pesar de que casi todo lo que pasa parece sacado del siglo XIX, tan férreo es el control familiar y la dependencia económica y moral de los hijos. 

Lo mejor del libro es la honestidad brutal de la protagonista que en paralelo al relato va mostrando una a una las dudas que la vuelven loca cuando sale al mundo. Las secuelas psicológicas son evidentes y la autora se cuestiona, hasta el punto final, cada decisión que toma. Señalada por los suyos como una agente de Lucifer, Tara deberá dejarlo todo atrás para salir adelante aunque, como se ha dicho, nunca lo logre del todo.

Tara Westover, que actualmente tiene una maestría en filosofía, demuestra en este libro estremecedor pero muy valioso que siempre es posible romper las cadenas en nombre de eso que se llama libre albedrío. 

 

Una educación
Editorial: Editorial Lumen
Páginas: 462
Precio: $ 650