En los últimos años, Natalia Oreiro empezó a hablar públicamente de una rara enfermedad auditiva que padece desde su infancia, y que le ocasiona problemas ante situaciones cotidianas, como que alguien cerca de ella esté masticando un chicle o presionando el botón de una lapicera. La enfermedad se llama misofonía (lo que se traduce como "odio al sonido") y es padecida por muy pocas personas a nivel mundial.
La misofonía, que también se conoce como Síndrome de Sensibilidad Selectiva al Sonido y que recién fue clasificada como un desorden psiquiátrico en 2013, tiene que ver con la intolerancia a ciertos sonidos cotidianos producidos por el cuerpo de otra persona (por ejemplo, comer, sorber, masticar) o cuando se generan en contacto con algunos objetos (como es el caso de la lapicera).
Esa hipersensibilidad responde a sonidos por debajo de una conversación normal (de entre 40 y 50 decibelios). Los síntomas de esta patología se presentan generalmente entre los 10 y los 12 años.
Tal fue el caso de Oreiro, que la padece desde la infancia. "El chicle para mí es el punto máximo, la lapicera también. Hay un grupo en Argentina que tiene esta patología. Yo por ejemplo, me subo a un auto y si el señor que maneja está con un chicle me pongo directamente auriculares", había contado Oreiro en 2020.
Con motivo de su cumpleaños número 45, Oreiro fue entrevistada por la edición argentina de la revista ¡Hola! y allí volvió a referirse a la enfermedad, asegurando que es lo que más la incomoda de sí misma.
"Desde chica me hace sentir muy vulnerable. No tiene cura, es neurológica, de las llamadas ‘enfermedades raras’. Cuando las personas descargan ansiedad con algún movimiento a repetición, las personas con misofonía absorbemos esa ansiedad", explicó la conductora de La Voz Uruguay, que también protagonizó la serie Santa Evita, en la que encarna a Eva Perón y que se estrenará en julio en la plataforma Star+.
Según había contado en otras ocasiones, la misofonía ha sido una parte complicada de su vida en distintas instancias. Por ejemplo, cuando le tomaban exámenes en el liceo tenía que cambiarse de salón porque los ruidos le impedían concentrarse.
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