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Hay que tener mucho coraje para meterse en los universos de la mexicana Fernanda Melchor. Sin embargo, con apenas un puñado de libros publicados —entre ellos el recomendadísimo Temporada de huracanes (2017), finalista del prestigioso Booker Prize—, se ha convertido en una de las firmas obligadas de la literatura latinoamericana del momento, incluso si leer sus historias implica bajar a abismos insondables de violencia y oscuridad. En Páradais (Literatura Random House, $ 490), su última novela, Melchor presenta la historia de Polo y Franco, dos adolescentes mexicanos que viven en una especie de complejo privado lujoso y en el que pasan las noches maquinando sobre el futuro y cavilando sobre algunas obsesiones que rayan lo perturbador. La trama se disparará con un plan bastante macabro que los incluye, pero de fondo asoman otras cuestiones más hondas: el deseo obsesivo, el para-Estado narco, la misoginia, la promesa de un futuro violento pero en algún sentido mejor y el infierno en el que se pueden convertir algunos destinos en medio de una sociedad desamparada.
Desde hace ya algunos siglos, el pensamiento mayoritario en Occidente pone a la humanidad en un sitial de privilegio dentro del mundo, en un lugar prácticamente de “especie elegida” en torno a la cual la Tierra gira, y que tiene el poder o la responsabilidad de someter o domesticar (según a quien se consulte) al resto de la naturaleza. En contraposición a ese humanismo se plantean teorías poshumanistas, que rechazan el antropocentrismo y plantean, por ejemplo, la influencia que la tecnología juega en esa nueva cosmovisión. A través de una serie de ensayos escritos con claridad y en los que también se involucra al arte contemporáneo, el artista y docente uruguayo –también director de la Fundación de Arte Contemporáneo– ilustra las ideas poshumanistas y plantea algunos de los debates contemporáneos sobre el rol de la humanidad en el planeta, el peso de una tecnología cada vez más desarrollada y cada vez más metida en la vida y el cuerpo humano, y las grietas en el pensamiento ya clásico, en el que además permean el impacto y los cambios del vínculo de la humanidad con el resto de la naturaleza (incluso con los virus) provocado por la pandemia de covid-19. (Estuario, $ 650)
Kazuo Ishiguro, escritor inglés de origen japonés, nunca ha querido atarse demasiado a los géneros. Por eso mismo, su obra ha trascurrido sin demasiados límites entre, por ejemplo, el drama costumbrista y revisionista de Los restos del día hasta la búsqueda artúrica de El gigante enterrado, lo último que se había encontrado en librerías con su firma. Pero Ishiguro, que en 2017 ganó el premio Nobel de Literatura, sí le agarró gustito a la ciencia ficción. Sobre ella sentó las bases de Nunca me abandones, una historia de clones, y también es el paraguas de Klara y el Sol (Anagrama, $ 690), su novela más reciente. En un mundo donde los niños son modificados genéticamente para que sean mejores, donde la socialización con los pares está limitada hasta la universidad y donde las democracias, de fondo, parecen tambalearse, Ishiguro cuenta la historia de Klara, una Amiga Artificial –un androide comercializado que en la línea de tiempo de la novela es casi tan popular como el uso del celular–, que llega a una familia para suplir ciertas carencias afectivas. En ese marco, el británico logra construir una historia profundamente emocional, de a ratos angustiante y a veces conmovedora, que se hace un montón de preguntas sobre un futuro que, al parecer, está más cerca de lo que pensamos.
¿Puede la filosofía servirnos para resolver problemas diarios? ¿Puede llegar a ser una herramienta lo suficientemente útil como para adaptarla a las rutinas de una familia? ¿Hasta qué punto debemos dejarla entrar en nuestra vida y ponerla como faro a la hora de buscar la felicidad? Esas son algunas de las preguntas que se plantea, de forma más o menos explícita, Así está bien. En la incertidumbre buscando la felicidad (Aguilar, $ 590), un ensayo publicado recientemente por la licenciada en filosofía Magdalena Reyes Puig. A través de cinco capítulos que se enfocan en la incertidumbre, el deseo, la razón frente a la emoción, la libertad y la felicidad, Reyes —que ejerce como psicóloga clínica y consultora en filosofía, además de liderar desde 2011 el espacio de debate Café Filosófico Montevideo— reflexiona sobre el papel de esta disciplina en el día a día e impulsa a adoptarla para mejorar nuestra percepción de la vida y empezar a ponerla en práctica como algo concreto y capaz de resolver problemas.
Un arranque lento esconde detrás una cautivante novela de misterio, que tiene como protagonista al jefe de prensa de la policía de una de las prefecturas japonesas (el equivalente a los departamentos uruguayos). Este inspector, Mikami, ve como la lista de problemas en su vida empieza a incrementarse: su hija adolescente ha desaparecido, la prensa está furiosa por la falta de transparencia en la comunicación oficial, y el jefe nacional de la policía va a visitar su ciudad para intentar relanzar la investigación de un secuestro que terminó con el asesinato de la víctima y que está a punto de prescribir. Las distintas capas van confluyendo en una historia en la que el ritmo no lo proporcionan las investigaciones sino los manejos de poder y políticos dentro de la propia policía, y los descubrimientos que Mikami va haciendo a medida que tira de las distintas madejas que encuentra. Una vez que entra en calor, Seis cuatro (Salamandra, $ 890) es hipnótica, además de proporcionar un vistazo a la cultura corporativa y laboral japonesa, con empleados obsesivos y sometidos a las jerarquías, además de presentar algunas costumbres y prácticas que sacan del habitual trasfondo nórdico o estadounidense del género. Un gran descubrimiento.
En el tren de “rescate” de ciertas figuras de las letras uruguayas recientes, la editorial Estuario acaba de lanzar el primero de una serie de títulos que tendrán a la periodista María Esther Gilio como autora y eje principal. Gilio, maestra de la entrevista y uno de los nombres más importantes que dejó el periodismo rioplatense, “prendió el grabador” ante Jorge Luis Borges, Aníbal Troilo, Juan Carlos Onetti, Mario Vargas Llosa, Noham Chomsky y otros nombres ilustres de la historia reciente, pero en cierto momento también lo hizo ante una serie de psicoanalistas con los que buscó invertir roles. En Cuando los que escuchan hablan. Conversaciones con grandes psicoanalistas (Estuario, $ 650), entonces, quienes se dedican a escuchar ahora se dedican a hablar, a reflexionar y a hacerse preguntas. Así, Gilio encadena en este volumen una serie de voces que se interpelan sobre cuestiones como el sexo, la locura, el amor, el cuerpo y la subjetividad, al tiempo que se presenta, otra vez, accesible en las librerías uruguayas.
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