El papa Francisco denunció el viernes en Bagdad la "barbarie insensata" perpetrada por el grupo yihadista Estado Islámico (EI) en 2014 en Irak contra la minoría yazidí, cuando miles de mujeres fueron convertidas en esclavas sexuales.
"No puedo dejar de recordar a los yazidíes, víctimas inocentes de una barbarie insensata y deshumana, perseguidos y asesinados a causa de sus creencias religiosas, cuya propia identidad y supervivencia se han puesto en peligro", dijo, en un discurso ante las autoridades iraquíes.
El domingo el papa participará en una oración en Ur, al sur de Irak, tierra de nacimiento de Abraham, pilar de las tres religiones monoteístas, junto a responsables yazidíes, sunitas, chiitas y sabeos.
"La visita del papa a Mosul y Qaraqosh, ciudades arrasadas por los crímenes del Estado Islámico, serán "instantes profundos" para los cristianos de Irak, dijo Karim Khan, responsable de una misión de la ONU que intenta aclarar las circunstancias de matanzas de minorías en el país. Para él, el viaje de Francisco envía un "mensaje de unión, paz y coexistencia" entre las comunidades de Irak.
El papa habló desde la catedral de Nuestra Señora de la Salvación, objetivo en 2010 de un terrible ataque en el que murieron 53 fieles.
Ante un grupo reducido de personas, debido a las restricciones impuestas por razones de seguridad y por la pandemia del coronavirus, el pontífice recordó a los "hermanos y hermanas que murieron en el atentado terrorista en esta catedral hace diez años y cuya beatificación está en proceso". Además agradeció al clero iraquí por su "presencia" y "cercanía" con los cristianos de Irak, que son unos 400.000 en un país de 40 millones de personas, el 1%.
También llamó a "luchar contra la corrupción" y los abusos de poder, y pidió que "callen las armas" y cese la "violencia", los "extremismos" y las "intolerancias", al inicio de su histórica visita a Irak.
"Hay que construir la justicia, hacer crecer la honestidad, la transparencia y reforzar las instituciones", manifestó. "Basta de violencia, de extremismos, de facciones, de intolerancias", también clamó en este país, uno de los más corruptos del mundo y desgarrado desde hace 40 años por la violencia.
El papa también abogó ante las autoridades iraquíes por que "nadie sea considerado como un ciudadano de segunda clase".
"Es indispensable asegurar la participación de todos los grupos políticos, sociales y religiosos, y garantizar los derechos fundamentales de los ciudadanos", agregó el pontífice argentino.
El papa calificó a Irak de "cuna de la civilización", en la primera jornada de su viaje, esperado desde hace "mucho tiempo", para animar a su minoría cristiana y profundizar el diálogo con los musulmanes.
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