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Patrullaje en el aire: cómo es un vuelo en el helicóptero del Ministerio del Interior
Un grupo de personas están dentro de una piscina en una propiedad cerca de la península de Punta del Este. La escena no se ve desde una casa lindera y mucho menos desde la calle, pero si desde el helicóptero del Ministerio del Interior que sobrevuela la zona.
La escena es parte de lo que observan los ojos del efectivo que patrulla en el aire todos los días, varias veces por día, junto a un piloto. Los viajes se hacen de mañana, de tarde y de noche, aunque la mayor parte del tiempo se destina al horario de la tarde y la noche, en función de los requerimientos de la jefatura departamental. El vuelo de la Policía aérea no le es indiferente a los turistas que toman sol en la playa mientras ven pasar el helicóptero. Los niños saludan con la esperanza de tener alguna respuesta desde el cielo, sin imaginar que desde arriba se ve su mano moviéndose de un lado al otro.
Antes de subir la policía le explica a El Observador las indicaciones de seguridad: atravesar la pista caminando, sostener fuerte todos los objetos que se puedan volar fácilmente y unos metros antes de llegar al helicóptero agacharse y acelerar el paso, porque el piloto espera con las hélices a media marcha.
-Policía uno - se anuncia el piloto del vuelo en el que viajó El Observador.
-Atento policía cinco - le responde el director Nacional de la Aviación Policial, Eduardo Cheker, que va a bordo en otra aeronave.
Se escucha el sonido del sintonizador de radio por los auriculares del helicóptero que este domingo a las 16:53 despegó del aeropuerto El Jagüel, ubicado en Maldonado, para patrullar en Punta del Este y las zonas contiguas.
Las conversaciones se escuchan por una de las dos radios que tienen las aeronaves de la Policía. Una que está conectada con todo el tránsito aéreo y otra de comunicación exclusiva con el Centro de Comando Unificado de Maldonado, donde trabajan los efectivos encargados del 911 y hacia donde se reportan los delitos o acciones, y que por disposición no fue posible escuchar para El Observador durante el vuelo de patrullaje.
En este viaje de 20 minutos de un domingo tranquilo para la tarea policial, pese a los más de 30 grados de temperatura que llevaron a los veraneantes a volcarse a las playas, el helicóptero sobrevuela los campos aledaños del aeropuerto, la costa de Punta del Este y llega hasta Casapueblo, ubicado en Punta Ballena. Allí gira y emprende el retorno.
Este no es un recorrido único ni habitual, porque, según explica Cheker, el único helicóptero de la Policía que hay en el este cubre tanto Maldonado como Rocha.
Ante un desperfecto en el micrófono y los auriculares que utiliza El Observador, la mujer policía dice que le demos escritas las preguntas para poder responderlas. “Nos fijamos en todo. Accidentes, irregularidades, lo que vaya surgiendo y todo lo que podamos ver nosotros desde el aire o lo que nos comuniquen”, contesta luego de recibir un papel con una pregunta, porque la comunicación sin micrófonos dentro del helicóptero es imposible.
El efectivo que acompaña al piloto tiene la tarea de observar lo que sucede abajo por la ventana panorámica que está enfrente suyo y avisar al Centro de Comando cuando sea necesario; en función de eso le indica al piloto hacia dónde volar.
“El trabajo fundamental es dar apoyo a los equipos de tierra”, señala Cheker, y la policía, que pidió no ser identificada por orden institucional, explica que el trabajo es el mismo que el de un auto patrullero, pero desde el aire. Por eso, además de vigilar las aglomeraciones en las playas y las fiestas clandestinas, los efectivos les comunican a las patrullas cualquier tipo de delito que visualicen desde el aire. Además, apoyan a otras unidades, por ejemplo, en el caso de que haya un incendio.
El helicóptero de la Policía comienza a sobrevolar la costa de Punta del Este y a esa hora de la tarde se ve a las personas y a las sombrillas distanciadas. Es fácil ver las posibles aglomeraciones, pero también se ve con detalle lo que sucede en los campos, en las casas y adentro del mar porque la aeronave va a una velocidad lenta, con el tiempo justo para entender lo que está pasando allá abajo. La efectiva dice que incluso se puede volar más bajo en situaciones que lo ameriten.
-Se está llenando de gente – le dice la policía al piloto mientras el helicóptero sobrevuela la costa. “Es la hora”, agrega pese a que en ese momento no es necesario avisar al Centro de Comando sobre alguna irregularidad sanitaria.
En caso de detectar una aglomeración, por ejemplo, el efectivo le comunica a la jefatura, que activa el protocolo en tierra con las demás instituciones que conforman el Centro Coordinador de Emergencias Departamental (Cecoed), que integran, además de la Policía, la intendencia y los Bomberos.
Cheker explica que la comunicación desde el aire solo se realiza a las unidades del Ministerio del Interior y, por ejemplo, si la policía en tierra avisa que hubo una rapiña, el helicóptero asiste desde el aire para identificar y seguir la ubicación de los autos fugados, en caso de que los haya.
-Estamos en Punta Ballena, Bomberos pide apoyo por un incendio en Tacuarembó- avisa el segundo helicóptero, el policía cinco, donde va a bordo Cheker.
-¡Te fuiste lejos! – responde el policía uno.
-Si, tenemos una hora de viaje –, le dicen.
Desde la aeronave también se realizan registros fotográficos o de video cuando sobrevuela un incendio, para que Bomberos pueda ver el estado del fuego y pueda decidir por dónde atacarlo.
En total el Ministerio del Interior tiene cuatro helicópteros que tienen base en el aeropuerto de Carrasco. Uno de ellos está destinado para Maldonado que además de recorrer los balnearios de ese departamento, también patrulla en La Paloma y La Pedrera, en Rocha. El costo aproximado de cada vuelo “no supera los 160 dólares” (el precio incluye solo el combustible), según estima Cheker.
- Voy a pasar de este a oeste- avisa el piloto del helicóptero Policía uno.
- Papa tango tengo ocupada la pista uno – le advierten.
- Inicia rodaje hacia el Jagüel-, le avisan.
