El sufrimiento de Forlán que al final festejó

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Peñarol, entre los brujos y la actitud para encontrar un triunfo al final

En los últimos días, el equipo se quedó sin Urretaviscaya ni el Cebolla Rodríguez; Ante Cerro, se lesionó Formiliano, echaron a Cardozo y lo ganó en la hora
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16 de febrero de 2020 a las 05:01

Diego Forlán aplaudió, gritó “¡Bieeeeenn!”, se dio vuelta y se abrazó con su hermano Pablo, y el preparador físico.

Fue apenas un instante, pero lo disfrutó mucho. Logró soltar todo lo que llevaba adentro, esa procesión del debut, de ver que su equipo no rindió como esperaba, que estuvo a punto de empatar y que también acertó en los cambios.

Habían pasado sus primeros 90 minutos como técnico en un partido oficial. Había roto la cáscara de una profesión dificilísima. Y en una instancia complicadísima.

Peñarol jugó muy mal en el primer tiempo, mostró muchas cosas para corregir, pero como dice el dicho, “siempre es mejor corregir luego de un triunfo”.

Estos 90 minutos se pueden resumir en algunos puntos altos y de los otros en los que Forlán tuvo toda la responsabilidad.

1) Los titulares no rindieron.

Luego de 15 minutos que invitaron a soñar al hincha –con el 1-0 a los 10 minutos de Xisco Jiménez–, el equipo cayó en un vahído general.

De los 11 que salieron de entrada, solo Facundo Pellistri, Jesús Trindade y Xisco, rindieron bien. Los demás, anduvieron bajos y en algunos casos muy bajos.

Entonces, el equipo que terminó jugando –con 10 hombres– jugó mejor. Los ingresos de Gary Kagelmacher por el lesionado Fabricio Formiliano, y del húngaro Krisztián Vadocz, le cambiaron la cara al equipo.

2) Los cambios de Forlán.

“No puede ser. Vamos empatando y ahora estamos jugando con tres números ‘5’”, gritó un hincha aurinegro en plena Henderson.

Se refería a que cuando fue expulsado Thiago Cardozo, para que entrara el tercer arquero del plantel, el juvenil Martín Correa de 19 años, Forlán sacó a Luis Acevedo y se quedaba con uno menos arriba cuando había que ganar.

Sin embargo, esos 10 hombres ganaron en consistencia, balance y actitud, además de que Kagelmacher y Vadócz, en ese orden, fueron los mejores de Peñarol en todo el partido. Ese fue un acierto de Forlán, más allá del resultado. Si hubiesen empatado, se habría escrito esto mismo, ya que el equipo remontó. Claro, se puede decir, remontó porque lo que se había visto había sido pobre y es cierto. Pero también lo es que en esto, hay que darle la derecha al técnico.

3) De brujas y otras yerbas.

“En Peñarol vamos a tener que ir a una bruja”, comentó un dirigente a Referí cuando terminó el partido, en referencia a todas las cosas que han sucedido en los últimos días: grave lesión de Urretaviscaya, otra lesión del Cebolla Rodríguez, luxación de la clavícula de Formiliano, expulsión de Thiago Cardozo que llevó al debut de Correa en el arco. A todo eso se sobrepuso este flojo Peñarol. Y saber sobreponerse a tantas cosas en tan poco tiempo, es, sin dudas, un gran punto a favor.

4) “Se ganó a lo Peñarol”.

Diego Forlán fue claro en la conferencia de prensa. “Este partido se ganó a lo Peñarol”, dijo.

Porque las cosas no salían hasta que apareció la actitud que se esperaba. Y eso no está mal para ser un debut como entrenador. Y con 10 hombres. Habrá que mejorar y mucho para el futuro.

5) Es difícil jugar nervioso.

Peñarol viene de perder un Campeonato Uruguayo increíble.  Tenía todo para llevárselo en las últimas dos fechas, prácticamente lo regaló y Nacional se lo ganó en buena ley. Eso el hincha lo llevó incorporado el sábado al Estadio Campeón del Siglo y transmitió esa ansiedad y esos nervios a la cancha. Por más profesionales que sean los jugadores, luego del empate de Cerro, sintieron claramente eso en el césped. Y jugar nervioso y con ansiedad, lleva a perder el orden y las ideas. Eso, entre otros ítems, llevó a que el primer tiempo fuera flojísimo

6) Lento y flojas las puntas.

Algo que ha caracterizado a Peñarol de Diego López y que se trasladó a este de Diego Forlán, es la trascendencia que pueden llegar a tener los volantes externos, esos que abren las puntas y el juego para sus compañeros de ofensiva. Pues bien, en esta ocasión, eso no se vio y el equipo lo padeció. Apenas apareció Pellistri ya promediando el segundo tiempo–vale decir también, cuando más se lo esperaba–, pero esa ausencia, pudo haber sido letal. A eso hay que sumarle la lentitud general de un conjunto que sale de una pretemporada dura, pero que no es excusa ya que su rival también.

7) Un calco del Peñarol 2019.

En casi todo el encuentro, este Peñarol se pareció demasiado al de Diego López, sobre todo, al de la recta final del año pasado cuando las cosas prácticamente no salían o salían al final de los partidos. Faltó juego colectivo, transiciones rápidas, mejorar en el ritmo y en la traslación de la pelota. El rival también jugó para complicarlo y lo consiguió hasta que se vio superado en el último minuto.

8) “Había que ganar y se ganó”.

La frase de Xisco Jiménez al final del compromiso, resumió lo que necesitaba este equipo que perdió la gran velocidad de Jonathan Urretaviscaya y jugó sin su capitán Cristian Rodríguez, lesionado. “Lo único importante ante Cerro era ganar. Había que ganar y se ganó. En 10 fechas nadie se va a acordar cómo ganamos”, indicó.

Peñarol ganó y es importante. Pero Forlán es el que tiene más claro que nadie que se debe mejorar muchísimo de cara al futuro.

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