Peñarol tuvo un problema de puntería

Cambió el panorama clásico para Peñarol y especialmente para Diego López.

De ceder el protagonismo y contragolpear con mucha velocidad para aprovechar los espacios, el aurinegro se encontró en este clásico con un rival que en 13 días cambió radicalmente. 

¿Dónde quedó aquello que planteó Eduardo Domínguez en el amistoso del 21 de enero con un solo contención, dos volantes ofensivos, un enganche y dos puntas? El domingo, el tricolor fue algo totalmente opuesto: cinco defensores, tres volantes, un mediapunta y un solo delantero. 

Eso obligó a Peñarol a asumir desde el arranque de las acciones el protagonismo del partido. 

La línea defensiva se paró bien lejos del arco de Kevin Dawson, los laterales se soltaron al ataque y los externos se lanzaron para buscar el fondo de la cancha. 

Al principio, Peñarol se sintió extraño. Porque tanto en el clásico del Clausura como en la final del Uruguayo, el tricolor había salido a proponer y el aurinegro le respondió con mucha velocidad. 

Eso mismo pasó en el clásico amistoso de enero, el primero de Domínguez al frente de los albos. 

Peñarol contestó a esa propuesta con mucha velocidad por banda aprovechando el espacio con buenas asociaciones entre Giovanni González y Gastón Rodríguez por derecha y con un gran partido de Agustín Canobbio por izquierda.

Domínguez, sabedor de que enfrentaba a un rival armado y en racha clásica ganadora, planteó un nuevo escenario. Un esquema cauteloso. Mucha marca, mucha falta táctica, mucha acumulación de hombres en zona defensiva. 

En los primeros 45’, el plan funcionó. Peñarol fue propuesta y posesión. Pero Nacional se fue 1-0 arriba.  

Es cierto que el aurinegro tuvo un par de chances. Primero con Gabriel Fernández que se excedió en maniobras y luego Fabián Estoyanoff desperdició una ocasión propicia que generó el Cebolla Rodríguez en la única jugada en que le ganó la espalda a Joaquín Arzuera. 

Esa fue la otra novedad del clásico para Peñarol: la posición del Cebolla por delante del doble 5 y por detrás de Fernández, la referencia neta de ataque. 

¿Se quedará en esa posición el Cebolla? Es una opción porque Guzmán Pereira se ganó un lugar cuando le tocó sustituir a Walter Gargano y porque siempre juega bien los clásicos. Por una banda, su puesto natural, puede perder influencia en el juego. 

Ojo, en el alargue, cuando salió Pereira, retrocedió y le dio al equipo otra aceleración desde la calle central. 

Entonces es probable que arranque los partidos adelantado pero los termine en el eje con Gargano. 

En el segundo tiempo el Cebolla se asoció con Gargano y el dominio aurinegro fue arrollador. Lucas Hernández y González por afuera colocaron varios centros de peligro para Fernández, tal vez el más flojo del equipo. 

De aquel inofensivo equipo con pelota del primer tiempo, Peñarol fue una maquinaria aplastante. 

Tuvo desborde, llegó a la línea de fondo y pasó con intensidad y actitud la línea media defensiva que planteó Nacional.

Le faltó pegada y precisión en la definición. En 120’ de juego. En 33’ contra un equipo con un hombre de menos. Y eso se trasladó a los penales. De seis ejecuciones se erraron tres. Por eso, el aurinegro se quedó con las manos vacías.