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Petro “abre fronteras con Venezuela” y dialoga con Biden
En un escueto twitt, el presidente electo Gustavo Petro aseguró: “Me he comunicado con el gobierno venezolano para abrir las fronteras y restablecer el pleno ejercicio de los derechos humanos en la frontera”.
En rigor, el mensaje cobra sentido por un comunicado enviado el día anterior por el presidente venezolano Nicolás Maduro quien le solicitó a Petro “restablecer las relaciones diplomáticas entre los dos países”.
El comunicado oficial de Venezuela afirma tener "la más firme voluntad de trabajar en la construcción de una renovada etapa de relaciones integrales por el bien común de la nación que compartimos amparadas en dos repúblicas soberanas, cuyos destinos no podrán ser jamás la indiferencia, sino la solidaridad, la cooperación y la paz de pueblos hermanos".
Tanto Petro como Rodolfo Hernández, quienes se disputaron la segunda vuelta, habían asegurado que restablecerían relaciones con Venezuela en caso de resultar ganadores. Los pasos fronterizos entre las dos naciones están cerrados desde hace seis años, cuando una verdadera avalancha de venezolanos salía de su país.
Petro, en campaña, dijo que buscará “confluir y crear una convivencia pacífica, armónica, cooperativa respetuosa de la vida, para hacer de las fronteras territorios de diversidad y prosperidad”. Sin embargo, no dio precisiones acerca de cómo sería el vínculo con el gobierno bolivariano.
El factor Biden
El martes 21, al día siguiente del mensaje de Venezuela, Petro habló con presidente de Estados Unidos, Joe Biden. Era la segunda conversación de alto nivel que sostenía el líder del Pacto Histórico con la Casa Blanca a menos de 48 horas de consagrarse presidente.
En efecto, Petro dialogó por teléfono durante 20 minutos con Antony Blinken, secretario de Estado de los Estados Unidos. Blinken enfatizó que su país “comparte con Colombia profundos lazos e intereses en materia de democracia, seguridad, prosperidad, economía y derechos humanos”.
Esto último, incluye dos miradas complementarias.
La primera refiere a terminar con la violencia tanto del narcotráfico, como la ejercida por fuerzas militares y paramilitares y también la profundización de los Acuerdos de Paz firmados por el entonces presidente Juan Manuel Santos con los líderes de las FARC-EP.
Pero un segundo punto sensible para la diplomacia colombiana y estadounidense refiere al vínculo con Venezuela, país al que Washington aplica múltiples sanciones que comenzaron con un tibio paso de distensión cuando, semanas atrás, desde la Casa Blanca dieron el visto bueno a la petrolera norteamericana Chevron –que luego continuó con las italiana y española Eni y Repsol– para poder exportar petróleo venezolano a Europa.
El departamento de Estado consideró que eso era un alivio destinado a compensar la falta de crudo ruso. Sin embargo, también fue un impulso –al menos simbólico– al eventual acercamiento de Washington con Caracas.
Una cita inevitable será la ceremonia de asunción de Petro, lo cual ocurrirá el domingo 7 de agosto. La mayoría de los presidentes del continente felicitaron entre el domingo y el lunes al ex guerrillero que estará sentado en el Palacio de Nariño los próximos cuatro años.
La gran pregunta –que las diplomacias americanas deberán estar tejiendo– es quiénes asistirán. O más precisamente, ¿alguien puede pensar en una foto donde estén presentes Biden y Maduro?
No es un secreto que la crisis diplomática entre Hugo Chávez y Álvaro Uribe iniciada a fines de 2007 se profundizó durante el mandato de Donald Trump quien amenazó, incluso, con “barrer” al gobierno bolivariano. El ex presidente norteamericano tuvo siempre el visto bueno de Iván Duque, precisamente quien le entregará la banda presidencial a Petro.
El continente que mira
Una pista de lo que puede suceder, no ya en la asunción de Petro sino en la perspectiva, está en las palabras de Blinken tras su diálogo telefónico con el líder del Pacto Histórico: "Esperamos continuar nuestra sólida asociación con el presidente electo Gustavo Petro y la construcción de un hemisferio más democrático y equitativo".
Sobre las espaldas de Blinken –y de Biden– está el gusto amargo que dejó a la diplomacia norteamericana en la reciente Cumbre de las Américas realizada en Los Ángeles. Sobre todo porque las tensiones provocadas por la guerra en Ucrania hace que Washington deba reencausar el trato con Venezuela.
El presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador se manifestó a favor de reestructurar la Organización de Estados Americanos “sin exclusiones”. México tiene vínculos muy sólidos con la Casa Blanca y también relaciones con Cuba y Venezuela.
En cuanto a Cuba, Washington da señales de acercamiento al permitir más vuelos hacia la isla.
Daniel Ortega, el mandatario de Nicaragua, ¿será invitado? ¿Podrá Petro ser anfitrión de un presidente que tiene centenares de presos políticos incluidos candidatos presidenciales? ¿Se prestará Ortega a misiones internacionales de observación de las cárceles de su país?
Curiosidades de caminos que no se cruzan, porque Ortega fue guerrillero de la lucha triunfante del Frente Sandinista de Liberación y llegó al poder derrocando una dictadura. En cambio, Petro fue miembro de la guerrilla del M-19 en Colombia, que fue reprimida y disuelta. Sin embargo, sin renunciar a su pasado revolucionario, llegó al consagrarse presidente por el camino de las urnas.
