La Dirección de Hechos Complejos del Ministerio del Interior recibió una nueva denuncia de desalojo a una vivienda, en las inmediaciones del barrio 19 de Abril, en donde la policía investiga, desde principios de setiembre, la usurpación de al menos tres casas del complejo habitacional del Plan Juntos.
Según informó radio Sarandí y confirmó El Observador con fuentes de la cartera de seguridad, la familia radicó finalmente la denuncia, este sábado, luego de mostrar temor y desconfianza ante la policía. Las víctimas estuvieron acompañadas por el sociólogo, Gustavo Leal, exdirector de Convivencia y Seguridad Ciudadana de la secretaría del Estado. El exjerarca de la gestión de Eduardo Bonomi se reunió el viernes con el jefe de Policía, Erode Ruiz, ya que todavía recibe información por parte de vecinos sobre hechos delictivos que suceden en los barrios de Montevideo.
Las fuentes consultadas aseguraron que hay versiones contrapuestas sobre lo ocurrido, y que la situación aún es "confusa". Las víctimas declararon que un delincuente entró a su casa con un arma de fuego y que los amenazó con dejar libre la vivienda en un plazo de 15 días, so pena de ser asesinados. Pero la policía también maneja información que indica que el denunciado había comprado la vivienda y solo fue a intimar a los anteriores dueños a que la liberaran, por lo que los investigadores están tratando de esclarecer lo ocurrido.
La fiscal a cargo de las denuncias de usurpaciones es Mónica Ferrero. La primera denuncia que llegó a su fiscalía data del 4 de setiembre, cuando una mujer, madre de siete hijos, se presentó ante la sede de la Zona Operacional IV de Montevideo para relatar lo que le había pasado. La mujer dijo que dos delincuentes, a quienes identificó, habían irrumpido en su vivienda y la habían obligado a retirarse.
Los delincuentes señalados eran el Kaká –imputado con prisión días atrás por rapiña y lesiones personales, e indagado además por dos asesinatos– y al menos uno de los Negros Congo, dos adolescentes conocidos en el barrio por su historial delictivo.
Lo mismo ocurrió con otras familias, que también dieron testimonio de la misma amenaza. Los delincuentes los echaron, pero no para vivir en las casas, sino para usarlas como lugar para "esconderse en la noche" o guardar los objetos que roban en los asaltos por la zona.
Las víctimas fueron realojadas en otro lugar por el Estado.
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