En forma descontracturada y con acento cubano, intercalando a veces algunas palabras en inglés (pocas), Mauricio Claver-Carone, el nuevo presidente del BID, consideró que ser estadounidense-latinoamericano y haber trabajado en la Casa Blanca constituye una combinación que beneficiará a América Latina por su conocimiento de la región y fuerte lobby para los negocios. Destaca, precisamente, que su rol será traer inversiones para América Latina, muchas de las cuales se fueron a Asia por la “gran ilusión de China”. Con respecto a Uruguay, siente que el gobierno de Luis Lacalle Pou está claramente alineado con su presidencia en el BID y con la institución. En este país, el organismo multilateral prevé operaciones en el ámbito social, productivo –con énfasis en la digitalización de las pequeñas y medianas empresas–, y en la gestión de políticas públicas y calidad del gasto. La llamada “economía naranja”, es decir, aquella vinculada a la industria creativa, cultural y del entretenimiento, también está en su mira. Eso será una novedad en comparación a los financiamientos tradicionales del BID en Uruguay. Claver-Carone asumió su cargo hace tres semanas y ya está metido en una agenda en la que quiere hacer cambios en el organismo. A continuación, un resumen de la entrevista que el ejecutivo mantuvo con El Observador desde Washington.
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