Los pingüinos y las skúas (un ave de rapiña que habita el cielo de la Antártida) no lo saben, pero están siendo objeto de estudio de un equipo de alumnos e investigadores de Facultad de Ciencias (Udelar). Es que los científicos, que actualmente forman parte de
la primera Escuela de Verano uruguaya de Introducción a la Investigación Antártica, toman muestras de las heces de estos animales, por lo que el método no es invasivo. El conocimiento avanza sin interceder con la vida y comportamiento de las aves en cuestión.
En los excrementos de las skúas y las
tres especies de pingüinos que pueden encontrarse en la Isla Rey Jorge, donde se halla la base uruguaya, los jóvenes buscan muestras del virus de la influenza y de la enfermedad de Newcastle (que sufren aves silvestres y domésticas), dos afecciones que también afectan a la salud humana.
Según explicó el biólogo y decano de la Facultad de Ciencias desde la Base Científica Antártica Artigas, Juan Cristina, lo que se está haciendo es similar a lo que se
realiza en Uruguay con el virus del dengue: se lleva un control de la presencia del virus para anticiparse a una posible epidemia.
El trabajo de epidemología preventiva busca saber si las aves que habitan la Antártida están infectadas con estos virus. Según explicó Cristina, hasta el momento todos los casos han resultado negativos. A su vez, estas conclusiones coinciden con investigaciones realizadas por otros científicos en diferentes partes del continente blanco.
Hasta el momento, los estudiantes han tomado muestras de los alrededores de la base Artigas (que se ubica en la Bahía de Maxwell) el viernes pasado y en la Bahía del Mar de Drake ayer. Esta última es una de las zonas a la que es más difícil acceder y donde se pueden encontrar grandes mamíferos, sobre todo leones marinos.
De hecho, en la misma línea de investigación (bioquímica de los
microorganismos), los científicos también estudian la presencia del rotavirus, que afecta a los mamíferos, incluido el ser humano.
Ciencia a puerta abierta
La dinámica de los cursos que los 16 estudiantes llevan a cabo desde el miércoles de la semana pasada implica clases teóricas durante la mañana y salidas para realizar trabajos prácticos durante la tarde. Las distintas colectas de muestras se realizan, por lo general, en la base, en el Lago Uruguay (de donde se extrae el agua que se utiliza diariamente) y la Caleta Norma.
Luego de las salidas, los estudiantes se reparten el trabajo en los laboratorios, que se encuentran en las instalaciones de la base. En este sentido, el decano explicó que si bien todos los estudiantes salen al campo a realizar muestreos, al momento de estudiar las muestras puertas adentro los mismos se dividen según sus respectivas áreas.
Esto implica, además, que durante una misma salida se tomen muestras para diferentes investigaciones. Por ejemplo, una expedición al Lago Uruguay extrajo
muestras de sedimento para una investigación sobre cambio climático en la Antártida y también de agua a diferentes alturas del lago, con el fin de estudiar los microorganismos y nutrientes en ella.
El grupo de estudiantes, docentes e investigadores, que esta semana viaja de regreso a Uruguay, trabaja así en dos laboratorios: los de la base y el gran laboratorio natural que es la Antártida.