Regreso al origen del policial

Volver a leer a los cinco autores presentes en este libro - James M. Cain, Raymond Chandler, Erle Stanley Gardner, Dashiell Hammett y Horace McCoy - supone una alegría para cualquier amante de la novela negra original estadounidense, la cumbre del género policial para muchos, un fenómeno que además dio pie a una serie de películas inolvidables que adaptaron muchas novelas de ese período.

La distancia, el tiempo y la experiencia hacen que se aprecien detalles que pasaron inadvertidos en aquella primera lectura, y también permiten observar, en este caso, las diferencias y lazos comunes de una generación de autores irrepetible. 

Todos, cada cual a su manera, denuncian una sociedad corrompida por el dinero y la violencia. Como expresa Fornaro en el prólogo, el detective de turno (algunos tan conocidos como Sam Spade o Philip Marlowe) es el último bastión ético, cuando no moral, de un mundo en descomposición, donde prima la ley del más fuerte y el dinero lo puede todo.

A veces, como en el caso de La muchacha de la tormenta, de Cain, ni siquiera hay un crimen ni una investigación, al autor le alcanza con presentar a los personajes y el marco físico para transmitir toda la sordidez de la época. Lo mejor de este relato está al principio, cuando el joven protagonista, un vagabundo sin un dólar en el bolsillo que viaja de polizón en un tren, se baja en un pueblo inundado por una tormenta. 

Allí todo el mundo se ha ido menos una muchacha y juntos se refugian en una construcción a medio hacer. Todo va bien hasta que un cuchillo presente en la escena desaparece cuando se separan solo por unos minutos. Cain juega con los prejuicios del lector de principio a fin y construye un sólido alegato.  

Muy distinto es Peces de colores, una muestra del enorme talento de Raymond Chandler y del carisma de su detective Marlowe. Sorprende una vez más la rapidez del autor para poner la maquinaria en marcha sin preámbulo alguno y atrapar al lector a las dos páginas. Unas perlas robadas hace mucho tiempo pueden estar al alcance de la mano y varios personajes van tras ellas. Hay drogadictos, torturadores, una muchacha tan hermosa como cruel y una investigación llena de acción y diálogos memorables.

Impulso creador, de Gardner, presenta a un asesino de viudas y mujeres solitarias ricas, que extrae sus métodos de la lectura diaria del periódico. Busca accidentes raros con desenlaces fatales y los recrea para quedarse con el dinero que hereda. Aquí hay que decir que la premisa es mejor que el desarrollo de la trama, que se resuelve con demasiada facilidad. Pero hay un momento magnífico, cuando el asesino duda por un segundo porque piensa que quizás ama de verdad a su última presa, aunque al final pesa más el dinero.  

Mucho más violento y directo es Hammett en Solo pueden ahorcarte una vez, donde se producen varios tiroteos y muertes dentro de una lujosa casa, con el trasfondo de una gran herencia en disputa. Con Samuel Spade como investigador, el relato adquiere esa fuerza característica del personaje. Hay intensidad y no hay tregua para el culpable. 

El libro cierra con Muerte en Hollywood, de McCoy, que presenta el caso de una exactriz que desaparece de un día para el otro. Al estar casada con un hombre rico, todo apunta a un secuestro, pero nada es lo que parece. Como telón de fondo el tema de la belleza femenina como obsesión y el precio de la fama. 

Cuentos de la serie negra permite volver a disfrutar a lo grande, hoy como ayer.

Ficha

Cuentos de la serie negra 
De: Varios autores (selección de Milton Fornaro)
Ediciones de la Banda Oriental
171 páginas
Precio: $ 250