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Relatos del horror tras el tiroteo más sangriento en la historia de EE.UU
"Los disparos duraron entre 10 y 15 minutos. No paraban. Corrimos por nuestras vidas". El testimonio de Rachel Derkef –recogido por la cadena CNN horas después del brutal tiroteo que una persona efectuó desde un piso 32 de un hotel y que mató a más de 50 personas– da una pauta de cómo alguna gente, de milagro, logró sobrevivir a los disparos de un tirador que, según las autoridades, tenía 64 años, respondía al nombre de Stephen Paddock y era un residente local.
El tiroteo, que ha dejado además más de 450 personas hospitalizadas, ocurrió durante un concierto del cantante country Jason Aldean. El músico, su esposa Brittany, su banda y equipo pudieron abandonar el escenario seguros y sin heridas.
"Estábamos cerca del escenario, unas seis filas desde el frente hacia la izquierda y él estaba tocando", dijo a CNN Rachel Dekerf, quien grabó su escape con su teléfono celular, una grabación que empieza después de que se iniciaran los disparos.
Joe Pitzel, otro de los asistentes, dijo que "La gente cayó en el lado del escenario hacia el Mandalay (el hotel cercano al festival)". "No sé si las personas se estaban agachando o si les dieron".
Storme Warren, un locutor de la radio SiriusXM estaba sobre el escenario mientras Aldean actuaba. "Pensé que eran fuegos artificiales que ta vez habían fallado, y luego volvió a ocurrir. Y cuando pasó la tercera vez, supimos que algo andaba mal. La verdad es que vi cosas que nunca más quiero volver a ver, es una situación aterradora", explicó.
Warren añadió a CNN que escuchó "más de 50 tiros y probable cientos".
Eric Paddock, hermano del declarado como responsable del ataque, vive en Florida. Tras enterarse del ataque, explicó al Orlando Sentinel que está "completamente confundido" y que no puede "entender lo que sucedió", aún.
La policía cree que Paddock se suicidó antes de que la policía ingresara en su habitación de hotel. Los reportes hablan de una interrupción total de los servicios del Mandalay Bay y de huéspedes que no pudieron volver a sus habitaciones tras el suceso. "Básicamente nos sacaron a todos del hotel", explicó uno de ellos al New York Times.
El aeropuerto McCarran de la ciudad, que está a metros de la zona de hoteles y donde sucedía el festival, también vio su actividad alterada y varios vuelos fueron redireccionados.
