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Revelan cómo Uber evadió impuestos, lavó dinero, presionó a políticos y eludió a la Justicia

Lo prueban más de 100 mil documentos sobre las actividades de la empresa en todo el mundo a los que tuvo acceso el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación
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11 de julio de 2022 a las 18:51

Miles de documentos filtrados dan muestra de las tácticas y estrategias que implementaron los ejecutivos de Uber para presionar a políticos de todo el mundo y conseguir regulaciones favorables, en un periodo en el que la aplicación tuvo un crecimiento exponencial.

Se trata de 124.000 documentos, en los cuales se incluyen 83.000 correos y conversaciones de iMessages y WhatsApp, emitidos durante la etapa de expansión más importante de la compañía, entre 2013 y 2017, cuando se abría paso en prácticamente todo el mundo.

Algunos de los documentos a los que tuvo acceso The Guardian, con apoyo del Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, muestran las estrategias del cofundador de la firma, TravisKalanick, quien en 2017 se vio obligado a dejar la dirección de Uber en medios de críticas por su gestión.

La estrategia para posicionar a Uber en más de 40 países fue prácticamente la misma: lobbies con políticos de alta jerarquía para modificar las regulaciones necesarias; ofrecer tarifas muy bajas y buenos rendimientos a los conductores que, a la larga, no son sostenibles, y hasta su participación indirecta en las protestas violentas que se registraron en algunos países, principalmente en 2014.

Una de las conversaciones difundidas por The Guardian muestra como Kalanick promueve que los conductores de Uber participen de forma violenta en las manifestaciones de taxistas franceses que estaban en contra de la entrada de la aplicación, incluso cuando otros ejecutivos le muestran su rechazo por el riesgo que implica para los conductores.

"Creo que lo vale. La violencia garantiza el éxito. Estos tipos deben ser resistidos, ¿no? Estoy de acuerdo con que se piense en el lugar y momento adecuado", se lee en un correo de enero de 2016.

Esta misma estrategia se habría implementado en países como Bélgica, España e Italia, donde también se reportaron varias protestas contra este servicio.

Otra de las conversaciones muestra negociaciones entre Kalanick y el presidente de Francia, Emmanuel Macron, quien en ese momento era secretario de Economía, así como varios encuentros, uno previo al Foro Económico Mundial de Davos.

En las charlas, Macron y Kalanick se tutean e incluso el ejecutivo le reconoce la disposición del funcionario francés "inusual en el mundo de las relaciones entre gobiernos e industrias".

Además de los cabildeos con el Gobierno francés, las conversaciones entre ejecutivos de Uber se centran en lo se denominó un "botón de emergencia", el cual consistía en un protocolo especial para impedir que ejecutivos recién salidos de la compañía pudieran tener acceso posterior a la información de la empresa, con miras a que estos datos pudieran llegar a una investigación judicial.

A esto se suman varios correos en los que los propios ejecutivos afirman que se "convirtieron en piratas", ya que en países como España, Rusia, Sudáfrica, Alemania y Turquía operaban de manera ilegal.

Tras la difusión de los documentos, Uber señaló que no negará los errores que se cometieron en el pasado, pero asegura que los modos de operación de la firma han cambiado en los últimos cinco años, cuando inició la administración de Dara Khrosrowshahi.

"No daremos excusas por nuestro comportamiento pasado que claramente no está en línea con nuestros valores actuales. Le pedimos al público que nos juzgue con base en lo que hemos hecho en los últimos cinco años y lo que haremos después", declaró Uber.

Por su parte, un vocero de Kalanick rechazó las acusaciones y aseguró que toda la expansión de Uber se dio con "total apoyo" de los equipos legales de la compañía.

Los registros, que van desde 2013 hasta 2017, revelan también la manera en que los ejecutivos de la empresa de transporte de pasajeros gestionaron las crisis, incluida la reacción a su agresiva estrategia de evasión fiscal, desde que Uber dejó de ser una insignificante empresa tecnológica de Silicon Valley y se convirtió en un gigante mundial.

Los documentos asimismo muestran cómo muchos gobiernos vienen luchando por hacer que las empresas digitales paguen impuestos en los países en los que operan, un dinero que podría invertirse en sanidad, educación e incluso en las carreteras que utilizan las empresas de transporte compartido.

Una historia de escándalos

Aún antes de la filtración de los documentos, Uber estaba bajo la lupa por escándalos de acoso, pirateo, espionaje industrial y disputas legales. Un informe de la agencia de noticias AFP destaca que prácticamente desde su creación Uber ha estado en el punto de mira por sus prácticas laborales en decenas de países. 

El gigante estadounidense siempre defendió con vigor el uso del estatuto de trabajador independiente para sus choferes, pero decisiones judiciales de varios países la obligaron a conceder el estatuto de empleado a sus trabajadores. 

En 2021, la justicia británica puso fin a cinco años de juicios y dictaminó que Uber deberá garantizar un salario mínimo y vacaciones remuneradas a sus conductores, una primicia mundial. Dos meses después, un acuerdo "histórico" permitió a los 70.000 chóferes de Uber ser representados por un sindicato.

Poco después, la justicia francesa y holandesa consideraron que los conductores están regidos por un contrato de trabajo.

En 2019, California también consideró que los conductores de la compañía eran asalariados. Pero en 2020, Uber lanzó una contraofensiva mediante la aprobación de un referéndum sobre el estatuto de independiente de los trabajadores. Sin embargo, un juez consideró que el referéndum era inconstitucional y a continuación, Uber presentó un recurso.

Tras una fuerte regularización fiscal en Dinamarca, la plataforma de reservas fue procesada por complicidad en actividades ilegales y debió pagar una multa de € 3,3 millones (US$ 3,36 millones de dólares) en 2020 para evitar un juicio. 

Acoso laboral y sexual

En 2017, Uber, acusado de tolerar una cultura sexista y violenta, abrió una investigación interna. Su cofundador Travis Kalanick se vio obligado a dimitir por alentar prácticas directivas brutales.  Además, la empresa despidió a 20 trabajadores tras 215 denuncias por comportamientos inapropiados e intimidaciones por parte de empleados de todo el mundo. 

En India, uno de los dirigentes de la compañía fue despedido después de haber tratado de desacreditar el testimonio de una mujer violada por un chófer en 2014.

En 2018, Uber afirmó que ya no usa la vía de la mediación en caso de agresión o acoso sexual, que prefería antes de que el caso llegara a los tribunales. El mismo año, una antigua ingeniera presenta una queja en San Francisco después de que la empresa le negara un aumento salarial tras haber denunciado discriminaciones y casos de acoso sexual contra mujeres en la compañía. Al parecer, se echó para atrás en un acuerdo confidencial por el que Uber pagaba 10 millones de dólares a varios empleados para evitar acciones legales. 

Espionaje industrial

En 2017, la justicia estadounidense investigó sospechas de corrupción en el extranjero y sobre el uso de programas ilegales para espiar la competencia o escapar del control de las autoridades.

Uber implementó "una estrategia sofisticada para destruir, esconder, disimular y falsificar registros o documentos con la intención de impedir o interferir en las investigaciones del gobierno" (...), explicó la fiscalía estadounidense. 

El antiguo responsable de la "inteligencia" de Uber asegura haber recibido 4,5 millones de dólares para no criticar a la empresa.

A inicios de 2018, Waymo, una filial de Google que desarrolló vehículos autónomos, lo acusó de haber robado secretos tecnológicos sobre el sistema de conducción autónoma.Para resolver la demanda, Uber pagó a Waymo 245 millones de dólares.

Pirateo de datos

En noviembre de 2017, Uber también admitió que los datos de 57 millones de sus usuarios, clientes o chóferes, habían sido pirateados. La empresa lo sabía desde noviembre de 2016, pero depositó 100.000 dólares a los "hackers" para guardar su silencio. 

En 2018, Francia condenó a Uber a una multa de 400.000 euros por haber ocultado ese pirateo. La empresa también debió pagar dos multas de más de un millón de euros en Países Bajos y Reino Unido. 

Con información de TheGuardian, Sputnik y AFP

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