Rodrigo Romano: "Ojalá venga otro y ponga más dinero que Tenfield"

Desde 1999 hasta hoy, Rodrigo Romano se transformó en la voz del fútbol. En su trabajo como relator principal de Tenfield, el periodista ha narrado los principales partidos del fútbol local y de la selección uruguaya. Por eso en los últimos tres meses fue significativa su ausencia por problemas de salud, que le impidió estar en la recta final de las Eliminatorias al Mundial.

El miércoles pasado, Romano recibió la noticia de que el sábado relataría el partido entre Nacional y Liverpool. Y el domingo volvió con el plato fuerte, el partido entre Peñarol y Defensor, clave en la dilucidación del Clausura.

Tras ese fin de semana intenso, Romano habló con El Observador de sus problemas de salud, de la ansiedad por la ausencia y de su vuelta, y de los conflictos en los que se ha visto envuelta en los últimos tiempos la empresa que trabaja, los cuales explica diciendo que "hay un gran componente de envidia" en quienes critican a Tenfield.

He renacido. Volvés a nacer cuando retomás la actividad que querés. Con los dolores de columna vengo bien. Estoy muy bien atendido por Gustavo Huertas, médico de Defensor, que es quien me controla el tema de la hernia de columna. Es una persona que me logra mantener sin dolor alguno.

Volví con muchas ganas y ansiedad porque ya habían pasado unas cuantas semanas de que no relataba, más allá de que hice algunas pruebas en Gol TV. No es lo mismo relatar un partido de Brasil o de Ecuador, que lo mirás a través de un monitor, a estar en la cancha, gritar los goles y ver las incidencias desde más cerca.

No me influyó en nada. Me preparé sabiendo que no era una cancha fácil. Tenés que relatar detrás de un arco, con una visión que no es la mejor, sobre todo en el arco que hizo el gol Rodrigo Aguirre. Tuve la suerte de que hubo cuatro goles cerca del arco donde yo estaba. Aparte hubo un caballero que se dedicó todo el partido a insultarme y a decirme cosas. Pero en el entretiempo corrí la ventana, le dije algo, se calmó y se fue. Pero llega un momento en donde vos tenés que aislarte de las cosas. Tenés que hacerte una coraza.

Ahí ya estaba mal de la espalda. Ese partido no lo tendría que haber relatado porque estaba con muchos dolores. Estaba raro, no era yo. Estaba falto de ritmo. Tenía mucho remedio encima porque necesitaba calmar el dolor, al punto de que terminó el partido y comuniqué que era dificilísimo viajar a Perú y hacer cuatro horas y media de avión con ese dolor. Después de eso vinieron unos meses de tranquilidad, en donde tomé unas vacaciones con mi pareja. Pero cuando volví en agosto tuve, en dos semanas, dos desmayos adentro del canal. Ahí paré hasta que volví este fin de semana con el fútbol uruguayo.

Hubo muchos días que no lo escuché porque no me sentía bien. Somos distintos en el sentido de la pasión. Para Javier es un modo de vida que está acompañado de otra cosa, de otra actividad que tiene paralela. Para mí es lo único. Por eso me siento mucho más pasional que él, me meto mucho más en el partido y aparte me gusta mucho más identificar a los jugadores. Trato de concentrarme más, ni siquiera uso el celular durante los partidos. Pero Javier es un gran relator. Lo que no tiene, me da la impresión, es esa pasión que tengo yo cuando relato. Esa es la gran diferencia. La pasión y el ritmo que uno le pone, el otro se lo pone de otra manera.

Sí, en todo momento consiguió que las atenciones médicas fueran rápidas. Me ayudó con las terapias y me dijeron que no me apurara, que volviera cuando estuviera bien. Ellos no querían que me apurara para volver y recaer.

Se ataca mucho a Tenfield por lo que es y por lo que siempre fue en el fútbol uruguayo. La palabra monopolio asusta, pero en su momento lo han tenido muchas empresas en el mundo. Fue la única que acertó y apostó por el fútbol uruguayo, poniendo muchísima plata cuando los canales pasaban los goles sin darle un peso a los clubes. (...) Somos casi 400 personas las que trabajamos directa e indirectamente con Tenfield y creo que se lo ataca mucho porque hay un gran componente de envidia. Mucho público no se ha dado cuenta de que tenemos un mercado muy chico y acotado. (...) Quiero ver a partir del 2025 quién será el dueño de los derechos, a ver si viene otro. Ojalá que venga otro y ponga más dinero, no la veo realmente.