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Santiago González, el hombre del ministerio en la calle que también tuvo que renunciar por atenderse en el Policial
El primer caso lo tuvo en el foco al senador opositor y exjerarca ministerial Charles Carrera. Lo señalaron, en agosto de 2022, por haber procurado atención médica en el Hospital Policial a terceros –Víctor Hernández, civil baleado en La Paloma, y su hermano– y a su esposa de ese entonces. El presidente, Luis Lacalle Pou, puso en un brete a todos los que vinieron después y en cuestión de meses costó dos renuncias.
Cuando en una rueda de prensa aquella semana le preguntaron si algún integrante de su gobierno se atendía en el Policial, dijo: "Supongo que no, espero que no. Espero más que supongo". Eso suscitó días después la renuncia del director general de Secretaría del Ministerio del Interior, Luis Calabria, que había realizado al menos una consulta con un oftalmólogo.
Eso fue el 31 de agosto. Nueve meses después, la radio M24 divulgó tickets de medicamentos a nombre del director de Convivencia y Seguridad Ciudadana Santiago González en el Hospital Policial. Si bien negó que fueran reales, admitió haberse atendido al menos una vez en ese hospital. Señaló que en un contexto de "emergencia", porque sufre de dolor de ciática, le dieron un OXA B12. En ese momento recalcó que no tenía problema en decirlo porque no se trataba de una irregularidad.
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Este jueves, en su carta de renuncia dirigida al presidente, dijo no tener "ningún derecho" en someterlo al mandatario a "cuestionamientos éticos" por su proceder y agregó: "Jamás me aproveché del poder, pero si algo está mal, está mal y debe medirse con esa vara a todos, cosa que aplaudo".
El ministro del Interior, Luis Alberto Heber, respaldó la gestión de González y advirtió que no considera que lo que él hizo fuera "atenderse". Aunque, resaltó: "Es un tema que es pago por los policías y por lo tanto quienes no contribuyen al Hospital Policial deberían atenderse en la mutualista en la que si contribuyen".
Heber, de todas formas, realizó una disquisición. Dijo que para él, realizar una consulta o atender una emergencia no debería considerarse "atenderse" en el Policial si se trata de un jerarca. De hecho, señaló que el exministro del Interior, Eduardo Bonomi, había consultado con varios especialistas y le parecía bien que lo hiciera, dado que su tarea era muy demandante. Sostuvo que, a su criterio, "atenderse" significaba operarse, internarse y otras. La esposa de Bonomi, Susana Pereyra, se atendió en el Hospital Policial más de 20 veces, informó El País.
Patricia Rodríguez, presidenta del sindicato policial, dijo a El Observador que "la norma es clara" y que corresponde que se atiendan en el Hospital Policial los policías y sus familiares directos. Agregó que "un dolor de espalda no es una emergencia" y que González, como el resto de los jerarcas, debió haber ido a recibir la medicación a su mutualista. Recordó que son los funcionarios policiales los que financian el hospital y que hoy en día sufren una serie de carencias que deben ser remediadas.
Consideró que los jerarcas de este gobierno, como del anterior, que se atendieron allí es por una cuestión de poder. "Los atienden como reyes" por el puesto que tienen, valoró.
Cuando el presidente Lacalle Pou fue consultado por el tema este jueves al mediodía –previo a la renuncia de González– prefirió no hablar del tema.
El hombre de Larrañaga en la calle
González emulaba el espíritu que dejó Jorge Larrañaga en el Ministerio del Interior, estaba a cualquier hora, iba a los operativos y a poner la cara por la institución en los desalojos y momentos áridos. Diariamente caminaba los barrios para intercambiar con los vecinos y acompañaba diversos operativos de allanamientos, de saturación o incluso de requisas en cárceles.
Su presencia en la calle –algo que se le valoraba mucho a Larrañaga– lo diferenciaba de otros jerarcas de la cartera y era algo que se destacaba de su gestión.
Era mano derecha de Larrañaga y junto a Luis Calabria era el dúo que Larrañaga había elegido para acompañarlo en la cabeza del Ministerio del Interior. El subsecretario, Guillermo Maciel, es de origen colorado (aunque ahora es parte del Partido Nacional), con una formación más técnica y no había sido propuesto por Larrañaga.
Pese a que acompañó siempre todas las propuestas que el ministerio hizo en otros sentidos –algo que se fue agudizando más en los últimos meses con la incursión de lleno del asesor Diego Sanjurjo en los planes ministeriales–, González siempre centró su discurso mayormente en la represión para contener el delito. Especialmente, la mayor presencia policial.
A su vez, al comunicarse con la prensa o en su cuenta de Twitter, tenía una actitud combativa al comparar gobiernos y realizar duras críticas a la gestión del Frente Amplio. Mientras que Heber en declaraciones públicas afirmó que existían bajas chances de que el descenso parcial de los homicidios en este trimestre fuera gracias a la gestión (sino que podía ser algo circunstancial que no esté consolidado), González twitteó: "Escuchamos muchos discursos de los aumentos de Homicidios. Dimos la cara y el Ministro junto a su equipo, llevo adelante acciones para bajarlos".
González solía salir al cruce de cuánta crítica hubiera a la gestión del ministerio, especialmente a aquellas realizadas por figuras políticas a través de redes sociales. Una de las últimas fue al intendente de Canelones, Yamandú Orsi, que compartió un artículo en el que se informaba sobre una ola de homicidios.
Ya que la seguridad durante los últimos 15 años estuvieron no solo en manos de su partido, sino de su sector MPP, vamos a hablar de seguridad en serio?
— Santiago González (@santiagon1974) March 27, 2023
Hablamos de lo que hizo cada gobierno? De cómo dejaron la seguridad?
Porque para hablar de seguridad hay que hablar de todo. https://t.co/y8tLwy1ofj pic.twitter.com/bHdYROE3c9
Pero además, el jerarca fue objeto de cuestionamientos por su "temperamento". Fue señalado por varias personas por presuntamente haber ejercido acoso laboral. Uno de ellos realizó una denuncia.
En abril de 2022, un funcionario del Instituto Nacional de Rehabilitación (INR), Martín Correa, fue recibido por la Comisión de Derechos Humanos del Senado y contó que temía por su seguridad personal ante las declaraciones de González, que en una entrevista televisiva había aludido a “lo fácil que era acceder o tener acceso a un sicario si se tenía alguna vinculación con personas que tuviesen alguna relación con el narcotráfico”.
Ante la comisión parlamentaria, presentó una serie de videos con referencias a las denuncias de otras cinco personas contra González. Entre ellas Milena Más, exsubdirectora técnica del INR, que aseguró que "a una compañera homosexual" el jerarca la denominaba "tortillera" y a los varones homosexuales los llamaba "putitos", entre otros hechos que planteaban un "círculo de violencia solapada y constante".
Correa mencionó el caso de la periodista Denisse Legrand, una de las responsables de Nada crece a la sombra, que alegaba que tuvo que pedir la intervención del entonces ministro Jorge Larrañaga para "mantener a distancia" a González, al que acusó de intentar entrar a un consultorio ginecológico en la cárcel de mujeres para revisar una historia clínica.
Otra denuncia fue presentada por Omar Vera, exdirector de la Unidad 6 de Punta de Rieles, que acusó al exjerarca de "instigación" y "acoso laboral". La denuncia de Vera, afirmaba Correa, fue derivada a la Dirección de Asuntos Internos del Ministerio del Interior que, dada la posición que tenía González, "vicia de nulidad lo que debe ser un proceso de investigación".
En ese entonces, el Partido Nacional se negó a avanzar en el Parlamento por esas seis denuncias de acoso laboral, misoginia y violencia privada.
