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Se abrió la temporada de cucos: oligarcas, comunistas y...ATR

Hay preguntas que deberían ocupar más tiempo en la campaña electoral
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27 de julio de 2019 a las 05:03

Pocas veces se había hablado tanto de un tema de fondo –como la oligarquía- con tanta
liviandad. Con el altavoz de las redes sociales, quienes criticaron la frase de la candidata a vice del Frente Amplio (FA), Graciela Villar, convirtieron lo que podía ser una discusión hasta productiva en un griterío de improperios digno de un partido de fútbol local. Fue un inicio de campaña hacia las nacionales ATR (a todo ritmo, por más detalles vean definición al final).

El debate podría haber sido sobre dogmas, miedos y creencias inherentes al ser humano y hasta sobre cooperación e innovación. ¿Crees que esto no tiene nada que ver? Casi todo es cuestión de creencias, pero a eso ya llegaremos.
 Lo que dijo Villar no debería sorprender, sobre todo si se considera la razón por la cual la exedila forma parte de una fórmula que a Daniel Martínez no solo le costó una semana de especulaciones, sino, sobre todo, unos cuantos dolores de cabeza en la interna de su partido. Villar, por su origen, discurso y hasta su forma de pararse en la cancha política, representa a las bases, al votante tradicional –y seguramente más leal- del Frente Amplio, que acompaña al partido desde hace mucho tiempo y le dará su voto, incluso a pesar de discrepancias y molestias producto de las decisiones difíciles a las que obligan 15 años de gobierno. Tal vez Villar apuesta a que un discurso dogmático, dual y clasista, logre hacer vibrar la fibra de militantes a quienes ciertos conceptos, historias y tradiciones, aún les mueven el piso.

Los dirigentes del FA saben, sin embargo, que este grupo de votantes ya no es ni tan amplio ni tan incondicional como en los 90 y en los 2000. Y que no basta con ese núcleo duro. Los votos en octubre (y, tal vez, en noviembre) le darán o no la razón a quienes –Martínez incluido-pensaron que Villar era una buena estrategia para contentar a los más fieles y decidir a los que ahora dudan. Mientras tanto, por convicción y por conveniencia, la candidata a vice levanta el puño desde la foto de sus 15 años que circuló públicamente o desde las consignas que enunció hace poco días: “El brutal proyecto neoliberal empieza en Lacalle y tiene como frontera a Manini”. Villar hace bien sus deberes.

Una de piratas, chorros y robos

Otros muchos candidatos y dirigentes, de todos los partidos políticos, también hicieron sus deberes en base a cucos, desde que la historia es historia. Si nos atenemos a Uruguay, y considerando solo lo que pasó desde la vuelta a la democracia, los ejemplos abundan; si el FA ganaba la intendencia de Montevideo iba a construir un muro que rodeara la ciudad (1984), si no se derogaba la ley de privatización de empresas públicas había que prepararse para los piratas que llegarían para lucrar (1992), ¡el marxismo al poder!...si ganaba Tabaré Vázquez, fue el caballito de batalla de Sanguinetti en el debate (1994), se venía el impuesto a la renta si ganaba el FA dijo Batlle, y ganó la presidencia (1999), qué coincidencia tanto delito, rapiñas a figuras públicas y hasta envíos al seguro de paro en la previa a las elecciones de 2014, dijo el FA. Y no se olviden de Nany, no se olviden.  Por mencionar unos pocos, que de cucos está llena esta vida, para qué abusar.

¿Qué tienen que ver estos dimes y diretes sobre cucos, casi todos trasnochados, que volvieron a concitar la atención más superficial en esta campaña, con la propia esencia del ser humano? Mucho más de lo que podríamos suponer. Y por eso, tal vez no deberíamos rasgarnos tanto las vestiduras cada vez que a un político se le ocurre abrazarse a algún dogma para moldear su personalidad pública. Esta es una de las estrategias más antiguas del hombre, para calmar los miedos ancestrales propios y ajenos.  Creer en algo o alguien, sea esto real o una construcción de nuestra imaginación, es lo que nos hace humanos.

El historiador y escritor israelita, Yuval Noah Harari, lo explica en una charla TED que dio en Londres en 2015, que tituló “¿Por qué los humanos gobiernan la tierra?”. “¿Cómo hemos pasado de ser simios insignificantes, preocupados por sus propios problemas en un rincón de África, a ser los gobernantes del planeta Tierra?”, plantea Harari. Y la respuesta es: porque somos capaces de imaginar.

La cooperación flexible, no mecánica como la de las hormigas que cooperan en la construcción de su hormiguero, es lo que para este académico nos separa del resto de las especies y es posible debido a que somos capaces de imaginar y, además, de creer que construcciones de nuestra mente son reales.

“Podemos cooperar flexiblemente con infinidad de desconocidos porque solo nosotros de todos los animales del planeta, podemos crear y creer fábulas, historias de ficción. Y si todos creen en la misma fábula, entonces todos obedecen y siguen las mismas reglas, las mismas normas, los mismos valores”, dijo Harari. Esto aplica para Dios (o los dioses) y hasta para un país o estado, una construcción imaginaria que ha generado desde hermosos sentimientos de hermandad hasta horrendas guerras.

“Nunca podrán convencer a un chimpancé para que les dé una banana prometiéndole, “...cuando mueras irás al cielo de los chimpancés...”, bromeó Harari.  Aunque es posible convencer a muchos seres humanos prometiéndoles el equivalente electoral a una banana.

Los dogmas nos hacen humanos incluso si, en muchos casos, nos hacen muy tontos. Luego de que Villar expusiera su punto de vista sobre la oligarquía y el pueblo (dejemos para otro encuentro la discusión de qué es oligarquía y por qué no cualquier persona que tiene x cantidad de dinero es un oligarca ni cualquier persona que no la tiene es pueblo), una abundante banda de homo sapiens eligió alzar el puño en base a descalificaciones ridículas. Entre ellas, la de que una candidata del pueblo no debería comer en un parrilla de Punta Carretas, en la que además no comió (al menos el fin de semana en que se la señaló).
Eso de colaborar entre competidores electorales seguro que suena naif, pero qué bien nos vendría ver algunas muestras de buena voluntad entre quienes se postulan para dirigir el destino de este territorio que mucho hemos imaginado con cariño como un país. Tal vez si lo hicieran no habría tantas discusiones sobre dogmas perimidos y sí unas cuantas más sobre temas que definirán nuestro futuro y sobre todo, el de nuestros hijos.

Los últimos 200 años, considera Harari, fueron marcados por la aparición del proletariado urbano, producto de la revolución industrial. De este hecho central deriva la mayoría de los eventos políticos relevantes de los últimos dos siglos.  Ahora habría que pensar qué hacer con “una nueva clase multitudinaria de gente inútil”. A medida que las computadoras hagan cada vez más tareas antes resueltas por humanos, las papas comenzarán a quemar. En este presente las dicotomías dogmáticas que realmente inciden en nuestra vida ya no son “Pueblo-oligarquía” o “Neoliberalismo-Socialismo”. 

Mientras que algunos políticos y ciudadanos las ostentan sin vergüenza y se entreveran en un juego inútil, muchos uruguayos leyeron con atención las palabras de una mujer que pudo haber sido la candidata de Martínez: Mercedes Clara. Profundamente compasiva en su discurso, Clara planteó uno de esos temas que deberían concitar solamente cooperación: “Es evidente que cada vez vivimos en mundos más distintos, cada uno con sus propias estrategias de supervivencia, y con lenguajes que no tienen significados comunes. El otro es una amenaza, y cada vez hay menos posibilidades de encuentro. Es lo dramático del desgarramiento del tejido social”.

Tal vez si preguntas como éstas ocuparan más tiempo en las discusiones candentes de una campaña electoral, habría esperanzas para una sociedad fragmentada que desde hace décadas ha generado grietas tan grandes como la que en los discursos separan a Villar de Manini Ríos, a los pobres “que no hacen nada” de los que otros uruguayos que “se rompen el lomo” y, cada vez más, a los inmigrantes que llegan con ansias de reconstruir sus vidas de algunos locales que los miran con desdén. 

Viejo y querido diccionario
Dogma
1. Proposición tenida por cierta y como principio innegable.
2. Conjunto de creencias de carácter indiscutible y obligado para los seguidores de cualquier religión.
Oligarquía
1. Forma de gobierno en la cual el poder político es ejercido por un grupominoritario.
2.Grupo reducido de personas que tiene poder e influencia en undeterminado sector social, económico y político)
ATR
A Todo Ritmo. Una expresión que describe un estado anímico de alegría y euforia.
El término es usado sobre todo por jóvenes en Argentina y Uruguay. No figura en la Real Academia Española.

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