Opinión > Columna/Luis Roux
Soñar es necesario
Ahora lo veo todo muy claro: Uruguay tiene todo como para ser campeón
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11 de diciembre de 2017 a las 05:00
Es raro lo de un grupo fácil para Uruguay. En el último Mundial la Celeste fue cabeza de serie y le tocó un grupo con otros dos campeones mundiales. Recuerdo que muchos decían: Uruguay se agranda en las difíciles.
Yo desconfiaba. Cuando marchamos contra Costa Rica no pude disimular mi sarcasmo: "Bueno, lo peor ya pasó. Ahora viene el momento en que Uruguay se agranda. Les ganamos a Inglaterra e Italia y pasamos cómodos".
Pues hete tú aquí que así fue. Después nos tocó Colombia y ya no podíamos agrandarnos más. No eran europeos, no eran campeones del mundo. Tenían costas al Caribe, igual que Costa Rica. Nos ganaron bien.
Cuatro años antes había sucedido todo lo contrario. Uruguay les ganó a Sudáfrica, México y Corea del Sur y eliminó por penales a Ghana. Empatamos con Francia y marchamos contra Holanda y Alemania.
Se repetía la incómoda tendencia de no ganar en mundiales contra equipos europeos, vigente desde el triunfo en el alargue contra la Unión Soviética, en México 70.
Ahora ya salimos de esa y, para muchos ansiosos como yo, ver un grupo como el que le tocó a Uruguay invita a pensar en octavos y cuartos y semis. De acuerdo a mi forma de ver, la única manera de pasar octavos es jugar contra Portugal. España es demasiado.
Entonces vamos contra el ganador del primero del grupo C (Francia) y el segundo del grupo D (Islandia o Croacia, no importa, porque pierde contra Francia). En resumen: Uruguay-Francia en cuartos.
A ver: Francia tiene mucho más equipo que Uruguay. No caben dudas. Se pueden dar el lujo de dejar a Benzema afuera y todavía tener un cuadrazo, legítimo aspirante al título. Pero también es verdad que tenían más cuadro que nosotros en 2002 y fue 0 a 0, y en 2010, cuando también fue 0 a 0. Eran muy superiores a Uruguay en el Mundial juvenil de 2013 y tanto el partido como el alargue terminaron 0 a 0.
Para mí está claro: hay que practicar penales. Los partidos en mundiales del siglo XXI contra Francia saldrán 0 a 0. Hay que planificar. Que dejen de ser una lotería para rendirse a las artes del Maestro. Se podría citar a Abreu para ponerlo al final del alargue, como hizo Holanda con el golero gigante que puso contra Costa Rica en Brasil.
Resuelto ese problema (Abreu la pica, el golero se sorprende y salimos a festejar como forajidos), estamos en semifinales y ahí aparece Brasil. Para ese trance, hay que apelar a ciertas costumbres del jugador de la verdeamarela.
Yo lo veo muy similar a la última vez que jugamos en Brasil. Ellos nos dan un baile de novela en los primeros 25 minutos y nos hacen dos goles. Uruguay descuenta, los tipos se ponen nerviosos, el partido se equilibra y cae el segundo de Uruguay como quien no quiere la cosa.
Ahí se ponen nerviosos de verdad. En el alargue no pasa nada, cada uno cuidándose mucho, hasta que en un centro de Lucas Torreira de tiro libre, Godín la clava de cabeza. Uruguay en la final.
Y la verdad es que no me acuerdo cómo le ganamos a Alemania pero sé que tiene mucho que ver el muchacho este, tan crack y tan aguerrido, que tantas alegrías nos ha dado, y también algún disgusto.
Suárez, claro que sí. Ahora lo veo: minuto 4, un raro descuido de la zaga, una pelota robada, una definición exquisita. Y Uruguay, la vieja y querida celeste, aguantando, nada menos que contra Alemania, los 86 minutos que quedan y los cinco de alargue, a pesar de que en el 89 echaron a Muslera y tuvo que entrar Suárez al arco, y la sacó al córner en el 94 y un alemán la cabeceó afuera y... se terminó.
Yo desconfiaba. Cuando marchamos contra Costa Rica no pude disimular mi sarcasmo: "Bueno, lo peor ya pasó. Ahora viene el momento en que Uruguay se agranda. Les ganamos a Inglaterra e Italia y pasamos cómodos".
Pues hete tú aquí que así fue. Después nos tocó Colombia y ya no podíamos agrandarnos más. No eran europeos, no eran campeones del mundo. Tenían costas al Caribe, igual que Costa Rica. Nos ganaron bien.
Cuatro años antes había sucedido todo lo contrario. Uruguay les ganó a Sudáfrica, México y Corea del Sur y eliminó por penales a Ghana. Empatamos con Francia y marchamos contra Holanda y Alemania.
Se repetía la incómoda tendencia de no ganar en mundiales contra equipos europeos, vigente desde el triunfo en el alargue contra la Unión Soviética, en México 70.
Ahora ya salimos de esa y, para muchos ansiosos como yo, ver un grupo como el que le tocó a Uruguay invita a pensar en octavos y cuartos y semis. De acuerdo a mi forma de ver, la única manera de pasar octavos es jugar contra Portugal. España es demasiado.
Entonces vamos contra el ganador del primero del grupo C (Francia) y el segundo del grupo D (Islandia o Croacia, no importa, porque pierde contra Francia). En resumen: Uruguay-Francia en cuartos.
A ver: Francia tiene mucho más equipo que Uruguay. No caben dudas. Se pueden dar el lujo de dejar a Benzema afuera y todavía tener un cuadrazo, legítimo aspirante al título. Pero también es verdad que tenían más cuadro que nosotros en 2002 y fue 0 a 0, y en 2010, cuando también fue 0 a 0. Eran muy superiores a Uruguay en el Mundial juvenil de 2013 y tanto el partido como el alargue terminaron 0 a 0.
Para mí está claro: hay que practicar penales. Los partidos en mundiales del siglo XXI contra Francia saldrán 0 a 0. Hay que planificar. Que dejen de ser una lotería para rendirse a las artes del Maestro. Se podría citar a Abreu para ponerlo al final del alargue, como hizo Holanda con el golero gigante que puso contra Costa Rica en Brasil.
Resuelto ese problema (Abreu la pica, el golero se sorprende y salimos a festejar como forajidos), estamos en semifinales y ahí aparece Brasil. Para ese trance, hay que apelar a ciertas costumbres del jugador de la verdeamarela.
Yo lo veo muy similar a la última vez que jugamos en Brasil. Ellos nos dan un baile de novela en los primeros 25 minutos y nos hacen dos goles. Uruguay descuenta, los tipos se ponen nerviosos, el partido se equilibra y cae el segundo de Uruguay como quien no quiere la cosa.
Ahí se ponen nerviosos de verdad. En el alargue no pasa nada, cada uno cuidándose mucho, hasta que en un centro de Lucas Torreira de tiro libre, Godín la clava de cabeza. Uruguay en la final.
Y la verdad es que no me acuerdo cómo le ganamos a Alemania pero sé que tiene mucho que ver el muchacho este, tan crack y tan aguerrido, que tantas alegrías nos ha dado, y también algún disgusto.
Suárez, claro que sí. Ahora lo veo: minuto 4, un raro descuido de la zaga, una pelota robada, una definición exquisita. Y Uruguay, la vieja y querida celeste, aguantando, nada menos que contra Alemania, los 86 minutos que quedan y los cinco de alargue, a pesar de que en el 89 echaron a Muslera y tuvo que entrar Suárez al arco, y la sacó al córner en el 94 y un alemán la cabeceó afuera y... se terminó.
