Desde que empezó con la cuarentena autoimpuesta Martín es una fábrica de sueños que mezclan personajes y escenarios que nada tienen que ver con nada. Como el que tuvo la otra noche, cuando tenía que grabar una transmisión en vivo de Instagram adentro de la basílica de Paysandú. Afuera llovía. No se acuerda bien que pasó después. Lucía y Mateo, que son pareja, están durmiendo más de lo habitual y no dejan de tener pesadillas con muertes de seres queridos y horrores afines. Distinto es lo que le sucede a Santiago, que cumple ahora sus deseos cuando cae rendido en la almohada. Soñó, por ejemplo, que le tocaba trabajar como periodista en un mundial “del futuro” en el que le presentaban a Ronaldo y a Ronaldinho. Y Agustina, que desde hace un mes está teletrabajando, soñó más de una vez que se dormía y que se olvidaba de que tenía que trabajar y su jefa ni se daba cuenta hasta que la echaba. Algo similar a lo que experimentó Luis, que por tres noches seguidas soñó que lo despedían sin pagarle. Claro, tampoco faltan cuentos de quienes tienen pesadillas con el coronavirus.